Día 07: En el auto

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Para muchos, ir a misa significa estar más cerca del señor, cumplir con las obligaciones de un buen cristiano y ganarse un puesto en el cielo después de la muerte.

Para Seungcheol significaba dos horas de un sermón interminable de un viejo que probablemente tenía más pecados encima que él; por lo que a la menor oportunidad que tuvo salió a esconderse en su auto, no podía irse aún, le tocaba esperar a sus padres pero al menos podría fumarse un cigarrillo en paz.

Encendió su cigarrillo para hacer lo de siempre: perderse en sus pensamientos.

Solía hacerlo a menudo y más cuando iba a la iglesia, en esos momentos le tocaba ver al lindo hijo de los vecinos de sus padres, un chico servicial de 17 años que asistía todos los domingos a misa, ayudaba en las actividades benéficas del vecindario. Era el niño bueno que toda familia rica desearía tener.

Seungcheol, por el contrario, era el ''chico malo''. Era apodado así solo por ser ateo y fumar; en realidad, era una buena persona pero eso no impedía que nadie lo quisiera cerca de sus hijos, sobre todo los padres de Jeonghan.

Pero eso no impedía que Jeonghan se acercara a él.

– Te saldrán arrugas antes de tiempo si sigues frunciendo el ceño, cariño – el susurro llego directamente a su oreja, haciéndole sobresaltarse. No sabía en qué momento Jeonghan había entrado.

– Pues te quedaras viudo antes de tiempo si sigues asustándome así – regaño al menor intentando tranquilizarse.

– No es culpa mía que seas un anciano – se defendió el menor con un ligero puchero.

– Solo tengo 29, a ti te gustan más viejos – apago el cigarrillo y lo botó, acercándose para besar a su novio, quien lo recibió gustoso, apurándose en rodear el cuello del mayor con sus brazos.

– No lo niego – dijo Jeonghan al separarse, suspirando por las caricias que le daba Seungcheol en sus muslos. Haciendo un pequeño esfuerzo, detuvo las manos traviesas de su novio –. Estamos en el estacionamiento de la iglesia, Cheol. Aquí no.

– Me vas a decir que no quieres hacerlo en este momento – ignoro al menor, comenzando a meter la mano en la camisa de este y buscando sus pezones. Jeonghan, al sentir las caricias en esa zona, inconscientemente, se acercó a la mano del mayor, provocando la risa en este –. Tampoco es que pongas mucha resistencia.

– Cállate y sigue – el menor se movió hasta quedar sentado sobre el regazo de su novio, consiguiéndolo con dificultad gracias al reducido espacio.

Seungcheol consiguió desabrochar la camisa de su chico, bajándola hasta los codos (por si acaso); no le era suficiente tocar con sus manos el cuerpo del menor, quería besarlo y eso era justamente lo que hacía en esos momentos, retocando las marcas esparcidas por las clavículas y pecho de Jeonghan.

Si la comunidad supiera lo que hacía Jeonghan en los momentos donde estaban solos...

Este no perdía el tiempo y buscaba desabrochar cuanto antes los pantalones de Seungcheol.

– Cálmate, pequeño – Seungcheol detuvo las intenciones del menor, recibiendo una mirada confundida –. Primero debo quitarte el pantalón a ti, no es como si tuvieras puesta tu falda. Pásate al asiento de atrás. Quiero ese lindo cuerpecito en cuatro.

– A ambos nos encantaría que tuviera puesta la falda – Jeonghan seguía hablando mientras acataba la orden de su novio –. Odio los malditos pantalones en estos momentos.

– Tu odias los malditos pantalones en todo momento – Seungcheol apenas llegaba al lado de su chico y éste se ya había bajado solito los pantalones y la ropa interior – ¿impaciente?

30 Days Smut Challenge - JeongcheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora