Te Amo

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Alessandro…

Una semana después… 

Observo fascinado la imagen en mía manos. La primera ecografía de mi hijo. MI HIJO, es algo irreal. Desde que mi esposa me dijo de la posibilidad, anhele que fuera real cada vez que la veía, que le hacía el amor hasta que sucedió.
- Gracias – digo desviando la mirada a la hermosa mujer sentada en mis piernas observándome con un deslumbrante brillo en sus ojos.
- A ti – responde poniendo su cabeza en mi hombro. - ¿qué haremos ahora?
- Yo lo primero que haré es enmarcar esta maravillosa imagen – digo observándola a los ojos – luego voy a cuidarte por que ahora más que nunca te has convertido en lo más valioso de mi vida. – ella me regala una deslumbrante sonrisa que hace que mi pulso se acelere. – te amo nena y te juro que espero con ansias el día que tu me lo digas. – ella me observa pero cuando esta por hablar veo que la puerta se abre de golpe.
- Sal de aquí, bastarda – dice mi madre entrando furiosa  con una revista en la mano que pone frente a nosotros visiblemente furiosa.
- Madre – digo mientras nos ponemos de pie pero ella viene hasta mi para abofetearme.
- Eres un malnacido – dice realmente furiosa, su mirada se desvía hacia mi esposa y veo que trata de agredirla pero lo impido.
- Cálmate – digo pero al tratar de calmarla la ecografía cae sus pies – no es la forma madre, así que cálmate y dime que sucede.
- ¿Qué sucede? – pregunta tomando la revista para tirármela. - ¿cómo te atreves a humillarme de esta forma? – dice mientras observo la revista en la que hay fotos de nuestro viaje a Italia hace poco. También un reportaje en el que se revela nuestro matrimonio y el hecho que los dos seamos hijos de Cedric West.
- No le veo el problema – dice mi esposa con superioridad.
- Tu, te callas – mi madre la señala con un dedo – bastarda.
- ¡Ya basta¡ - digo fuerte haciéndola sobresaltar – yo amo a Zafiro y no veo cual es tu problema por que este casado con ella.
- No olvides con quien estás hablando – dice adoptando su pose de superioridad – no eres más que un huérfano de quien tuve lástima, recuerda por quien eres el gran Alessandro Santis – dice y siento el enojo crecer dentro de mi – es por mi que no creciste en la calle, es por mi que no te moriste de hambre en aquel orfanato, es por mi que tuviste una vida privilegiada y por simple agradecimiento estas obligado hacer lo que yo quiera – noto a mi esposa tensarse lo que me preocupa – así que si yo digo que brinques tu simplemente lo haces y en este momento quiero que te alejes de esta bastarda quien dañara nuestra imagen. – sin que me lo espere Zafiro le estampa una bofetada tan fuerte que la tira al suelo - ¡MALDITA BASTARDA! – sin más se pone pie retándonos – no me provoques Alessandro, por que vas a conocerme y no te gustará. – veo que agacha a recoger su bolso y al hacerlo toma también la ecografía. El odio que veo en sus ojos cuando se vuelve a verme me asusta y luego de rasgar la imagen se va cerrando se portazo dejándonos confundidos.
- Y se dice que es una dama – dice mi esposa haciendo que estalle en una sonora carcajada.
- Estaremos bien – digo abrazándola y ella me regala una deslumbrante sonrisa.
- Así será – responde mirándome a los ojos - Amar significa no tener que decir nunca lo siento – dice haciendo que la observe conteniendo el aliento.
- ¿Me amas? – pregunto observándola y ella sonríe.
- El mejor tipo de amor es aquel que despierta el alma y nos hace aspirar a más – dice ella abrazándome más fuerte para luego enredar sus piernas en mi cintura. – nunca estuve lista para lo que esta sucediendo, pero contigo todo es diferente. – me besa – si, te amo y creo que lo he hecho desde siempre.
- Vas hacer que envejezca antes de tiempo – es único que digo ya que el latir desbocado de mi corazón ante lo que acabo de escuchar es simplemente ensordecedor.
- Deja tus canas para nuestro hijo – dice apoyando su cabeza en mi hombro de forma mimosa.
- Nuestro hijo – besó su cabeza – que bien suena.
- Prometerme algo – dice mientras camino a la sala de descanso. La acuesto sobre su sillón favorito y luego lo hay con ella mirándola a los ojos.
- Lo que sea – acaricio su rostro.
- Hice algo, realmente malo y se que cuando lo descubras vas a odiarme – la observo confundido- quiero que me prometas que vas a escucharme sin importar lo que suceda.
- ¿Qué tan malo es? – pregunto y ella sonríe.
- Créeme, vas a odiarme – me besa subiéndose lentamente sobre mi, pero en ese momento suenen nuestros celulares – el deber nos llama.
- Podemos escapar – digo abrazándola por la cintura haciéndola sentir mi miembro más que listo para ella.
- Vamos a tener un hijo – dice poniendo una de mis manos en su vientre plano - ¿lo recuerdas?
- Después de ti, él es lo más importante en mi vida – hablo con total sinceridad.
- Debemos trabajar para poder alimentarlo – dice divertida mientras se pone de pie – tengo una reunión, recuerda que más tarde vamos a ir a buscar nuestro hogar.
- No lo he olvidado – digo a lo que ella me señala a modo de advertencia mientras sale dejándome solo con una enorme sonrisa en el rostro.
El resto de la mañana me concentro de lleno en el trabajo hasta que unas horas después entra Jacobo.
- Disculpe señor, su esposa le envía esto – dice poniendo gente a mi una caja de color turquesa.
- ¿Cuánto le falta? – pregunto desatando el moño de seda blanca que hay sobre esta.
- Unos treinta minutos – responde mientras observo e hermoso portaretrato de plata en el que está la ecografía de mi hijo. Tomo la nota junto a este y al leerla, sonrio como idiota
Un recordatorio para que te dé motivación para trabajar"

SANTISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora