Día 5: Voyerismo

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Una de las mejores cosas que una pareja puede hacer en su vida sexual es experimentar; averiguar qué cosas gustaban y que cosas no. Incluso descubrir fetiches juntos era algo excepcional.

Si a Seungcheol le preguntaran si tenía algún fetiche en particular, él respondería que ver a Jeonghan masturbarse era su favorito. Si a Jeonghan le preguntaran lo mismo, respondería que ver a su pareja jalándosela era una de las cosas más excitantes que conocía.

Era su aniversario, todos pensarían que en ese momento estarían cogiendo como los conejos que eran pero nada era más distinto a la realidad. Ellos tenían su manera particular de celebrar sus años juntos.

Ambos se encontraban en habitaciones opuestas de la casa, cada uno con su laptop en el regazo y el reproductor de video abierto. Habían quedado en darse el mismo regalo: un video del otro masturbándose, y así lo hicieron.

Seungcheol estaba en la habitación de invitados, su miembro fuera de su pantalón y la computadora a un lado, sin audífonos y con todo el volumen puesto, para escuchar con más claridad los gemidos/gritos de su esposo. La imagen no era otra más que la primera plana de un vibrador siendo tragado por el trasero de Jeonghan.

Cheol... mas... – era lo que se escuchaba del video. Seungcheol veía a Jeonghan con la cara enterrada en la almohada, su trasero en alto con una mano metiendo y sacando su vibrador favorito (un molde del pene de Seungcheol que el rubio pago para que lo hicieran vibrar) y la otra moviéndose sobre su pene.

Seungcheol tenía su mano en su miembro y lo movía al mismo ritmo en el cual veía a Jeonghan hacerlo. Gemía y jadeaba, dejando salir su voz grave.

En el video, Jeonghan había cambiado de posición y, aprovechando la ubicación de la cámara, le brindo a Seungcheol la vista completa de él montando el vibrador.

¡Ah! ¡Seungcheol! – los gemidos cortos y bajitos se habían convertido prácticamente en gritos agudos. Seungcheol aumento la velocidad con la que se acariciaba y se corrió en su mano, manchando la cama y un poco la computadora.

Vio a Jeonghan correrse y disfrutar de su orgasmo pero el hecho de que sacara el vibrador de su culo y luego lo lamiera mirando directamente a la cámara, hizo que se levantara y, apenas arreglando su ropa, fuera a la habitación donde se encontraba el rubio.

Jeonghan estaba hecho un desastre.

Se había corrido una vez viendo a Seungcheol y estaba en busca de la segunda. El video no era una producción de cine y los gemidos de su esposo apenas eran audibles por lo ronca que se escuchaba su voz, pero era suficiente para que Jeonghan se excitara.

La imagen era únicamente de Seungcheol en su despacho, sin camisa, con unos pantalones de cuero ajustados y su miembro fuera de estos mientras su mano subía y bajaba por este. Ni siquiera se le veía todo el rostro, únicamente sus labios (entreabiertos y rojos por las mordidas que daba en estos), eran visibles; y dios bendito, Jeonghan podía correrse solo con mirar como su esposo pasaba su lengua entre sus labios.

Aunque la imagen del pene de Seungcheol en primer plano también ayudaba. Jeonghan estaba muy claro en que tenía fijación oral, su boca estaba hecha agua con esa imagen.

Quería el pene de Seungcheol en su boca, ahora.

Pero Seungcheol no estaba ahí, así que mejor buscaba su segundo orgasmo, que no estaba tan lejos que se diga.

El vibrador, que llevaba rato en su interior, era metido y sacado repetidamente por una de sus manos, la otra se encargaba de acariciar su miembro de arriba abajo. En un momento donde el vibrador dio con su próstata, lo dejo quieto y tomando el control de debajo de la almohada, activo las vibraciones con el nivel más alto.

– ¡Si! ¡Mierda! – no pudo evitar gritar. Las vibraciones directamente en su próstata eran una de las mejores torturas que conocía. Solo bastaron unos pocos segundos de esa manera para que consiguiera correrse sobre las sabanas. Apago el aparato y se dejó caer completamente en la cama, sentía sus huesos hechos gelatina.

En cuanto recupero la respiración, fue consciente de la presencia de su esposo en la puerta de la habitación.

– Espero que aun te queden energías para un tercer orgasmo – maldición, la imagen de Seungcheol sin camisa, despeinado y con la voz malditamente ronca, debía ser prohibida por el bien mental de Jeonghan.

"Mejor no" pensó.

– Si vienes y me lo das tú, probablemente – le reto el rubio, saco el vibrador de donde estaba y lo lamio, mirando directamente a los ojos a Seungcheol. El otro gruño en respuesta a la vista.

– Entonces prepárate para no poder caminar bien mañana.

Si alguien preguntaba qué era lo mejor de ver al otro masturbándose, ambos responderían que el sexo después de ese previo, era lo mejor.

30 Days Smut Challenge - JeongcheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora