8: Señor Adler.

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Luz.

—¿Es por el señor Adler?

—Maybe.

Ella suelta a reír y me mira con ternura.

—Es guapo ¿Cierto?

—Sí, él está para comérselo —Acepto sin dudar.

—¿Entonces? ¿Cuál es el problema? —pregunta abriendo los brazos en el aire.

Bueno, a parte de que intentó violarme y es peor que un grano en el ano. «Ninguno».

—¿Qué intentas decir?

—Que le des una oportunidad.

Me siento en la cama y la miro como si le faltara un ojo...

—¿A quién?

—¡Al señor Adler, Luz!

Exploto en carcajadas sin poder creer lo que dice.

—Andrea, Aidan me dobla la edad...

—¿Y qué? Eso es solo un número.

No soy capaz de entender su punto de vista, así que, decido explicarle el mio.

—No, yo tengo novio —Por pocos segundos parece que le hablo en otro idioma, hasta que su expresión se hace indiferente —Está bien, está bueno, pero aún así, no me gusta.

—¿Por qué?

—Hablemos de otra cosa.

—¡No! Responde —Se queja.

—Escucha, yo... No me veo en una relación con ese hombre, es amigo de mi padre y además, sería muy forzado.

—¿Hay algo que te haría cambiar de opinión?

—No lo sé, pero supongo que no —Elevo los hombros restándole importancia.

—¿Y hay algo que te haga quedarte?

—Me gusta aquí y me quedaré el tiempo necesario. O sea, dos meses.

—¿Y por qué? —Vuelve a preguntar sacándome de mis casillas.

—¡Dios! ¿Cuál es el afán con eso?

—¡Responde!

—¡Bien! Pero deja de gritar.

—Está bien, pero dime ¿Por qué solo quedarte dos meses?

—Porque en España tengo mi vida hecha, con amigas, el colegio y mis padres. Tengo familia allá y sería muy duro cambiarme de país.

—Los comienzos siempre son duros...

«No entiende».

—Andrea, yo no puedo quedarme aquí —Tomo su mano sobre las sábanas y le sonrío amablemente —Olvida eso, por favor.

Dejando el tema en el olvido, seguimos hablando sobre ropa y maquillaje, también se mete a mi closet y revisa mi ropa.

—¿Te gustan mucho estas? —Señala la falda de mezclilla.

—No, pero me quedan bien.

—Entiendo, yo no uso faldas —habla organizando todo como estaba.

—Solo tacones y vestidos —comento obvia.

—Y trajes —Completó.

Tocan la puerta y doy permiso para pasar, Anastasia viene con mi ropa perfectamente doblada.

—Disculpe la hora, Luna. Pero he traído su ropa limpia y le aseguro que no me tomará nada de tiempo organizarla —Explica caminando al closet y se detiene cuando Andrea sale mirándola con seriedad. Normalmente Anastasia baja la cabeza frente a Aidan, pero con Andrea se mantiene intacta.

Mate del alfa©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora