37: Licantropía Física.

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Quiero decirles que he estado recibiendo hate y todos esos comentarios serán borrados.

Luz.

—Mi nombre es Christian Renold, soy maestro de Licantropía Física y mi examen es el último con una duración de tres horas, lo harán como humanos y sobre todo deben ser valientes, porque mi área no es para cobardes. Les serán asignados un cubo de cristal —explica el rubio de ojos verdes antes de darnos la espalda.

«¿Solo eso? ¿No dirá el objetivo del examen? ¿O qué debemos hacer?»

No pregunto y camino con los demás en la misma dirección.

—Luz, tu cubo está en otra área —avisa Isabel, observo a la anciana con extrañeza. Los tres profesores están con ella. Christian y Latisha muestran seriedad, en cambio Collete luce nerviosa... Como si algo no le gustara.

Camino con ellos por un pasillo blanco, entramos a una sala amplia y en el centro yace un cubo de cristal; dentro puedo ver a un muchacho de piel palida y ojos negros; esta sucio y parece indigente, sin embargo mueve una navaja con maestría.

Christian me lleva a la puerta y me extiende una navaja de igual tamaño, mi cara pierde color y siento que no respiro.

—Mata al vampiro.

—¿Qué? — Me empuja antes de poder alegar algo, la puerta se cierra dejándome atrapada y empiezo a entrar en crisis con los nervios que me congelan.

El chico me entierra la mirada y corre hacia mí con una velocidad alarmante que me hace lanzarme al suelo. Intento esquivarlo, pero es tan rápido que me canso, por eso no soy capaz de forzarme a lo que no puedo.

Minutos más tarde llego a la conclusión de que este examen es demasiado para mí, así que, suelto la navaja quedándome quieta.

«No puede hacerme daño, es un examen».

Que no se detenga me hace volver a correr de un lado a otro y esta vez gritando para que alguien abra la puerta, pero es como si nadie me escuchara.

A través del cristal veo su rostro, veo cómo se arruga con la sonrisa de suficiencia que me dedica y la vena que se le marca en el cuello. De la nada, lo que estaba esperando pasa; el vampiro logra herirme cuando corta mi hombro.

La sangre se me desborda junto con las lágrimas y caigo al suelo perdiendo las fuerzas.

—¡Por favor! ¡Ya no quiero! — Se acerca cada vez más y mi mirada busca la navaja que deje caer, me arrastro como puedo. Mi hombro duele, pero no dejo de estirarme en busca de lo único que puede salvarme.

Todo pasa muy rápido cuando entierro la hoja afilada en su pecho, su sangre caliente me ensucia, la respiración se me corta y la culpa me arroya al darme cuenta que maté a alguien.

La puerta se abre e Isabel y los otros maestros entran.

—Luz...

—Lo maté.

Mi mente se cierra y dejo de analizar todo lo que pasa.

—Luz, ya no tenemos dudas de...

—¡Monstruos! ¡Son unos monstruos! ¡No tienen corazón! —Colette les grita y se acerca, esta me cubre con su chaqueta sacándome de ahí —Luz... Mírame.

Ella llora y me observa con pena, los otros jóvenes empiezan a aparecer, todos murmuran al verme llena de sangre, Colette intenta hablarme, pero mi mente solo quiere salir de ese lugar donde acabo de matar a alguien... Donde he sido herida.

Así que, abrazándome a mí misma corro fuera de la academia, tardo y me pierdo un par de veces, choco con mucha gente, pero logro llegar a la puerta donde me espera Guillermo.

Mate del alfa©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora