Culpa

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Leo detenidamente el mismo puto párrafo por quinta vez pero no logro concentrarme después de lo que sucedió con Zafiro. Creí que iba a gritarme y discutir conmigo por lo que dijo mi madre, pero simplemente se dio la vuelta y se fue dejándome solo. No se que tan buena o mala sea esa reacción, es por eso que no puedo concentrarme.
- ¡AXEL!! – grito llamando a mi asistente quien se materializa en un instante.
- Dígame señor – dice acercándose al escritorio.
- Busca un buen restaurante de fideos chinos y el número de una floristería – ordeno tratando de hacer algo para remediar lo que sucedió.
- ¿Quiere que pida las flores? – pregunta pero yo niego con la cabeza.
- Pide los fideos para mi esposa y también pide algo para sus empleados – ordeno volviéndome a ver la ciudad. ¿De qué color serán sus flores favoritas? – vete.
Un instante después me llega un mensaje con el número de la floristería así que llamo ordenando un arreglo de rosas rojas y en el centro unas blancas formando la letra Z.

El resto del día trató de no pensar en lo que esta sucediendo y en lo mucho que está cambiando mi vida desde de la muerte de mi padre

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El resto del día trató de no pensar en lo que esta sucediendo y en lo mucho que está cambiando mi vida desde de la muerte de mi padre. Pero sobre todo desde que la vi por primera vez. Desde entonces cada vez que la veo me deja perplejo ya que parece un jodido ángel que me vuelve loco, debo de reconocerlo. Pero va hacer que envejezca antes de tiempo. No se cuanto tiempo pasa hasta que escucho que se abre la puerta se la oficina y al levantar la mirada, me encuentro con Melisa vestida con un sobretodo negro, medias y tacones del mismo color.
- ¿Que haces aquí? – pregunto molesto al sentir que mi cuerpo no reacciona ante la bella mujer frente a mi que se quita el sobre todo quedando desnuda.
- Tu madre me comentó que estabas estresado y vine ayudarte con eso – camina de forma seductora hasta mi sentándose sobre mi escritorio dejándome ver su sexo húmedo, pero sin importar que esté viéndola de piernas abiertas sobre mi escritorio no siento nada.
Pero como la vida me odia en ese momento aparece mi demonio por la puerta y al ver lo que está sucediendo frunce el ceño.
- Venia hablar contigo, pero puedo esperar a que te desocupes – dice indiferente lo que me molesta. Dios dame paciencia. Pienso suspirando.
- Disculpa ¿tu quien eres? – pregunta Melisa volviendo el rostro para verla tratando de que no vea sus pechos.
- Mi esposa – respondo observándola – debes irte.
- ¿Cuando te casaste? – pregunta perpleja observándome.
- Cuando termines con tu novia, ¿puedes buscarme? – dice dándose la vuelta dispuesta a irse – hay algo importante que debo decirte. – sin más sale de la habitación dejándome perplejo por su reacción.
- Le importo una mierda – susurró para mi mismo volviendo mi atención a Melisa quien se pone pie molesta mientras busca su abrigo.
- ¿Como pudiste humillarme de esta forma? – se viste rápidamente furiosa – voy a decirle a tu madre de esto.
- Haz lo que quieras, pero no vuelvas acercarte a mi – respondo caminando hacia la puerta- cuando vuelva no quiero vete aquí.
Salgo de la oficina y voy directo al ascensor al pido dónde supongo estará su oficina. Al llegar al lugar efectivamente allí se encuentra con su equipo.
- Déjenme a solas con mi esposa – ordeno a lo que ellos asienten antes de irse dejándonos solos. – lo que viste en la oficina…
- No me importa lo hagas con tu pene, siempre y cuando lo mantengas alejado de mi -responde molesta a lo que sonrio por que veo que si le afectó lo que vio.
- No la toque
- No me importa – responde enarcando una ceja mientras que yo solo quiero besarla – mi nana vendrá a vivir con nosotros.
- ¿Es pregunta?
- Te estoy informando – responde retadora – en unas horas llegarán.
- ¿Llegarán? ¿Quiénes?
- Mi nana y mi bebé- responde caminando hasta mesa donde hay una lata de redbull que toma para beber de ella.
- ¿Qué? ¿Tienes un hijo? – estoy sorprendido de lo que me acaba de decir.
- Si, pero no es lo que piensas- ríe divertida – es un Golden retrivers, Thor.
- ¿Thor? – pregunto divertido – ¿te gustan mucho las películas?
- Si, en casa tengo un cine – responde sonriente y eso me da una idea. – me gusta trabajar mientras veo alguna. – la observo y se que mi vida cambió por completo – gracias por las flores y la comida.
- ¿Te gustaron?
- Por supuesto, aunque mis favoritas son las negras – responder viendo los planos sobre la mesa. Me acerco hasta ella y la abrazo por la cintura por la espalda pegándola a mi.
- ¿Negras? – pregunto apoyando mi barbilla en su hombro – no la toque.
- Lo sé – responde bebiendo un poco más de redbull.
- ¿No adecuaras tu oficina junto a la mía? – pregunto besando su cuello mientras ella niega con la cabeza.
- No, me gusta estar cerca de mis empleados – responde viendo el plano. Justo en este momento desearía que se detuviera el tiempo. Por primera vez estamos tranquilos, sin discutir. - ¿qué color me recomiendas? – dice inclinándose un poco para tomar la paleta de colores lo que hace que mi cuerpo reaccione.
- No hagas eso – digo besando su cuello a lo que ríe. – me gusta el blanco. Ven quiero mostrarte algo que va a gustarte.
La toma de la mano y salimos de allí rumbo al ascensor donde subimos de nuevo a mi oficina, una vez dentro la llevo a la habitación que usó para descansar.
- Me encanta – dice entrando mientras yo cierro la puerta – me acabo de enamorar – dice caminando al sillón colgante y de un salto se acuesta allí. – me encanta – ríe haciendo que mi pulso se acelere.

-	Es mi sala de descanso personal – digo acercándome a ella

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- Es mi sala de descanso personal – digo acercándome a ella. Lo que me sorprende y asusta por que siento la necesidad de estar cerca ella. – a veces tengo tanto trabajo que me quedo a dormir aquí. – me siento a su lado y ella me sonríe - ¿en qué crees que estaba pensando nuestro padre al dejar esa cláusula?
- Solo él lo sabía – dice sentándose sobre sus piernas – pero podemos hacer interesante nuestro infierno.

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