Mutuo

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… - si lo hago ya no podrás divorciarte de mi – digo y veo que sus ojos se llenan de fuego al tiempo que de un certero movimiento se empalma sobre mi miembro abriendo los ojos como platos al tiempo que jadeamos de placer.
- Por dios – dice rodeándome el cuello con los brazos – eres enorme – susurra en mi oído para después morder mi lóbulo haciéndome estremecer y yo la sujeto fuerte de la cintura penetrándola fuertemente.
- Estas hecha a mi medida – susurró viéndola a los ojos – por lo que encajamos a la perfección- la veo morder su labio inferior arqueando su espalda. Lo que me da acceso a sus pechos los cuales devoró con autentica hambre.
- Alessandro – jadea cerrando los ojos mientras aumento las embestidas hasta que su interior comienza a tensarse.
- Me encantas – muerdo su cuello sintiendo como me tensó sintiendo su cuerpo erizarse al tiempo que llega al orgasmo haciendo que tenga el mío. Voy a embarazarte, lo juro. Pienso deleitándome con la hermosa y excitante imagen frente a mi. - ¿estas bien? - pregunto antes de que ella caiga sobre mi pecho. – Zafiro – la llamo pero no hay respuesta, levanto delicadamente su rostro para verla profundamente dormida.
Con sumo cuidado me pongo de pie y la tomo en brazos para llevarla a la habitación donde la seco para luego vestirla con una batola seda. Rápidamente me visto también con un pijama para después tomar de su tocador su cepillo de cabello e ir a la cama a desenredárselo. Cuando termino la cubro con una manta y salgo de la habitación rumbo a la cocina donde me encuentro a Alicia que me observa sonriente.
- ¿Dormida? – pregunta poniendo un plato de comida frente a mi.
- Si – respondo tomando los cubiertos para comenzar a comer. - ¿por cuánto lo hará?
- Dos días – responde y yo me sorprendo. – no te preocupes. Por lo que me di cuenta la discusión fue muy fuerte además de que salió lastimada.
- Recibió un golpe que era para mí – el solo recuerdo me enfurece de nuevo.
- No la lastimes por que ella no mirara hacia atrás – dice poniendo una copa de vino frente a mi. – pero sobre todo protégela de Kristen.
- ¿De mi madre? – pregunto observándola.
- Sobre todo de ella – repite la frase a lo que yo la observo curioso. – conocí a tu padre mejor que cualquier otra persona – comienza a decir – fui más que la mujer que cuidaba a su hija. Yo me convertí en su mejor amiga y confidente. – sonríe nostálgica – tu madre no es buena persona y se que lo sabes.
- Tiene sus fallos…
- No, Kristen te manipula con el hecho de que te adoptaron, pero la realidad es que si por ella hubiese te habría dejado en aquel lugar – la observo pensativo.
- Eso no es verdad – respondo mientras ella niega con la cabeza.
- Respóndame algo – dice recostándose sobre la barra - ¿Cuándo fue que Kristen West se interesó en ti?
Cambiamos de tema pero su pregunta ronda mi mente. ¿Cuándo mi madre se interesó en mi? Y la respuesta viene de inmediato. Al entrar a la universidad, cuando pudo presumir de mi, de mis dos carreras y que era el capitán del equipo. Cuando me volví atractivo pero sobre todo cuando funde mi propia empresa.
Cuando termino de comer me voy a la habitación donde decido trabajar un poco, pero al acostarme junto a Zafiro el sueño que atrapa por completo por lo que la abrazo pegándola a mi cuerpo quedando profundamente dormido con el delicioso olor de su cabello me inunda las fosas nasales.

Zafiro…

Abro los ojos lentamente viendo a mi esposo profundamente dormido mientras yo descanso sobre su pecho. Sonrio al verlo pero sacudo la cabeza poniéndome de pie lentamente para no despertarlo. Me fijo en el reloj dándome cuenta que son las diez de la noche, por lo que me levanto para ir a la cocina a beber un poco de agua. 
Al entrar a la cocina veo a mi nana sentada en una de las sillas de la barra de desayuno leyendo y yo sonrió sentándome a su lado.
- ¿Qué haces despierta? – pregunto observándola, ella cierra el libro observándome.
- Cielo, necesitas comer y sabia que despertaras cuando tuvieras hambre – se pone se pie ir al horno y luego poner frente a mi un delicioso sándwich el cual es mi favorito. Pollo con champiñones y salsa bechamel. – ¿que sucedió amor?
- Bastián estuvo en la oficina – comienzo a contarle mientras pone agua mineral frente a mi – supo que me había mudado y vino a buscarme. Me trajo un magnífico regalo pero algo extraño sucedió. – digo comiendo.
- ¿Qué te regalo?
- El Ángel caído – respondo pensativa  me di cuenta de que Bastián me conoce pero esta ves no sentí nada. – como un poco – luego llego Alessandro y me sentí una persona horrible, me sentí culpable por eso cuando Bastián intento golpearlo yo me interpuso recibiendo el golpe – señaló mi labio partido.
- ¿Sabes lo que significa? – sonríe sentándose a mi lado de nuevo.
- ¿Qué?
- Te estás enamorando de nuevo de Alessandro- dice haciendo que me atragante con la comida.
- Puede ser, aunque creo que estoy embarazada – digo y ella me observa confundida. – el día que papá murió tenía cita con la ginecóloga para que aplicarme la inyección de los tres meses.
- ¿Y estuviste con él hace un rato? – su sonrisa se ensancha.
- Si y estoy decidida a embarazarme de Alessandro antes de que se cumpla el año – digo comiendo mientras sonrio – después nos iremos dejándolo atrás.
- ¿serás capaz de hacerlo? – pregunta sosteniendo mi mano – Alessandro ha sido tu amor platónico desde que eras una adolescente y ahora es tu esposo.
- Pero el amor debe ser mutuo – inquiero observándola.
- ¿Quién dijo que no es así?

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