30 Days Smut Challenge - Jeongcheol

Día 16: En el suelo

El bosque había sido su lugar favorito desde niño. Sentía una increíble atracción hacia este y una increíble paz y tranquilidad cuando estaba dentro. Lejos de la ciudad, los ruidos molestos, la cantidad de gente; el bosque era un lugar perfecto.

Sobre todo si se lo encontraba a él.

No le costó aceptar que las leyendas eran reales, la existencia de brujos, unicornios, hadas y otras criaturas que, supuestamente, existían solo en los cuentos; fue fácil aceptar su existencia y más fácil enamorarse de uno.

Seungcheol era una criatura mítica, vivía en el bosque desde hace mucho tiempo (316 años contaban como mucho solo para Jeonghan pues Seungcheol afirmaba que apenas estaba pasando la adolescencia) y era de las pocas criaturas que vivían casi un milenio gracias a su "línea de sangre real". Seungcheol era el príncipe de los bosques de toda esa región.

Y estaba preparando a Jeonghan para reinar a su lado durante mucho, mucho tiempo. Ventajas de la magia, tal vez.

Llevaba medio camino cuando sintió pasos a su alrededor, cosa normal cuando estaba en ese lugar. Lo que si le sorprendió fue sentir los brazos de Seungcheol tomándolo de la cintura y sus labios en su cuello.

– No pude esperar a que llegaras a nuestro lugar – escucha en su oído. Un escalofrió lo recorrió mientras las manos bajaban a sus caderas y sentía la respiración del otro haciéndole cosquillas.

– ¿Ansioso? – pregunto antes de soltar un jadeo, Seungcheol había colado sus manos por debajo de su camisa y lo acariciaba suave pero no menos placentero.

Jeonghan sabía que esa época del año era muy importante para los seres elementales, como lo era Seungcheol. Era primavera.

Esa época se caracterizaba por ser un estimulante para que todos se reprodujeran, o sea, todo el bosque entraba en celo; lo animales y los seres como el pelinegro solían sentir la necesidad de reproducirse. Claro, eso no quería decir que Seungcheol y Jeonghan solo tuvieran relaciones en esa época, solo significaba que la libido de Seungcheol aumentaba considerablemente. Y Jeonghan, gracias a la preparación que llevaba desde hace unos años (10 para ser exactos, pues Jeonghan tenía 35), podía aguantar todo ese rodeo.

– Algo – repentinamente se vio alzado estilo nupcial por su pareja. No sintió nada durante unos segundos, hasta que fue depositado en el lecho sobre el que dormía Seungcheol. Si, era un príncipe, pero un príncipe del bosque y disfrutaba dormir en una cama de helechos en el suelo. Jeonghan admitía que era bastante cómodo –. No pude evitar ir a buscarte cuando sentí tu presencia.

Mientras hablaba, abría la camisa del rubio, embobándose con la piel que quedaba poco a poco al descubierto. Cuando estuvo totalmente abierta y Jeonghan hizo amago de quitársela, lo detuvo.

– Déjatela puesta – paso las yemas de sus dedos por el abdomen, subiendo despacio hasta el pecho blanquecino de su pareja, donde toco muy sutilmente los pezones de este, ocasionando que varios escalofríos lo recorrieran –, te ves hermoso así.

– Desnúdate tú también – le apuro Jeonghan al ver que Seungcheol estaba quitando su pantalón pero este seguía vestido –, no es justo que aun tengas tu bata.

Seungcheol soltó una risa baja y se separó lo suficiente como para quedar sentado entre las piernas de su pareja y terminar de quitarle el pantalón junto a la ropa interior.

– ¿Cuántas veces tengo que decirte que es una túnica? – preguntaba mientras lanzaba las prendas por ahí y acariciaba esas piernas que adoraba marcar.

– Como sea – dijo en medio de un suspiro, Seungcheol acariciaba de una manera muy sensual sus piernas pero el desgraciado no tocaba su miembro –. Solo quítatela, te quiero ver.