Primer Amor

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Conduzco rumbo al apartamento ya que me siento inquieto lo que no permitió que me concentrara en el trabajo y más cuando supe que Zafiro se había marchado para ir a recoger a su nana y a Thor.
Mientras conduzco pienso en lo que sucedió hoy con mi esposa, su reacción ante lo que sucedió con Melisa me molestó pero debo entender que yo la obligué a estar a mi lado. Por los que aún no puedo pedirle que sienta algo como celos, si para sentirnos se debe querer a la otra persona. Pero me encantó que aceptara mi toque y ver su reacción cuando le mostré a mi cuarto de descanso.  No se porque su sonrisa hizo que mi corazón se acelerará. No entiendo por qué siento la necesidad de tenerla cerca y tocarla. Jamás me he enamorado por lo que no se que significa las reacciones de mi cuerpo cuando se trata de Zafiro.
Al llegar al edificio aparco el auto rápidamente y noto que hay cinco autos más en mi estacionamiento privado. Sonrio al ver que todos son negros y que hay uno que es idéntico a uno de los míos. Un McLaren 720s, que curiosamente fue el último regalo de mi padre.
Sonrio ampliamente mientras camino hacia el ascensor donde me adentró introduciendo el código ansioso por verla. Cuando las puertas se abren un hermoso Golden Retriver corre hasta mi moviendo su cola alegremente.
- Hola amiguito – digo inclinándome para acariciarlo - ¿Dónde está tu mamá? – pregunto enderezándome de nuevo para cambiar al salón donde dejo mi portafolio.
- Bienvenido señor – dice una voz que hace que se me hiele la sangre. Rápidamente me vuelvo al lugar en que proviene la voz y me encuentro con alguien que jamás creí volver a ver.
- ¿Tu? – pregunto perplejo de verla. A pesar de que ya está un poco mayor sigue igual de hermosa como en aquel entonces.
- Veo que me recuerdas – responde sonriente mientras camina hacia la cocina.
- Jamás las olvidé – respondo sincero siguiendo la hasta sentarme en una de las sillas de la barra del desayuno. - ¿qué haces aquí?
- No podía dejar sola a mi niña – responde poniendo una taza de café frente a mi. – oscuro y sin azúcar.
- ¿Dónde está? – pregunto y ella sonríe, de repente esa sonrisa me transporta a cuando tenía doce años.

Una tarde salí temprano de la escuela por lo que decidí irme sin esperar al chófer por lo que caminé rumbo a casa hasta que llegue a un parque y decidí estar allí un rato. Mientras caminaba una pequeña de unos cinco años tropezó conmigo y cayó lastimándose, por lo que rápidamente la tomé en brazos pero al verla quede sin aliento. Es bellísima, parece una muñeca, pero lo más impresionante son sus ojos azules que en ese momento se encuentran llenos de lágrimas.
- No llores hermosa – digo arrullándola haciéndola reír – así te ves más hermosa.
- Mi niña – escucho a una señora tras nosotros. Me vuelvo a verla y noto que se encuentra preocupada
- Lo siento, ella tropezó conmigo- digo tratando de que entregársela pero la niña se aferra a mi.
- No te preocupes – responde sonriendo observándonos - ¿cómo te llamas cariño?
- Alessandro Santis – respondo a lo que ella parece sorprenderse.
- ¿Quieres ir a comer helado con nosotras? – pregunta y yo desvió la mirada hacia la hermosa en mis brazos que me abraza fuerte mientras me regala una brillante sonrisa. – puedo llevarte a tu casa si quieres.

Durante dos semanas iba todas las tardes a ver a la hermosa niña y aunque era un adolescente lo que sentí junto a esa niña fue inexplicable, es algo muy parecido a lo que siento por Zafiro.
Pero todo cambió una tarde cuando estábamos en el parque y una camioneta llegó por ellas, fue la última vez que la vi, aunque esa vez la hermosa niña me regaló su muñeca y Alicia, me regalo una foto nos tomó. El dolor que sentí cuando desaparecieron me hicieron darme cuenta que esa niña fue mi primer amor.
- Arriba, dándose un baño – responde pero no era por Zafiro por quien preguntaba.
- No, preguntaba por mí esposa – respondo a lo que ella sonríe. – me refería a la pequeña.
- Esta arriba, dándose un baño – repite sonriente – Zafiro West, es la niña de la que enamoraste cuando tenías doce años.
- ¿Qué? – pregunto perplejo ante lo que acabo de escuchar. - ¿por qué desapareció?
- Esa última tarde, vuestro padre fue a recogernos ya que debíamos viajar a Londres, pero desde aquella tarde luego de vernos supo que estaban hechos el uno para el otro. – dice pero cuando estoy por responder llega mi esposa sonriendo, pero al verla siento mi cuerpo reaccionar. Esta vestida con una diminuta pijama de seda negra.

-	¿De qué hablan? – pregunta sentándose a mi lado observándonos

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- ¿De qué hablan? – pregunta sentándose a mi lado observándonos.
- Nos estamos conociendo – responde Alicia sonriendo, lo que me da a entender que Zafiro no lo recuerda. Era muy pequeña cuando sucedió. - ¿van a cenar? – los dos asentimos con la cabeza observando como Alicia nos sirve la comida.
- ¿Cómo estuvo tu día? – pregunta mi esposa observándome y yo sonrió.
Comenzamos hablar omitiendo lo que sucedió con Melisa. Hablamos sobre sus empresas y lo que le afectara la mudanza.  Mientras la escucho hablar pienso en lo que esta sucediendo. Este instante, quiero más instantes como este en mi vida. Gran parte de mi vida había cenado solo o fuera de casa, pero se que Zafiro cambiará mi vida.
- Siempre puedes trabajar desde mi oficina – le digo y ella enarca una ceja.
- ¿Y dónde trabajarías tú? – pregunta comiendo la lasaña que nos hizo Alicia.
- En mi oficina, pero puedo adecuada para los dos mientras terminas la tuya – respondo seguro – es más, voy a llamar a mi asistente para que todo este listo en la mañana – tomo mi celular para llamar a Axel.
- Buenas tardes señor – responde del otro lado de la línea.
- Espera te pongo en alta voz – respondo haciéndolo para poner el celular sobre la barra de desayuno. – ¿que necesitas? – pregunto a mi esposa que me observa sorprendida.
- Hola Axel – saluda y yo me vuelvo a ver a Alicia que sonríe ampliamente.
- Buenas tardes señora Santis – continuo comiendo.
- Por favor, comunícate con Jacobo y que te entregue mi portátil personal – dice Zafiro bebiendo un poco de vino.
- A partir de mañana y hasta que terminen las reformas de las oficinas de mi esposa. Ella se instalará en mi oficina, por lo que deberás comunicarte con su asistente para que tengas todo lo que Zafiro necesite – sin más cuelga observándola y ella me regala una deslumbrante sonrisa que mi corazón se acelere y se que haría cualquier cosa por verla feliz.

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