12: Entrenamiento.

36K 2.5K 296
                                    

Luz.

—Buenas tardes.

Andrea Glade, como siempre hace una de sus entradas triunfales, lleva un vestido blanco un poco suelto y tacones color crema, un perfecto look elegante para el día.

Su corto cabello perfectamente peinado y su maquillaje natural brillan con la luz del sol.

—Llegando tarde otra vez —Aidan la regaña.

—Lo siento — Se excusa y toma asiento a mi lado — Pero ya tengo la información que me pidió... Hola, Luz.

—Hola, Andrea —Respondo sonriente.

—¿Así le hablas a tu Luna? —El señor Adler parece enojarse con cualquier cosa, y siempre tiene algo que decir.

—No importa, a mí me gusta que me hable como ella quiera.

Refunfuña como un niño pequeño y rueda los ojos repetidas veces.

Siempre hace eso.

—Tú debes ser Deylin —Saluda a mi amiga — Andrea Glade, un placer.

—El placer es mío —Responde.

Seguimos comiendo sin que nadie cruce palabras. Parece como si les causara incomodidad la presencia de Aidan.

A mí me causaba incomodidad hace un par de días, supongo que al final terminas acostumbrándote a su horrible forma de ser.

Terminamos de comer y ahora me pregunto.

«¿Dónde está la madre de Aidan?».

Dejo la servilleta sobre la mesa, me giro levemente y susurro solo para nosotros.

—¿Y tú madre? ¿Por qué no comió con nosotros?

—Está en el pueblo —Lleva una mano a mi muslo bajo la mesa y doy un respingo en mi lugar. Le gusta tocarme, tengo pruebas y cero dudas —Nos acompañará en la cena.

—Entiendo.

Ni siquiera estoy segura porqué pregunté, lo cierto es que no me interesa.

—Hablaremos después de la cena, en mi habitación.

—Está bien.

Después de terminar me llevo a Deylin a mi habitación a buscar ropa para jugar. Su cuerpo es menos voluptuoso que el mío, pero logro encontrarle algo.

—Está bien, me quedó con estas —dice señalando unas leggings cortas.

Nosotras jugamos con lo más parecido al uniforme que se pueda, para poder sentirnos cómodas.

Nuestra ropa consiste en pantalones cortos que solo cubren lo necesario y camisetas anchas.

—Ve a la cancha, debo pedirle la pelota a Aidan —pido y ella sigue caminando con mi teléfono en las manos.

Camino lo más rápido posible y antes de tocar, la puerta es abierta por Andrea que va saliendo.

—No, Joel. Te he dicho que no es necesario que vengas a buscarme hoy —Me sonríe, mientras pelea en el teléfono con quien supongo es su hermano. Me hace un ademán con la mano antes de perderse en el pasillo.

—¿Aidan? —Cierro la puerta detrás de mí.

Él levanta la vista de sus papeles y me examina con la mirada. No sé qué pasa, pero cada vez que vengo a este lugar me pongo muy nerviosa.

—Mi Luna ¿Qué traes puesto? —Sus ojos verdes se hacen negros. Justo como esta mañana.

—Es que Deylin y yo vamos a jugar —Masajeo mis nudillos maldiciendo el haberme quitado los anillos —¿Podría prestarme la pelota?

Mate del alfa©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora