Branwen

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Alessandro...

Observo a mi esposa sentada a la cabeza de la mesa alargada que hay en mi oficina rodeada de personas a las cuales les explica lo que quiere para lo que supongo es su nueva colección de maquillaje.

Branwen, su propia marca de maquillaje la cual es muy famosa, por lo que leí en el informe que pedí de ella es que la su marca esta entre las mejores del mundo, junto. To face, Anastasia entre otras. Lo que me causó curiosidad es porque jamás a sido imagen de la marca si ella es bellísima y las modelos que han sido embajadoras de Branwen no llegan hacer tan hermosas como ella.

- ¿Podrías dejar de verme? – dice sacándome de mis pensamientos dejándome verla frente a mi.

- Lo siento – digo poniéndome de pie para ir hasta ella sin importarme que estemos acompañados. La tomo de la cintura pegándola a mi cuerpo – tengamos una cita.

- Ya me acosté contigo – responde abrazándome – pero puedes ayudarme con la nueva colección.

- No se nada de maquillaje- digo y ella sonríe para luego besarme lo que me sorprende.

- Puedes ayudarme con la imagen – dice mientras comenzamos a caminar a la mesa donde se encuentran sus empleados pero al ver el nombre de la nueva colección me vuelvo a verla.

- ¿SanWest?

- ¿Crees que sea llamativo? – pregunta pensativa mientras le entregan otra propuesta pero noto que todos los diseños son en diferentes tonos de negro.

- ¿Por qué negro?

- Es una especie de homenaje a nuestro padre – responde viendo dos diseños – elige uno, pero piénsalo bien por que puedes hacerme ganar o perder muchísimo dinero – me observa divertida y se que esta bromeando.

Después de que tomamos una decisión ella sale junto a su equipo de trabajo dejándome con una enorme sonrisa en el rostro que se borra de golpe cuando veo aparecer por la puerta al imbécil con el que estaba en su oficina.

- ¿Vienes a que te rompa la cara? – digo amenazante mientras me pongo de pie observándolo.

- Tranquilo, no vine a pelear – responde levantando las manos – la amo, ella es la mujer de mis sueños y quiero que sepas que voy a estar para ella siempre.

- No va a necesitarte, por que voy a enamorarla y que ella se quede a mi lado por que así lo quiere – digo observándolo con superioridad a lo que él sonríe, sin más se da la vuelta saliendo de mi oficina dejándome confundido.

Decido salir de aquí ya que tantas cosas me tienen un poco confundido de lo que esta sucediendo, por lo que salgo de la empresa sin rumbo fijo por un rato hasta que de repente me veo frente a la tumba de mi padre.

- ¿Por qué? – pregunto observando su lápida - ¿por qué dejar esa cláusula?

- La amas desde que eras un niño y nadie podría hacerla más feliz que tú – abro los ojos como platos al escuchar la voz de Alicia tras de mi. – no soy un fantasma.

- ¿Qué haces aquí? – pregunto viendo que comienza a cambiar las flores de la tumba de mi padre.

- Amaba las flores frescas – dice hinchada – la casa siempre olía a rosas.

- ¿Lo conocías bien? – pregunto ayudándole a quitar las hojas secas.

- Mejor que nadie – responde sonriendo – no cuestiones su voluntad. Cedric West fue el hombre más sabio que conocí.

- ¿Crees que podré hacerla feliz? – pregunto dándome cuenta que es a lo que más le temo.

- Ustedes están hechos el uno para el otro, solo tienen que aceptar sus sentimientos- dice poniéndose de pie quedando frente a mi.

- No se como manejarla – digo y ella estalla en una sonora carcajada.

- No es un auto – responde divertida - ¿qué perturba tu mente?

- Bastián – respondo molesto - ¿qué tan importante fue?

- Muy importante – responde haciendo que una punzada molestada se instale en mi pecho – hace poco le propuso matrimonio.

- Hace un rato estuvo en mi oficina – comento y veo que enarca una ceja.

- No te hacia alguien inseguro – dice y yo sonrió deseando haber tenido a una mujer como ella en mi vida. Estoy por responder cuando mi celular suena y al tomarlo me doy cuenta de que es mi madre.

- Hola madre – digo observando a la mujer frente a mi que me sonríe como siempre deseé que lo hiciera la mujer del otro lado se la línea.

- Quiero que vengas a casa, tenemos que hablar - es todo lo que dice antes de colgar sin darme tiempo de contestar.

- Que amorosa – comenta sarcástica.

- Podrías ayudarme con una cena romántica – pido y ella asiente con la cabeza.

- Ve, a Kristen no le gusta esperar- dice mientras caminamos hacia la salida. – nos vemos esta noche.

Sin más se supe a su auto y yo camino al mío después de que ella se haya puesto en marcha. Conduzco atravesando la ciudad hasta que una hora después estoy entrando a la mansión.

Aparco en la entrada para luego bajarme del auto. Camino al interior de la casa donde me encuentro a mi madre junto a Melisa tomando café en el salón principal lo que se me hace muy sospechoso.

- Hola madre – saludo acercándome a ella besando su mejilla

- Quiero hablar contigo sobre lo que sucedió en tu oficina – dice molesta mientras me siento junto a ella. – permitiste que esa bastarda me humillara.

- Ella solo defendió su lugar como mi esposa – respondo orgulloso al recordar lo que sucedió.

- Tu esposa solo por unos meses – dice Melisa muy sonriente - luego podemos seguir con nuestros planes.

- No voy a casarme contigo – respondo observándola visiblemente dolida - hay cosas que ustedes no entenderían y voy a poner todo de mi para que mi matrimonio funcione.

- No me retes Alessandro – dice mi madre poniéndose de pie y yo también lo hago – tu no vas a humillarme quedándote con esa bastarda, así que lo hacemos por las buenas o a mi manera. 

SANTISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora