SANTIS

¿Segura?

Una semana después…
Zafiro…

Abro los ojos lentamente al sentir unas tiernas caricias en mi rostro y cuello lo que me hace sonreír.
- ¿Qué haces? – abro los ojos encontrándome con impresionante esposo enfundado en un traje de tres piezas negro
- No quería irme sin despedirme – dice acariciando mi espalda desnuda.
- ¿Qué hora es? – pregunto abriendo un poco los ojos para volverlos a cerrar.
- Continua durmiendo, amor – dice besando mi frente – tengo una reunión temprano, así que te veo en la empresa.
- Nos vemos en un rato – digo sintiendo sus labios sobre los míos. – te amo – escucho antes de volver a quedarme dormida.
No se cuanto tiempo pasa hasta que vuelvo abrir los ojos los brillantes rayos de sol hacen que los vuelva a cerrar mientras bostezo. Me levanto de la cama abriendo los ojos mientras camino al cuarto de baño.
Mientras me doy una ducha recuerdo todos los hermosos momentos que pasamos en Italia. Alessandro fue muy especial y después de una reunión fui su prioridad durante una semana.
Recorrimos varias ciudades en las que tuvimos citas muy románticas, estuvimos navegando en la isla de capri, donde tuvimos sexo en cada superficie del yate tal y como en 363dni, película que vimos en nuestro segundo día en Italia.
Salgo de la ducha para ir por mi celular, cuando lo tomo voy al closet mientras lo reviso. Sonrio al ver la foto que tengo de fondo de pantalla donde se ve mi esposo en bermuda mirando el mar desde nuestra habitación en Capri.

- Buenos días señora – responde Jacobo del otro lado de la línea después de llamarlo.
- En unos minutos estaré en la empresa por lo que te pido que todo este listo para mi llegada – digo viendo nuestro closet pensando en lo que voy a ponerme.
- Todo ya está listo y los diseñadores de Branwen quieren verla para que apruebe la nueva colección – dice a lo que yo asiento con la cabeza aunque no pueda verme.
- Que tengan todo listo, los veré en cuanto llegue – respondo para luego colgar tomando un traje negro, una blusa básica blanca de seda y encaje. A juego unos tacones rosa palo.

Rápidamente me visto y arreglo antes de salir de la habitación rumbo a la cocina donde se encuentra mi nana esperándome con el desayuno.
- Buenos días- saludo sentándome frente a ella.
- ¿Cómo estuvo el viaje? – pregunta mientras me sirve el desayuno.
- Muy bien, jamás creí que Alessandro fuera un romántico – contesto bebiendo un poco de café – me contó una muy romántica historia y solo tu podrías confirmarla. – veo que enarca una cena curiosa pero cuando esta por hablar mi celular suena.
- ¿Ya me extrañas? – digo al contestar sabiendo que se trata de mi esposo.
- No sabes cuanto – responde haciendo que una sonrisa aparezca en mi rostro – acabo de llegar a la empresa y quería pedirte un favor.
- Lo que quieras – pregunto se forma coqueta y lo escucho suspirar.
- No me tientes demonio – responde en un tono de voz muy sugerente. – en mi estudio, dentro de la caja fuerte hay una carpeta negra, ¿podrías traérmela?
- Por supuesto, aunque no tengo el…
- 2325 – dice y yo asiento con la cabeza aunque no pueda verme.
- Nos vemos en un rato – digo antes de colgar y ver a mi nana.
- ¿Qué decoración quieres para esta navidad? – me pregunta y yo la observo sorprendida.
- Nana, hasta ahora comienza el otoño – respondo mientras continuo comiendo a lo que ella sonrio.
- Estamos justo a tiempo – dice sonriente.
- Oro rosa o dorado – respondo levantándome para ir al estudio de Alessandro por lo que me pidió.
Al entrar me sorprendo el hermoso lugar, todo es muy moderno algo que me encanta.

Camino buscando la caja fuerte, pero hay algo que llama mi atención. En una de las repisas hay una muñeca de trapo muy hermosa y la cual por alguna razón se me hace familiar. Curiosa camino hasta ella tomándola.
Es bellísima, tiene un vestido blanco con detalles amarillos al igual que su gorro, tiene su cabello trenzado y unos hermosos zapatos amarillos.

- ¿Por qué estás aquí? – le pregunto a la muñeca observándola fascinada. Desvió la mirada a la fotografía que hay junto a ella.
La tomo observándola, hay un niño de unos doce años s quien reconozco a mi esposo por sus ojos. Él observa a una hermosa niña, siento celos al ver el brillo en los ojos de Alessandro mientras la observaba. La niña sostiene la muñeca sonriente.
- No sabía que aún la guardaba – dice mi nana entrando al estudio.
- ¿Conoces a la niña? – pregunto volviéndome a verla.
- Más que a ella misma – responde tomando la muñeca y yo la observo confundida - tu padre mandó hacer esta muñeca, era tu favorita por lo que me sorprendió que se la dieras.
- ¿Qué? – pregunto sorprendida
- Eres el primer amor de Alessandro – responde tomando la fotografía – durante este tiempo – moviéndola un poco – ustedes se fueron felices y aunque estaban muy pequeños para entenderlos yo veía el amor que se tenían. – me recuesto sobre el escritorio sorprendida – no lo recuerdas, pero sufriste mucho cuando volvimos a Londres.
- ¿Le regalé esta muñeca? – pregunto observándola.
- Si, le dijiste que algún día te casarías con él. La muñeca fue una especie de promesa.
- Era cierta – murmuró
- ¿Qué es cierto?
- La historia que me cierta – respondo observándola y ella me regala una radiante sonrisa - ¿lo sabías?
- Siempre lo supe, Alessandro se dio cuenta cuando me vio recién nos mudamos.
- ¿crees que funcionaríamos?
- Ustedes ya funcionan, lo hacen desde hace muchísimo tiempo – dice poniéndose a mi lado para abrazarme – recuerda. Nada que valga la pena te es fácil, si no todo el mundo lo tendría.
- Me chantajeó para que nos casáramos – dijo aunque no muy convencida.
- ¿Segura?