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CAPÍTULO TREINTA Y SEIS
DEVUELTA EN EL LABERINTO.
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EL CORAZÓN DE LORELEI ESTABA a punto de explotar. Aquí estaba, de vuelta en el laberinto, lo que le había dejado escalofriantes pesadillas. Era extraño estar ahí a la luz del día. Se sentía un poco menos aterrador.
—¿Estás bien?—Newt jadeó a su lado; teniendo dificultad para respirar. Y lo comprendía, llevaban mucho tiempo corriendo sin parar.
Sus ojos azules se encontraron con los de él. Ella trató de ofrecerle una sonrisa convincente.—Estoy bien.
Asintiendo, el chico agarró su machete en una mano, mientras que la otra la extendía y se aferraba a ella. Sus palmas húmedas se juntaron, balanceándose entre ellos mientras continuaban avanzando. Thomas iba al frente, guiándolos a todos por la ruta que había memorizado.
—¡Rápido, chicos, ya casi llegamos!
Lorelei hizo una mueca ante la punzada que sentía en su estómago y el palpitar de la herida de su mejilla. Se sentía como una mierda. Pero no podía rendirse, así que se obligó a seguir.
Thomas se detuvo e hizo que todos se pegaran contra la pared, tomándose un momento para mirar hacia la esquina con cautela. Apretó los labios, devolviendo la mirada hacia sus amigos.—¿Es un Penitente?—preguntó Chuck, después de inspeccionar el rostro del novato.
—Sí.
—Diablos.
—Toma esto, Chuck.—Minho concentró su mirada sobre el niño y le entregó un cilindro de metal con un número siete grabado sobre el, que debía ser la llave.—Quédate detrás de nosotros.
—No pasa nada.—Teresa dijo al ver el rostro del niño.—Quédate conmigo.
—Muévanse, yo puedo con el...—Lorelei dijo, dando un paso valiente hacia adelante. Había luchado con muchos de esos monstruos, sabía que era capaz de acabar con ellos. Pero sintió un par de manos que la detenían. Thomas había puesto sus manos sobre su estómago, Leo sobre su hombro y Newt en sus manos.
—Ya no lucharás sola.—Leo le informó.—Estamos todos juntos en esta batalla.
—Pero—
—Sin peros.—el segundo al mando la interrumpió suavemente. Ella cerró la boca con fuerza y mantuvo sus pies firmemente pegados en el suelo.
—Cuando entremos, se activará...—Thomas habló, mirando la llave que Chuck sostenía.—Y la puerta se abrirá. Si permanecemos juntos y unidos lo lograremos. Saldremos ahora... o moriremos en el intento.
A pesar de que todos estaban terriblemente asustados, todos los miembros del grupo asintieron con determinación.—¿Esos idiotas quieren un espectáculo?—la rubia murmuró entre dientes.—Démosles un maldito espectáculo.
—Si, eso.—Leo asintió con una sonrisa.
—¿Listos?—Thomas golpeó el suelo con su pica, observando a todos preparar sus armas. Lorelei sacó la daga que Minho le había dado.—De acuerdo. ¡Vamos!
Lanzando una serie de gritos de batalla, los jóvenes salieron de su escondite y corrieron en dirección a la criatura de patas metálicas que estaba al final del pasillo. Al verlos, golpeó sus patas contra el piso y movió su aguijón en búsqueda de una víctima. Empujando sus picas hacia adelante, los chicos lo picaron, haciendo que enfiereciera.
—¡Otra vez!
El grupo volvió a atacar a la criatura.
Gruñendo, el Penitente movió su cola hacia adelante, haciendo que todos se apartaran del camino de forma instintiva. Pero, el se abalanzó sobre ellos y después de un grito, un chico fue arrojado por el borde de la plataforma hacia la nada.
En un borrón, Lorelei notó que el cilindro salía volando de la mano de Chuck, rodando hacia el borde. Si lo perdían, no tenían salida.—¡La llave!—el niño exclamó, saltando hacia adelante y derrapando sobre sus rodillas. Sintió el metal oxidado en su mano. Lo había atrapado.
Mientras tanto, en el lado opuesto de la plataforma, Lorelei jadeó mientras veía a Leo ser arrojado al borde. Sus brazos se movieron frenéticamente, haciendo todo lo posible por recuperar el equilibrio antes para no caer en el abismo. Irrumpiendo en su dirección, la rubia agarró su mano antes de que pudiera caer, tirándolo hacia ella y provocando que ambos cayeran contra el cemento, con el pesado cuerpo del chico sobre ella.
Lorelei soltó una bocanada de aire, sintiendo el aliento de Leo abanicar su rostro.—Bueno, esto es acogedor.—Lore habló.—Newt se pondrá celoso.
—Cállate.—la chica refunfuñó. Un chillido sonó detrás de ellos.
—Por favor, dime que eso fue tu estómago.—Leo habló.
—Definitivamente no.
Arrojando al chico lejos de su cuerpo, pateó su bota contra la cara del Penitente, haciendo que su pie se llenara de baba. Mientras bajaba su aguijón, ella rodó fuera de su camino y se puso de pie. Mirando por encima del hombro, sus ojos se agrandaron al ver a un tercer Penitente arrastrándose hacia la plataforma, siguiendo a Chuck y Teresa.
—Hijo de puta.—la rubia maldijo, justo cuando el grupo había logrado deshacerse del primer monstruo que había desaparecido en la nada.
—¡Thomas!—Chuck gritó a todo pulmón mientras los otros cuatro miembros del equipo huían de los Penitentes.—¡Thomas!
—¡Mantengan la calma, chicos!—Thomas gritó y todos se pusieron en acción para desecharse del segundo Penitente.
Teresa, Chuck, Lorelei y Leo continuaron caminando, escuchando un clic alrededor del perímetro. Desde atrás, podían oír a los chicos gritando y los monstruos chillando. Su estómago se revolvió, pero no se atrevió a mirar.
De repente, sonó otro clic y un círculo de color rojo apareció en una pantalla, arremolinándose con un montón de números. El color se reflejaba en la piel pálida y sucia de la chica.
—¡Thomas!—Teresa alertó al líder del clan.—¡Hay una clave! ¡Ocho dígitos!
Thomas se mantuvo en silencio por un momento.—Ocho secciones del Laberinto... ¡Minho! ¿Cuál es la secuencia?
—¡¿Qué?!
—Las secciones del Laberinto, ¿Cuál es la secuencia?
—Uh... ¡Siete! ¡Uno! ¡Cinco! ¡Dos! ¡Seis! ¡Cuatro!
—¡Cuidado!—Newt bramó, mientras un Penitente caía sobre el cuerpo del Guardián de los Corredores.
—¡Ugh, quítate!—Minho gritó.
Gritando, Jeff saltó hacia adelante y empaló su pica en el cuerpo del monstruo, liberando a Minho. Desafortunadamente, el Doc fue arrastrado lejos del grupo y un Penitente enterró sus dientes afilados en él.
—¡Jeff!—Winston gritó, siendo empujado hacia atrás por Sartén.
—¡Minho, la secuencia!—Lorelei le recordó y Teresa procedió a marcar los números.
—¡Seis! ¡Cuatro! ¡Ocho! ¡Tres! ¿La tienes?
El círculo pasó de ser rojo a verde, y la palabra finalizado apareció en la pantalla. En este punto, todo el grupo, o lo que quedaba de el, estaba apretujado cerca de la puerta. La columna de cemento más lejana se cerró de golpe, seguido por otra más. El último Penitente se arrojó violentamente sobre ellos y Thomas, en un rápido movimiento, arrojó su pica en el ojo, haciendo que el Penitente cayera.
Y luego, de repente, los habitantes del claro fueron absorbidos por la completa oscuridad.
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siren ━ newt. (1) ✓
Фанфик━━ ⦗ siren! ⦘ ❝ la tierra tiene sed de sangre y nosotros tenemos un mar dentro de nosotros. ❞ ███████████ 𝙚𝙣 𝙙𝙤𝙣𝙙𝙚 la vida que una vez conocieron fue cambiada y niños inoce...