Aidan.
Son las ocho de la mañana y mi Luna duerme a mi lado mientras yo reviso mi teléfono.
Su corazón empieza a latir más rápido y la observo de reojo como abre los ojos confundida.
—Buenos días —se mueve confundida analizando lo que tiene sobre las piernas —¿Qué es esto? —con un dedo recoge mis fluidos de su muslos, los huele y me mira con seriedad al notar lo que es.
—Buenos días —río sin poder evitarlo, ya que es un poema su cara de molestia.
—¡Aidan! No seas puerco, estaba dormida —frunce el ceño.
—Anoche me golpeaste por arruinar tu sueño. Esta es mi venganza.
—¡Pero, yo tenía sueño! —se queja.
—Y yo una erección mañanera.
Me levanto y entro al baño, como siempre ella viene detrás de mí, se cepilla los dientes mientras yo estoy en la ducha.
«Me encanta». Siento que somos una pareja bonita y común, sé que me ama y eso me pone a volar el ego.
—Quiero entrar a la academia —dice lavándose la cara.
—Necesitas ser un lobo para eso.
—Lo sé.
Mis cejas se elevan al pensar que se dejará hacer la segunda marca.
—¿Dejarás que vuelva a marcarte?
—Sí —eleva los hombros restándole importancia.
Me doy la vuelta tomando el shampoo del pequeño espacio y termino confundido al ver tantos frascos de no sé qué mierda.
—Ven aquí.
—Espera —Se quita las bragas y entra conmigo.
Estrujo el magnífico culo que me vuelve loco, la beso y muerdo sus mejillas.
Con un poco de vergüenza toca mi erección. Le gruño al tiempo que la cargo pegando su espalda a la pared.
Murmura en inglés cuando la penetro, doy arremetidas una y otra vez, con fuerza y profundidad.
Lleva su mano a la boca para callar sus jadeos, por lo que las tomo dejándolas sobre su cabeza.
—Mía —muerdo su mandíbula.
«Dios, quiero morderla completa».
Sus piernas tiemblan y me envuelven apretándose a mí.
—Aid...an —Intenta hablar cuando muerdo sus pechos.
Su interior me aprieta y mi erección se sacude dejándola llena.
Me voy deteniendo y ella intenta recuperar el aire, la bajo y sus piernas temblorosas no le permiten estar de pie.
—Cuidado —abrazo sus caderas para servir de apoyo.
(...)
El desayuno le encantó, y a mí me hace feliz su felicidad.
Salimos de Tiffany's y la llevo al centro comercial. Tiene la misma emoción que yo en cada tienda.
Compro ropa para ambos y se llena de vergüenza cuando entramos a Victoria's Secret.
—¿Te gustan estos? —Le muestro unas bragas de encaje. Algunas chicas la miran y ella se pega en la frente quitándome la ropa interior de las manos.
—Yo elijo mis cosas ¿Sí?
—Yo también quiero elegir —Me quejo cuando intenta empujarme.
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Mate del alfa©
Fantasy¿Qué es lo que podría pasar en un viaje a Suiza con tu padre? ¿Cómo te sentirás cuando el amigo de tu padre intente estrechar su relación contigo? Luz Bonnet, una chica hermosa, educada, amable y sobre todo difícil de domar. Con tan solo 15 años...