3: Quiero irme.

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Luz.

—¿Hola?.

Ellas se mantienen postradas, no sé cómo reaccionar y en un bloqueo de inteligencia decido imitarlas. Estas me detallan extrañadas y hasta ahí noté que hacía una estupidez.

—¿Necesita algo, Luna? —Pregunta la misma señora que estoy acostumbrada a ver, el cabello negro y piel pálida es algo que casi no resalta en la luz de la cocina.

—Quiero un poco de agua, por favor —Hablo de forma educada.

—Claro, en un momento —Se mueve en toda la cocina sacando cosas de muchos sitios.

—¿El señor sabe que está aquí? — Preguntó una un poco más joven.

Al parecer, no se hace nada en la casa sin que él lo sepa «¿Las visitas no entran a la cocina?».

—Le avisé —Es lo único que digo, ya que básicamente salí corriendo del comedor.

—¿Y la dejó? —Cuestionó la tercera, mientras mantenía la vista fija en los platos.

Mi mirada se queda fija en la forma de organizar los trastos «No van así». En casa tengo un orden desde el más pequeño al más grande y que alguien no lo haga como yo me causa ansiedad.

—¿Luna?

—Gracias —Reacciono recibiendo el vaso, las tres se quedan en silencio observándome y para romper el hielo sigo hablando —¿Cuáles son sus nombres?

—Mi nombre es Johanna —Habló la misma que estaba acostumbrada a ver —Mi hija Anastasia —Señaló a la muchacha — E Ilena. Somos parte de la servidumbre, y servimos en todo lo que usted necesite, Luna.

—Bien —Murmuro —Mi nombre es Luz.

No sé ni porqué lo digo, es obvio que todas lo saben y deciden ignorarlo

—Lo sabemos, Luna.

«Como lo supuse» Las palabras de Anastasia me hacen apretar los labios con indiferencia, porque nunca me habían llamado por un nombre que no fuera el mío.

Después de terminar me despedí de ellas y fui directo a encerrarme en mi habitación. Estando sola decido llamar a Jaden, ya que no tengo mucho que hacer.

Aún es temprano y podría irme a jugar, pero yo sola me aburro.

—Hola, hermosa.

Escuchar su voz es todo lo que necesito y su apodo me hace sonreír de forma inmediata.

Jaden es hijo de una amiga de mamá, me gusta desde que tengo 13, pero hace un par de meses fue que por fin se fijó en mí.

Se supone que mamá debió de llamarme, dijo que llegaría cuando menos lo espere y aún estoy esperando. Papá dijo que habló con ella la noche que llegamos, pero de ahí, no he sabido nada más.

—Hola, mi amor.

Entro a una partida en el video juego, mientras hablamos...

—¿Cómo estás? ¿Te gusta el lugar?

—Es lindo, pero te extraño... Quiero verte.

—Yo también quiero verte, tráeme algo de Suecia —Bromea.

—Suiza —Corregí echándome a reír, porque le he dicho lo mismo un millón de veces.

—Sí. ¿Sabes? Extraño tus abrazos y besarte...

La puerta se abrió con fuerza, yo colgué la llamada y un Aidan con ojos rojos entró «What the fuck? Parece el diablo».

—¿Con quién coño hablas?.

Mate del alfa©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora