15: El otro mundo.

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Luz.

Bajamos las escaleras lo más rápido posible y ya vamos 15 minutos tarde.

«Odio llegar tarde».

—Yo creo que hasta Andrea llegó primero —bromea Deylin en el camino.

—Cállate, que fue tu culpa.

—Sabes que estar fabulosa toma tiempo —Se excusa.

Bajamos la velocidad cuando estamos cerca y apenas entramos todos nos miran.

—Buenas noches —saludo.

—Buenas noches —Secunda mi amiga.

Me susurra un "Te dije" al ver a Andrea al lado de su hermano.

Todos lucen muy pulcros.

La madre de Aidan me evade la mirada, Andrea le hace bromas a su hermano y este se ve harto de la situación. La comida ya está servida, pero nadie come. Aidan me mira con alivio, papá mantiene la vista en el móvil y mamá se revisa las uñas.

Deylin y yo tomamos asiento. Yo entre Aidan y mamá y ella entre Joel y papá.

—Mamá —Aidan habla e intento no poner una mueca, porque ya sé qué va a hacer —Te presento a Luz, mi Luna. Luz, ella es mi madre Audrey de Adler.

Le sonrió con la boca cerrada y ella me hace un asentimiento de cabeza.

La comida empieza en silencio y veo como Joel le susurra cosas a mi amiga en el oído, ella mira a otro lado sin poder evitar que la sangre cubra su rostro.

Miro mi plato y luego la persona a mi lado. Su barba corta y definida está bien arreglada, hasta aquí puedo sentir su magnífico perfume, trae traje gris y un reloj en la muñeca derecha.

Sus ojos verdes brillan con intensidad fuera de lo normal, las largas pestañas y los labios rojos y húmedos.

Mira al frente arrugando el ceño y hasta ahora me doy cuenta que me lo estoy tragando con la mirada.

Su mano toma mi muslo debajo de la mesa haciéndome respingar.

—Mi Luna, tu olor bloquea todos mis sentidos —Susurra solo para nosotros y cuando lo miro suelto un suspiro por la oscuridad de su mirada —Es demasiado dulce.

No respondo nada y sigo con mi comida, minutos después él retira su mano.

Desde que llegué aquí no me he tocado y eso es raro, suelo hacerlo de vez en cuando. Como todo el mundo ¿No?

Sonrió y muerdo mi labio, al darme cuenta de lo que estoy pensando mientras como rodeada de gente.

La cena termina, las chicas recogen y Aidan se va echándome una mirada cómplice.

Aprovecho cuando todos están distraídos y me levanto mientras todos hablan, le hago una señal a Deylin antes de irme sin que nadie lo note.

Voy a su habitación y a penas entro él está sentado en el borde de su cama, no tiene camisa ni zapatos, me señala una lugar y pone un libro entre los dos.

—Este libro es para no olvidar nada —Asiento pausadamente —¿Estás lista?

—Sí.

Toma mis manos y las besa, que me mire directo a los ojos en algo que me desarma en un manojo de nervios.

—Quiero que sepas que no es tu deber aceptar este mundo, pero me encantaría que lo hicieras.

—Todo... depende —murmuro.

—Somos hombres lobos, licántropos o cambiantes —Abre el libro en la primera página y me muestra imágenes en él —Cuando nacemos nuestra Diosa nos otorga un mate. Un mate es nuestra alma gemela, a la que estamos unidos por un hilo eterno.

Mate del alfa©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora