Lo leí con la canción en multimedia, les prometo que es otro mundo.
Luz.
Siento que los nervios se me forman en el estómago, hacen un nudo tras otro haciendo que detenga a Aidan a mitad del pasillo.
—¿Cómo le diré a mis padres que quiero volver contigo?
—Sin problemas, yo les digo.
—Pero trata de ser suave —pido.
Bajamos las escaleras, sin importar la hora mis padres esperan sentados en el sofá. Con Aidan nunca se sabe, conociéndolo tal vez les dice algo como ¨Voy a llevármela¨.
—Voy a llevármela —dice antes de cruzar el umbral del salón.
Me pego mentalmente en la frente al escuchar como soltó aquella estupidez. «Este hombre no es normal».
—Luz... —Mamá empieza a sollozar y sé que teme tanto como yo.
—Solo será por un tiempo, él necesita ayuda —Me acerco y la abrazo —Voy a volver.
—Luz —Aidan me llama.
Abrazo a mis padres y me despido de ellos, Aidan carga la mochila que preparé con las cosas necesarias y antes de salir mi padre me detiene extendiendo una tarjeta.
—No es necesario —Aidan la rechaza.
—Sí, lo es —afirmo queriendo alcanzarla y él se opone en medio de los dos, sus me miran llenos de confusión.
—Te dije que me haría cargo de todo.
—Hija...
—Marcus... Por favor —Aidan vuelve a negarse, por lo que papá se mete el plástico en el bolsillo.
Seguimos caminando y el chófer nos abre la puerta
—¡Te amo, papá! —grito antes de entrar al auto.
La noche es fría y la lluvía no cesa, Guillermo conduce sin mirar atrás, yo tengo las piernas cruzadas sobre Aidan y él mantiene la cara en mi cuello sin dejar de tocar mis muslos.
El camino se hace más largo de lo necesario para mí.
Aidan logra dormir la mayor parte del camino, por eso durante las dos horas de vuelo me hace cariñitos y me susurra todo tipo de obscenidades.
Rougemont nos recibe y ya falta poco para que el sol salga, no logro ver a nadie, ya que soy arrastrada a la habitación y como personas normales, en lugar de dormir lo dejo que me arranque la ropa interior con los dientes.
El sudor me pega el cabello a la cara en el tercer orgasmo.
Me dejo caer sobre él dejando su masculinidad dentro de mí. La siento llenarme, pero no pierde fuerza.
Mierda «¿Este hombre es de hierro o qué demonios?»
—¿Lista? —murmura acariciando mis caderas.
Asiento nerviosa, se sienta conmigo encima y besa mis labios con cariño, seguido mi barbilla; sus brazos aprisionan mi cintura para mantenerme quieta y sus dientes rozan mi cuello.
—Aidan... —entierro las uñas en sus hombros presa del susto, siento que voy a llorar y él ni siquiera ha iniciado con lo que sé, va a dolerme.
—Tranquila —No deja de acariciar mi piel e intento centrarme en ese pequeño toque.
—¡Ah! —cierro los ojos y enderezo la espalda cuando sus dientes traspasan mi piel, las lagrimas me hunden y creo que el dolor se extiende desde mi cuello hasta el último dedo de mis pies; Su agarre se mantiene fuerte, prohibiendo que me aleje.
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Mate del alfa©
Fantasy¿Qué es lo que podría pasar en un viaje a Suiza con tu padre? ¿Cómo te sentirás cuando el amigo de tu padre intente estrechar su relación contigo? Luz Bonnet, una chica hermosa, educada, amable y sobre todo difícil de domar. Con tan solo 15 años...