ATENCIÓN: Esta novela la escribí cuando tenía quince años, por lo tanto, puede contener faltas ortográficas que aun no han sido corregidas, algunas contradicciones y poco desarrollo de los personajes. La revisión continúa en espera. Nerviosa abrí la puerta saliendo de la camioneta. Había un chico al lado del cuerpo del niño, con pasos torpes llegué a una cierta distancia hacia ellos. -Lo siento, en serio.- empecé a llorar mientras que las manos me sudaban debido al miedo. -Largo.- ordenó entre dientes el chico. No me moví.-¡Que largo! ¿no me escuchaste?- gritó penetrando mis ojos con una mirada endemoniada. Me sorprendió y el corazón empezó a latir muy fuerte. Retrocedí unos cuantos pasos y corrí hacia la camioneta. A como pude acomode la bolsa de aire y entré. Encendí el auto y decidí observar al chico, pero él ya no estaba. Ni el niño. ------------------- ¿Dudas en que un inmortal tenga rotundamente prohibido enamorarse inesperadamente de una mundana? No lo dudes, aqui no sucede eso. Las reglas divinas y celestiales no afectan a los caídos de ninguna manera, mucho menos pueden ser perdonados por alguna buena acción para ser ángeles custodios. Venganza. Esto se trata de venganza.
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