Te Jodes

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Cuando aterrizo en Nueva York es ultima hora de la tarde por lo que le pido al chofer a casa de mi madre. Cuando me subo al auto tomo el teléfono para llamar a Bruno. Le pido que vaya a casa de mi madre ya que debo hablar con ellos. Durante el camino observo por la ventana la ciudad, aunque en realidad dejo que mis pensamientos vuelen hacia la hermosa mujer que ahora es mi esposa. Quien iba a pensar que mi padre pudiera tener una doble vida. Lo que me hace pensar que fue lo que sucedió. ¿Por qué mantenerla escondida?
De repente a mi mente viene el informe que pedí sobre ella antes de ir a verla. Es una autentica West, fundo su propia empresa de diseño de interiores como también su propia marca de maquillaje la cual es una todo un éxito compitiendo mano a mano con reconocidas marcas. Siempre ha mantenido un perfil bajo. Es benefactora de un par de fundaciones las cuales ayudan a los enfermos de cáncer, siempre de la mano de nuestro padre. Algo que me sorprende ya que él siempre estuvo para mí de la misma forma que con ella.
Al llegar a la casa en la que crecí veo que el abogado ya se encuentra allí. Así que entro rápidamente encontrándolos en el salón principal.
- Buenas tardes – los saludo mientras camino hacia mi madre besando su mejilla – quiero hablar con los dos y hacerles saber que Zafiro West y yo nos casamos hace unas horas en Londres. – digo sacando de la carpeta que traía con los documentos.
- La señorita West ya se comunicó conmigo – dice Bruno observándome – también se de los documentos que firmó.
- ¿Qué documentos? – pregunta mi madre poniéndose de pie visiblemente interesada.
- La… - comienza a decir pero lo interrumpo.
- Renuncio a la herencia y ha todo aquello que pudiese obtener de nuestro divorcio – respondo observando como la mirada de mi madre se ilumina al escucharme.
- ¿Hablas enserio Alessandro? – pregunta acercándose a mi sosteniendo mis manos.
- Si – respondo observándola – toda la fortuna West será nuestra – noto como su mirada cambia al escucharme.
- Por supuesto – dice no muy convencida - ¿Cuándo van a divorciarse?
- No por el momento – respondo sin saber que más decir.
- Debes permanecer por lo menos seis meses, de lo contrario todo pasará a pertenecer a Zafiro.
- Así será, en seis meses  me divorciaré de ella – sentenció a la que Bruno niega con la cabeza antes de irse dejándome solo con mi madre.
- Quiero que mantengas tu matrimonio en secreto – escucho decir a mi madre lo que hace que me vuelva a verla. – vas a casarte con Melisa en cuanto te divorcies de la bastarda.
- No la llames así – respondo molesto lo que me sorprende.
- No te encariñes demasiado – dice amenazante – tu te casarás con Melisa Campbell.
- Ya estoy casado – digo mostrándole mi mano donde se encuentra mi argolla.
- No quieras avergonzarme, haciendo algo serio tu matrimonio con la bastarda.
- Tengo todo bajo control- digo antes de darme la vuelta.
- Más te vale- sin más salgo de allí molesto conmigo mismo por permitir que ella me manipule a su antojo
Salgo de la mansión y decido volver al apartamento ya que me encuentro cansado por el viaje. Mientras voy en el auto suena mi celular y al ver de quien se trata siento mi amiguito dar un salto.
- Me dijo tu madre que estás en la ciudad – dice Melisa con voz seductora del otro lado de la línea.
- Te quiero desnuda sobre la mesa del recibidor de tu apartamento – sin más cuelgo guardando de nuevo mi celular – al apartamento se Melisa.
Tal y como le dije al entrar al apartamento la encuentro completamente desnuda con las piernas abiertas más que lista para mi. Mientras me acerco a ella me quito el saco, la corbata y me desabrochó el cinturón sacando mi miembro más que listo. Tomo un condón que siempre llevo en mi bolsillo y después de ponérmelo la penetro de golpe haciendo que su cuerpo se arquee.
- Alessandro – jadea pero en este momento lo quiero escucharla, lo único que quiero es descargar todo el estrés que tengo.
- Cállate – gruño tomándola de la cintura embistiéndola fuerte pero antes de llegar al orgasmo, los hermosos ojos de mi ahora esposa vienen a mi mente haciéndome sentir como un completo idiota.
- Quédate un rato mas – pide Melisa cuando recupera la respiración.
DOS SEMANAS DESPUÉS…
Estoy en la oficina atendiendo una importante llamada mientras observo la ciudad. Durante estas semanas he estado concentrado adecuando varios pisos del edificio del cual soy dueño y en el cual se encuentra la matriz de mi conglomerado, para que Zafiro se mude y justo hoy se cumplen los días que le di para que viajara.
- Disculpe señor- la voz de mi asistente me hace darme la vuelta molesto por que sabe perfectamente que no puede interrumpirme.
- Deme un momento – digo al hombre con quien hablo por teléfono para luego poner en silencio la llamada - ¿qué quieres? – pregunto furioso,pero en ese momento aparece la dueña de mis pensamientos las últimas dos semanas – agendar una próxima reunión – digo al hombre con quien hablaba después de quitar el modo silencio y luego colgar. – déjanos solos.
- De haber sabido que estabas de tan mal humor no habría venido – dice mi esposa sentándose en una silla frente a mi escritorio.
La detalló un instante y la forma en la que está vestida me molesta, por que se ve preciosa enfundada en ese jean claro, un poco que se ajusta a la perfección a su pequeña cintura, una blusa color azul claro que deja ver sus hermosos hombros y parte de su vientre.

- Como si tuvieras elección – respondo ganándome una fuerte mirada de su parte. - ¿qué haces vestida así? – vuelvo a preguntar aunque me arrepiento al instante.
- ¿No te gusta? – pregunta poniéndose de pie para venir hasta mi quedando muy cerca.
- No – digo acortando la distancia con enormes ganas de besarla.
- Pues te jodes – responde molesta empujándome lejos de ella – ni más faltaba – la veo caminar al minibar para luego servirse una copa – vine a decirte que no voy a mudarme – se da la vuelta para observarme – ya les di lo que querían, no hay motivo para que sigamos con este matrimonio…

SANTISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora