29: Cumpleaños.

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Luz.

—Me iré a duchar —subo las escaleras hasta llegar a mi habitación.

Hoy es mi cumpleaños y mis pocos amigos vendrán a pasar la tarde conmigo.

Pero la más importante de todas, no está. Deylin se quedó con Joel en Suiza, esta semana salen los resultados de su examen para la academia y sí... Ahora ella es un lobo.

Suele mandarme fotos de todas las cosas que hace, también Joel y ella se fueron de viaje dos veces desde que me fui. La abuela de Deylin se quedó a vivir con ella, así extraña menos gente, pero aun así, Joel prometió que su madre podría ir cada que quisiera.

A veces pienso... ¿Haría eso yo con Aidan?

Me arrepiento de no quedarme, solo que no lo suficiente.

Ni siquiera me ha llamado, se supone que papá lo invitó a venir hoy y pasarse un par de días aquí, pero no respondió.

No lo voy a negar, lo extraño mucho y me hace falta todo él.

Como toda persona normal intenté buscarlo en redes sociales y no aparece.

Mamá está haciendo de comer y papá vendrá un poco tarde por temas de trabajo.

Me ducho y coloco una ropa cualquiera, la verdad es que ya no me emocionan estos días. Para mí son iguales a los otros.

Bajo las escaleras y desvío mi camino cuando el timbre suena.

Abro la puerta y pego el grito en el cielo cuando mis ojos captan lo que está frente a mí.

—¡Feliz cumpleaños! —gritan al mismo tiempo que me arrullan.

—¡Dijeron que no podrían venir!

—¡¿Sabes quién soy yo?! —indaga Andrea indignada.

—Sabes que no me lo iba a perder —Deylin besa mis mejillas.

—Yo rogué para poder venir —explica Anastasia.

—¿Qué? —Pestañeo sin creer lo que dice la última de ellas.

—Mamá se ha enojado muchísimo, cuando le dije que el señor Adler me había concedido permiso.

Sigue hablando mientras las hago pasar.

—¿Él vendrá? —pregunto sin rodeos.

—Ya sabes como es... Tiene mucho trabajo y...

—Bien —interrumpo queriendo terminar el tema «No sé ni para qué me emocioné», las guío a mi cuarto —Tenemos una habitación de huéspedes, pero mientras dejen sus cosas aquí.

Ellas me alegran el día, hablan sin parar y ríen como si no hubiera un mañana.

Las llevo a la cocina y se hablan con mamá. Mis amigos llaman y la mayoría me dan excusas para no venir, lo que para mí es una suerte que al menos ellas estén aquí. Solo José vendrá con Jaden.

Sí, invité a Jaden, porque independientemente de todo lo que haya pasado, él es mi amigo.

Rato después mis amigos llegan al igual que papá e iniciamos a comer.

—¿Quién quiere más? —Mamá se muestra sonriente, Ana y Andrea son las primeras en levantar las manos.

—¿Cómo demonios se mantienen así? —intercepta José, ya que no es la primera vez que las lobas repiten.

—Entrené mucho esta mañana —Anastasia le resta importancia.

—Yo voy al gimnasio y salgo a correr por el bosque —Andrea explica.

Mate del alfa©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora