Día 10: Dulce y apasionado

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Para muchas parejas, la fecha de su aniversario es sumamente importante. Les recuerda un año más de estar junto a su pareja, al amor de su vida.

Para otros, es solo una fecha más pero igual la celebran para tener contenta a su cónyuge.

Para Jeonghan, era un maldito calvario.

Su aniversario significaba cumplir con una estúpida fiesta, lidiar con las personas de su clase social y tener que fingir que estaba perdidamente enamorado de Junhui.

Desde pequeño, nunca le tomo importancia a pertenecer a la realeza de Corea, pero siempre anhelaba ser libre. Estar en la realeza significaba cumplir reglas, hablar y actuar de cierta forma con cierta gente y someterse a lo que sus padres dijeran.

Su madre era la segunda esposa del rey y él el segundo hijo y el primer varón; lamentablemente, resulto ser un portador, por lo que no podía ser aceptado como heredero al trono. Su mejor opción, había sido aceptar ser el esposo del heredero de un reino cercano al de su padre.

– Quita esa cara, pensaran que me odias – le susurro su esposo disimuladamente –. Se supone que estamos enamorados.

– De que lo estamos, lo estamos – le respondió sonriendo, haciendo parecer que era una simple conversación –; solo que ni yo de ti, ni tú de mí.

Ambos saludaban a los invitados que iban llegando. Sus hermanos, sus padres, sus demás familias y otras personas de la misma clase social que ellos; todos los saludaban, les sonreían y los felicitaban por su quinto año juntos, deseándoles más años de prosperidad y felicidad.

Si supieran...

– Acordamos que durante esta fiesta seriamos los perfectos esposos que se aman con locura – le recordó Junhui.

– También que solo serían nuestros familiares cercanos – se quejó Jeonghan –, pero parece ser que hubieras invitado incluso a los reyes de China y Japón.

– Mi padre trajo a la mitad y tu padre a la otra – un rápido trago a su copa y Jeonghan supo que decía la verdad, no en vano tenían cinco años viviendo juntos. Cuando Junhui bebía era por la presión de ser el centro de atención –. A mí tampoco me agrada todo este bullicio.

– ¿Cómo esta Minghao? – le pregunto en un intento de que se relajara. Sabía que Jun no quería estar ahí, quería estar con su amante, a quien Jeonghan conocía y le tenía cariño. El chico también era un portador y había sufrido una perdida hace unos días a consecuencia de su duro trabajo en el ejército.

– Sigue con dolores – se le notaba la angustia y el deseo de salir corriendo de ese evento; Jeonghan conocía ese sentimiento pues se sentía igual –. Seungcheol debe volver esta noche, por cierto.

La noticia de Junhui le hizo sonreír inconscientemente.

Seungcheol era la mano derecha de Junhui, el general del ejército y el dueño del corazón de Jeonghan. Había estado de viaje por asuntos de seguridad en el palacio y Jeonghan lo extrañaba con locura.

Llevaban separados tres meses y saber que en cualquier momento lo volvería a ver, le hizo sonreír enormemente.

– ¿En serio? ¿No me estas engañando? – pregunto tratando de descifrar si era una broma.

Junhui rio ante su incredulidad – No te engaño. Ya resolvió lo que tenía que ser resuelto y para esta noche debe estar junto a ti – Jeonghan estaba que saltaba de la felicidad.

– ¿Qué le habrás dicho a mi hijo para tenerlo tan feliz? – una pregunta proveniente del padre del rubio los obligo a cambiar drásticamente de tema; ninguno había notado su llegada hasta ellos – ¿Le regalaras otro caballo? Solo lo he visto sonreír así cuando de eso se trata.

30 Days Smut Challenge - JeongcheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora