1: Viaje a Suiza.

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Luz.

—Rougemont es un hermoso pueblo, nos quedaremos en la casa de un viejo amigo —Comentó papá por segunda vez. Algo normal en él, eso de elogiar a otros se le daba bien.

Aún faltan dos horas para aterrizar, estoy aburrida y espero poder dormir cómodamente cuando llegue.

—¿Cómo es la casa? —Pregunté mientras intentaba acomodarme.

—Pues, no lo sé. Aidan y yo no nos vemos desde antes de que nacieras

Espero que ese tal Aidan no sea un viejo aburrido u odioso. Me hubiese encantado que mi amiga estuviera aquí. Me gusta viajar con papá, aunque él siempre tiene algo que decir.

—¿Él sabe que iré? —Elevé una de mis cejas y él me sonrió tomando mis manos para darle un beso.

—Claro, mi amor, le he hablado de ti y le dije que irías, porque no puedes estar alejada de mí, princesa.

—Ah —Me limito a responder solo eso y fijo la vista en la ventana.

Es raro para mí ir a la casa de alguien que no conozco, pero investigué un poco y es un pueblo bonito, no es pequeño y tiene algunos lugares que planeo visitar.

Imagino mil formas de las cuales podría ser el amigo de papá, me conformaría con que no sea antipático.

Las nubes oscuras a través de la ventana me aturden y sin poder evitarlo mis ojos se cierran dejándome en la inconsciencia. No pasa mucho tiempo cuando...

—Hija —La presión en mi brazo izquierdo me trae de regreso a la realidad, seguido la voz de los parlantes que avisan el descenso del avión.

Abroche mi cinturón y la vista me distrajo. «Es hermoso»

—Wow —Susurre para mí misma.

—1:15 pm hemos llegado temprano —Comenta mi padre al mismo tiempo que revisaba su reloj.

Los Bonnet.

Así dice el letrero.

Un señor vestido de traje y porte serio lo sostiene, sin ningún motivo me arreglo el cabello en un intento de peinarlo.

—¡Oh! Aidan envío un chofer para nosotros —Papá se muestra feliz y se acerca sonriente a aquel hombre— Hola.

Él le estrecha la mano y el sujeto se la deja en el aire.

—Su equipaje, señor Bonnet.

Es mandón y poco sociable, a simple vista.

—Oh, sí. Claro —Mi padre le da el carrito que lleva las maletas y él se dispone a llevarlas. Al salir al estacionamiento nos detenemos frente a una hermosa jeepeta color blanco —¡Wow! Es una Jeep.

Papá muestra interés por casi todo lo que vemos. Es algo que siempre he amado de él.

Después de que el señor pusiera nuestras maletas atrás iniciamos el camino, lo sentí más largo de lo necesario, pero a medida que nos acercabamos al pueblo mi emoción iba en aumento. El lugar es maravilloso y hay mucha gente en las calles.

«Tiene un aspecto rural, pero lindo»

Pronto mi campo de visión se llenó solo de árboles, nos adentramos en un camino rocoso y el bosque se volvía más espeso con cada minuto.

¿Por qué alguien viviría tan alejado de la multitud?

Mis cejas se elevan con la gran casa que se extiende al final del camino, estoy segura que desde ningún ángulo podría verla completamente.

Mate del alfa©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora