¿Seguro?

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ALESSANDRO…

La veo salir de la oficina furiosa y se que la lastimé, pero necesito alejarme de ella. Saber que tan real es su amor mi, lo que sucedió debe de tener una explicación y quiero escucharla pero también tengo miedo de hacerlo.

Paso gran parte de la mañana organizando todo para facilitarle las cosas a Zafiro durante mi ausencia hasta que cerca del medio día la puerta de mi oficina se abre dejándome ver a Sarah observar todo con asombro.

-          ¿Tu chófer fue a buscarme? – dice sentándose frente a mi.

-          Si, estoy por terminar unos asuntos y quería que saliéramos de aquí- respondo observándola  mientras ella me sonríe. Veo que va a decir algo pero el sonido de la puerta al abrirse la detiene.

-          Lo siento señor – dice Axel mientras me pongo de pie observando con auténtico odio a Bastián.

-          Eres un imbécil – dice acercándose hasta quedar frente a mi. - te odio, por que la estás haciendo sufrir cuando a mi lado sería muy feliz, te odio por que sin importar cuánto la ame siempre va elegirse.

-          Veo que ya hablaste con ella – respondo furioso.

-          No, pero acabo de encontrarla completamente destrozada llorando en la tumba de su padre – me recrimina lo que hace que mi pecho duela – ella jamás estará sola, me tiene a mi.

-          ¿te dijo que se sentía sola? – pregunto con un enorme nudo en la garganta.

-          No, pero se lo escuché decir y vengo a pedirte, si no puedes hacerla feliz, déjala que yo me encargaré de hacerlo – dice y sus palabras hacen que vea rojo, pero cuando estoy por lanzarme sobre él, Sarah se interpone entre los dos.

-          ¡Basta! – dice observándome y luego a Bastián quien por primera vez desde que entro se percata de ella. – creo que es mejor que se vaya. – dice a Bastián quien la observa de una forma indescriptible.

-          Creo que es lo mejor – dice sin apartar sus ojos de ella. – piénsalo Alessandro, ella no merece por lo que esta pasando. – sin más, se da la vuelta para irse dejándome un gran duda en la mente.

-          ¿quieres hablarlo? – pregunta la hermosa pelirroja frente a mi. – soy buena escuchando.  – la observo sonreír y se que es justo lo que necesito. Así que después de respirar profundamente comienzo a contarle absolutamente toda mi historia con Zafiro. Ella me escucha atenta y por primera vez desde que salí de la mansión West me siento tranquilo y pienso en que quizás no es así como deberían ser las cosas. - ¿quieres mi opinión?

-          Por favor – respondo mientras ella me regala una linda sonrisa.

-          ¿Realmente vas a irte? – pregunta confundida – jamás he tenido a alguien que me ame, aunque estoy muy joven aún, pero por lo que me contaste y la forma en la que ese hombre te enfrentó, reflejan cuanto amor sienten los dos por ella. – toma mi mano sobre la mesa – si te vas, la perderás.

-          Necesito alejarme de ella - al decir esas palabras el pecho me duele.

-          ¿Seguro? – pregunta enarcando una ceja – no sabes por qué lo hizo, lo único que tienes que hacer es hablar con ella. Aclarar las cosas, por que te aseguro que ella en este momento te necesita más que nunca y si dejas que ese hombre esté con ella vas a perderla.

-          Tu me necesitas- respondo y ella sonríe.

-          No más que ella – responde besando mi mano para luego ponerse en pie y salir de la oficina dejándome solo con miles de preguntas.

El resto del día lo pasó acostado en su sillón favorito. Mientras me balanceo pienso en mi vida tratando de encontrar una razón para lo que hizo.

A mi mente viene la primera vez que la vi siendo una niña. Recuerdo que creí que era un Ángel y sonrio al recordar que fue lo mismo que pensé al verla ya adulta.

Pienso en nuestro matrimonio, la forma en que lo hice, la amenace sin fundamentos y ella aceptó, cuando pudo negarse y desmentir rápidamente mis acusaciones. Pero se quedo a mi lado, íbamos a formar una familia y aunque tuvo la oportunidad de irse no lo hizo. Lo que me genera aún más dudas, aunque Sarah tiene razón, debo escucharla y saber por qué lo hizo.

Se cuanto tiempo hasta que tomo el calor de salir de allí e ir a buscarla. Un rato después llego a nuestro apartamento, pero ella no se encuentra allí.  Trato de llamarla pero me salta el buzón lo que comienza a preocuparme, llamo a Jacobo pero el tampoco sabe donde se encuentra así que recuerdo lo que dijo Bastián.

-          Dame el número y dirección de Bastián -  ordeno mientras entro en el ascensor.

-          En un momento se la envió, señor – responde Jacobo del otro lado de la línea antes de colgar.

Antes de subirme al auto recibo un mensaje de Jacobo con la información que le pedí, decido conducir hasta el edificio donde según la dirección se encuentras Bastián. Al llegar bajo rápidamente del auto y camino hasta el lobby donde luego de pagar al vigilante por que me deje entrar sin anunciarme, me subo al ascensor. Unos instantes después me encuentro frente a una gran puerta de caoba negra, toco rápidamente e instantes después abre la puerta Bastián que al verme me observa curioso.

-          Creí que a esta hora estarías lejos – dice bloqueándome la entrada.

-          Necesito verla – digo tratando de pasarlo pero me lo impide.

-          Que pronto buscaste Consuelo -  dice refiriéndose a Sarah – una mujer bellísima, debo admitir.

-          Solo quiero verla – pido y al fijarme bien en él siento ganas de golpearlo. Va vestido únicamente con un chándal.

-          Esta dormida – responde haciendo que mi enojo estalle. Así que lo empujo para adentrarme al apartamento.

Comienzo a buscar por todo el lugar hasta que la encuentro. Esta acostada en una de las habitaciones, camino lentamente hasta ella sentándome en el borde de la cama observándola. Ella suspira aún dormida.

-          No sabes como te envidio – escucho tras de mi a Bastián.

-          Necesito hablar con ella – digo acariciando su rostro.

-          Déjala descansar, mañana hablarás con ella – responde mientras me fijo en la ropa que viste mi esposa y recuerdo como lo está Bastián. – no es lo que piensas.

-          Que bueno que lo digas porque iba a matarte – digo mientras me acerco a mi esposa para besar su frente. Me pongo de pie luego de cubrirla con una manta.

-          Tranquilo, solo quiero que este bien – responde mientras salimos de la habitación para no despertarlo. – mañana tengo agendada una cita con ella, a primera hora.

-          Gracias por cuidar de ella – digo mientras entramos al salón. Sin que me lo espere Bastián me propina un fuerte puñetazo que me derriba.

-          No la mereces – dice antes de darse la vuelta dejándome solo y sintiéndome como un imbécil.  

Amores
Decidi cambiar el final para hacerlo un poco más largo, por lo que los últimos capítulos los subiré este fin de semana.
Los amo

SANTISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora