EPILOGO

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Zafiro...

Cinco años después...

Conduzco rápidamente hasta el restaurante donde me esperan para celebrar el cumpleaños de mi esposo. Durante el día estuve muy ocupada ya que Alessandro quiso tomarse el día, aunque lo entiendo, en este momento lo que más deseo es estar en casa, pero el deber llama y uno de los dos debe atender y en esta ocasión me tocó a mi. Pienso mientras visualizo el restaurante Secret's donde me esperan.

Al llegar al lugar me bajo rápidamente del auto entregándole las llaves al valet para después entrar al lugar donde el Maître me guía hasta la mesa en la que se encuentra mi familia.

Observo a Bastian junto a su esposa quien luce preciosa en su segunda embarazo, a su lado se encuentra Alexander su primer hijo. Veo que hablan animadamente con mi esposo, el radiante brillo en los ojos de Alessandro se refleja en lo míos al ver que tiene sobre sus piernas a la personita más importante de nuestras vidas. Mi pequeño milagro, Fiorella Santis West, nuestra hija.

Después de que arreglaremos nuestros problemas y que nos perdonáramos mutuamente

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Después de que arreglaremos nuestros problemas y que nos perdonáramos mutuamente. Alessandro y yo tuvimos una boda real, nos casamos una tarde de primavera rodeados de amigos y conocidos. Unos días después mientras estábamos en nuestra luna de miel nos enteramos que Bruno, nuestro ahora abogado había encontrado pruebas suficientes para llevar a juicio a Kristen por mi atentado y otros delitos que cometió en el pasado. Fue condenada a cadena perpetua, pero una semana después apareció muerta en uno de los baños de la prisión.

Alessandro sufrió la muerte de Kristen y entre los dos en una radiante tarde la sepultamos. Luego de aquella tarde dejamos el pasado atrás y nos concentramos en nuestra vida juntos. Nos dedicamos de lleno a la empresa y a nosotros. Nos hacemos a la idea que siempre seríamos solo los dos y unos cuantos perros hasta hace casi dos años.

Una tarde de otoño miedo de ver a Bastian y Alessandro jugando con Alexander me sentí muy mal por que mi esposo y yo jamás podríamos tener hijos, que jamás tendríamos momentos como los que tienen Bastian y su esposa. En ese momento los envidie por que no importaba todo el dinero que tuviéramos, este jamás nos alcanzaría para comprar un sentimiento como el de tener un hijo. Así que esa tarde salí de casa rumbo al cementerio donde lloré amargamente por lo que había sucedido. Ese día prometí jamás volver a sentirme de esa forma y aceptar esa realidad.

Hasta que un mes después un olor lo cambio todo y por inexplicable que parezca, estaba embaraza. Mi embarazo fue de muy alto riesgo, prácticamente estuve en reposo durante los siete meses faltantes, pero no me importo y hace ocho meses que nació mi hija todo aquello pasó  a un segundo plano.

-          Aquí están – digo llegando a la mesa.  Beso a mi esposo para luego tomar a mi hija en brazos – hola mi princesa. – beso sus mejillas mientras ella ríe llenándome el corazón de felicidad.

Durante la cena hablamos de todo un poco mientras observamos a Alexander jugar con Fiorella. Algo que los enternece. Cuando es momento del postre nos traen un pastel con las velas encendidas. Lo ponen frente a mi esposo quien me observa sonriendo.

-          Pide un deseo – digo tomando su mano. Alessandro nos observa con una deslumbrante sonrisa.

-          Todo lo que deseo está aquí conmigo en este momento – responde besando mi mano – tu siempre fuiste, eres y serás lo que más deseo en el mundo – dice para luego soplar la velas mientras sonrio con los ojos llega de lágrimas – te amo con toda mi alma señora Santis.

SANTISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora