La palabra discreción no significa nada cuando se trata de Huntsville, los rumores en un pueblo tan pequeño como este se extienden casi tan rápido como se disuelve una ola en la arena, tras romper sin delicadeza y brusquedad sobre la superficie para después desaparecer, dejando como único rastro la humedad del agua. La llegada de un nuevo chico, extraño, enigmático y misterioso al lugar fue motivo suficiente para ser el centro de atención de los seiscientos habitantes que componen el diminuto poblado que es Huntsville. Él fue el principio de lo que yo considero mi fin.