Después de la reunión decido bajar al piso para ver cómo avanzan las remodelaciones, sobre todo la de mi oficina que es la prioridad. Al llegar al piso encuentro a los empleados, veo que todos se mueven de un lado a otro apresurando las reformas porque entre más días pasen es dinero perdido. Gracias a mi "esposo" tengo retrasada mi nueva colección de maquillaje, como también los nuevos proyectos que tenía y que gracias a Alessandro tuve que rechazar o asignar a otra persona.
Suspiro molesta por que mi vida dio un gran giro en el que yo no estuve de acuerdo, simplemente fui una cobarde, Alessandro solo necesito unas palabras para doblegarme.
Camino distraída hasta mi oficina que se encuentra vacía, trato de calmarme mientras deseo que el tiempo pase rápido y que este año acabe para poder volver a vida en Londres.
- Siempre he tenido un problema cuando te veo enojada – cierro los ojos al escuchar esa voz, espero a que mi cuerpo reaccione como siempre lo ha hecho, pero no sucede, lo que me hace fruncir el ceño. – te vez bellísima enojada, pero por más hermosa que te veas no me gusta que lo estés, no me gusta que algo perturbe tu extraordinaria mente.
- ¿Cómo me encontraste? –pregunto volviéndome a verlo, pero por primera vez des de que nos conocemos, su belleza no me deslumbra o impresiona.
Bastian Nóvikov, un empresario ruso que conocí hace dos años y desde entonces hemos una especie de relación. Hace unos meses Bastian me propuso matrimonio, pero me negué porque aún no estaba lista para dar ese paso. Algo de lo que me arrepiento por que no estaría pasando por esta situación.
- Eres el amor de mi vida, siempre estoy pendiente de ti –dice tomándome de la cintura pegándome a su cuerpo para luego besarme. Le respondo el beso en busca de una respuesta, pero simplemente no siento nada por lo que me alejo de él.
- Hay algo que debo contarte –digo, pero él me silencia con un casto beso.
- Me entere que mudaste la sede principal y compre algo para la oficina –me enseña un cuadro envuelto en papel negro. Sonrió ampliamente mientras caminamos hasta la única mesa que hay en el lugar. Bastian pone el cuadro sobre esta para que yo lo abra. Como si fuera una niña en navidad, rompo el papel encontrándome con algo que quería hace mucho tiempo quería.
- ¿es de verdad? –pregunto hipnotizada viendo la pintura. El ángel caído, la pintura de Alexander Cabanel.
- Jamás te daría algo que no lo fuera – dice abrazándome por la espalda besando mi cuello - ¿sabes que te amo?
- Lo has mencionado algunas veces –respondo volviéndome a verlo, pero de repente la imagen de Alessandro desnudo viene a mente. Pero Bastian comienza a besarme mientras me toma de la cintura para sentarme sobre la mesa, le rodeo la cintura con mis piernas. Pero de un momento a otro es separado bruscamente de mi, antes de que me dé cuenta de lo que está sucediendo veo que Alessandro le estampa un puñetazo en el rostro a Bastian que va a responderle, pero me interpongo y es a mi quien golpe.
- ¡Zafiro! – exclama tratado de acercarse a mí, pero los fuertes brazos de mi esposo me rodean de forma protectora.
- Das un paso más y te mato –dice en un tono de voz que hace que la piel se me erice – ¿Quién eres?
- Su novio – responde Bastian observándonos mientras yo siento a Alessandro tensarse.
- Qué curioso – dice observándome y yo solo me encojo de hombros sintiendo un fuerte dolor en mi rostro.
- ¿Qué es curioso? –pregunta Bastian tratando de acercarse, pero las palabras de Alessandro lo detiene.
- Soy su esposo – dice imponente poniéndome tras él. Me sorprendo al verlos retarse ya que Bastian es alto, pero Alessandro simplemente parece opacarlo.
- ¿es cierto? –me pregunta Bastian visiblemente dolido por lo que acaba de escuchar.
- Intente decírtelo – trato de justificarme – no es lo que crees. –trato de acercarme, pero Alessandro me toma de la cintura pegándome a él
- No tienes por qué darle explicaciones – gruñe molesto apretando su agarre.
- Te quieres callar – digo furiosa sintiendo una pulsada de dolor en la cabeza – Bastian, esto tiene una explicación.
- Ven conmigo a Moscú – dice extendiendo su mano hacia mí, pero hay algo dentro de mí que me impide tomarla. –puedo protegerte de lo que sea que él te esté haciendo.
- Es mejor que te largues antes de que se acabe la poca paciencia que me queda –dice Alessandro mientras mis ojos se llenan de lágrimas.
- No puedo creer que hace unos meses me hayas dicho que no estabas lista y ahora resultas casada – dice negando con la cabeza.
- Bastian –lo llamo, pero él niega con la cabeza.
- Soy un imbécil – dice riendo mientras se pasa una mano por su cabello – pero un imbécil que te ama y que estará para ti cuando lo necesites – sin más se da la vuelta para irse. Trato de ir tras él pero Alessandro de un rápido movimiento me pone sobre su hombro saliendo de allí.
Mientras camina cierro los ojos sintiendo como el dolor aumenta, pero no digo nada. Unos minutos después veo que entramos a su oficina y de ahí se dirige a la habitación de descanso, donde me deja con delicadeza sobre el sofá colgante. Me quita los tacones para que este más cómoda.
- Axel, tráeme un botiquín y un poco de agua –lo escucho hablar, pero yo solo puedo observar el oscuro techo pensando en lo que acaba de suceder y lo confundida que me siento en este momento. – siéntate, debemos limpiar esa herida.
- Déjame tranquila –digo sintiendo el nudo en mi garganta –quiero irme –digo tratando de levantarme, pero me sobresalto cuando Alessandro lanza contra la pared el vaso de agua que su asistente le entrega.
- Largo –dice a su asistente que continúa sorprendida por lo que acaba de hacer - ¡LARGO!! - Axel se sobresalta para luego salir casi corriendo.
- ¿pero qué demonios te sucede? –digo poniéndome de pie para enfrentarlo.
- Grítame – me observa y yo a él confundida.
- ¿Qué?
- Quiero que me grites, sé que estas molesta y quiero que me lo demuestres –dice acercándose a mí y yo ruedo los ojos.
- No estoy de ánimos para esto – digo sintiendo un leve mareo y como el dolor aumenta.
- Zafiro – gruñe, pero de repente siento que todo da vueltas.
- Alessandro...- digo antes de que todo se vuelva negro.
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SANTIS
Romanceun secreto que le cambiará la vida en un instante. Alessandro jamás creyó que la muerte de su amado padre traería tantas consecuencias a su vida, pero sin importar lo que suceda, a su vida llegará la mejor ee ellas, personificada en unos hermosos oj...