Luz.
—Estuve... En una batalla —murmura.
—Una batalla —repito consternada —¿Contra quién?
—Contra la reina de las bestias. Vampiros contra lobos en una masacre que duró casi setenta y ocho horas.
Lo miro sin expresar ninguna emoción. Suena tonta su explicación, si él fuera un humano. Pero viendo su cuerpo lleno de moretones no puedo evitar creerle.
—¿Y mis padres?
—Peleando al lado de su alfa.
—Y Joel —deduzco —¿Ganamos?
Asiente, pero la devastación que tiene en los ojos es notable.
—Perdí a muchos.
Me acerco y lo dejo abrazarme, nos quedamos ahí durante unos segundos.
Siento sus preocupaciones aunque no me las diga, siento que se tranquiliza y siento que por primera vez tenemos algo. Porque me reconforta, como yo a él.
Al final del día la cena es servida en el comedor, todos tienen un aura de tristeza y puedo entenderlos, ya que Aidan dijo que en años no habían tenido una batalla como esa.
—¿Hija? —Mamá me habla.
—Mande.
—Como ya sabes, tu padre terminó de entrenar a los lobos del señor Adler... —El brillo de sus ojos es perceptible y que mire al techo pidiendo fuerzas me encoge el corazón —Ya es tiempo de irnos.
—Está bien, tranquila —tomo su mano sobre la mesa y le doy una sonrisa —Yo arreglaré mis cosas ¿Cuándo nos vamos?
Trato de restarle importancia a la situación y mi confusión aumenta cuando suelta un sollozo y cubre su cara para que no la vea llorar.
—¡No puedo hacer esto! —Se lamenta.
Miro a los otros integrantes de la mesa en busca de respuestas y las palabras de papá hacen eco en mi cabeza.
—No volverás con nosotros, cariño.
«¿Qué está pasando? ¿Me están abandonando?» Se supone que dejarlos iba a ser decisión mía. Aidan no dice nada, solo sigue comiendo como si lo que acabara de desatarse no le importara.
—Esto es tu culpa ¡Es tu culpa! —Le grito —¡Yo no quiero ser una esposa jóven! ¡Aún estoy estudiando! ¡No pueden hacerme esto!
—Y no dejarás de estudiar, además también entrarás a la academia después de tu cumpleaños —Papá intenta razonar, pero estoy llena de ira.
—Yo no acepté este mundo —recalco.
«Sí, he pensado en aceptarlo, pero no estoy segura aún» Me levanto y me voy a la cocina con mi comida en la mano.
Ana no está, así que termino de comer y dejo el plato antes de irme a la habitación donde Aidan me espera sentado en la cama.
Me siento a su lado en silencio y lo observo con desaprobación.
—¿Por qué? —pregunta pasándose las manos por el pelo como reflejo de su frustración.
—¿En serio? ¿Por qué? —río sarcástica —Me explicas todo esto y yo decido organizar mis planes de vida por ti, pero tu no puedes organizar los tuyos por mí.
—¿Qué?
—¡Sí, Aidan! Yo no iba a dejarte, pasaste toda una vida esperando por mí y no quería ser egoísta.
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Mate del alfa©
Fantasía¿Qué es lo que podría pasar en un viaje a Suiza con tu padre? ¿Cómo te sentirás cuando el amigo de tu padre intente estrechar su relación contigo? Luz Bonnet, una chica hermosa, educada, amable y sobre todo difícil de domar. Con tan solo 15 años...