Día 15: En un lugar público

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¿Una de las cosas que más odiaba Jeonghan de ser padre soltero? Asistir a las reuniones de padre del colegio de su hijo.

Era una tarea aburrida, tardaba toda la mañana y solo era para escuchar el mismo discurso sobre las bajas notas de algunos y el mal comportamiento de otros; características que su hijo no tenia, era tan bien portado que para Jeonghan, a veces, era insoportable.

¿Lo peor de la reunión? Era en una institución cristiana, por lo que debía aguantarse los rezos y oraciones que duraban al menos una hora. Al menos era un colegio de primera, sino, su Chan nunca hubiera pisado ese sitio.

– Buenos días Jeonghan, ¿Cómo estás? – se giró al escuchar el saludo a sus espaldas, reconociendo fácilmente la voz.

– Hola, Seungcheol – saludo bastante alegre –, ahora mismo, muy bien. ¿Y tú?

– Contento ahora que te veo, estas reuniones son bastante aburridas – Jeonghan sonrió por dentro al escucharlo.

Si Seungcheol supiera que la razón principal para venir a estas reuniones era su presencia... claro, aparte de ser un padre responsable e ir por su hijo, por supuesto. Aunque eso podía hacerlo la madre de Chan, pero ella no entraba al tema.

– Si, estas reuniones suelen ser algo pesadas. Sobre todo si no tienes con quien distraerte – hablo el rubio. Seungcheol asintió, estando de acuerdo.

– Aunque yo igual debía venir – el pelinegro se echó a reír al observar el ceño de Jeonghan –. A Yoojung la atraparon haciendo otra travesura.

– ¿Qué fue esta vez? – pregunto curioso y divertido por las acciones de la joven Choi; solía ser bastante ocurrente.

– Metió unas ratas al baño de chicas; cubrió de polvo picapica las tizas de tres profesores y echo saborizante de limón en los filtros de agua de la cancha – mientras hablaba enumeraba las cosas que había hecho su hija, manteniendo un cuarto dedo elevado, tratando de recordar el cuarto motivo de que lo llamaran –. No recuerdo la otra razón, después te digo.

– Aun no entiendo, si Chan y Yoojung son mejores amigos como es que mi hijo nunca hace nada de eso.

– Porque alguien tiene que controlar a la loca que tengo por hija – respondió inmediatamente el pelinegro, haciendo reír a su acompañante –. Agradezco que se junte con Chan, sino, hace rato la hubiera expulsado.

– Tal vez hace todo eso por lo aburrido de este lugar – comento mientras comenzaba a caminar hacia los jardines del lugar, siendo seguido por el otro adulto –. Yo también fui bastante travieso en mi época de estudiante y esa era la razón, no había nada interesante que hacer.

Caminaban a paso relajado hacia los jardines traseros, la parte más alejada y, por lo tanto, más desierta; tenían mucha privacidad.

– ¿Eras travieso en tu época de estudiante? – pregunto haciendo el sorprendido. En realidad, era bastante obvio por su carácter inquieto – ¿Qué solías hacer?

– Lo típico y un poco más allá – se encogió de hombros –. Insectos en los baños, los salones; dejaba encerrados a algunos alumnos, algunas veces a algún profesor; fumaba en las instalaciones o bebía algo con mis amigos; a veces me atrapaban follando con alguien.

– Yo era mucho más tranquilo – admitió el pelinegro, sentándose en una banca –, apenas y me escapaba.

– ¿Eras un niñito bien? – Se burló quedando enfrente del otro – ¿Eras el tipo de chico que había que convencer para que hiciera algo malo? Que tierno. Apuesto a que eras el chico callado del salón.

30 Days Smut Challenge - JeongcheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora