━XV. Escapar

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CAPÍTULO QUINCE
ESCAPAR.
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LA PEQUEÑA RUBIA ESTABA DE PIE en el centro del salón del consejo con la fila de guardianes frente a ella, mirándola de arriba hacia abajo mientras esperaba saber a qué trabajo iba ser asignada oficialmente

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LA PEQUEÑA RUBIA ESTABA DE PIE en el centro del salón del consejo con la fila de guardianes frente a ella, mirándola de arriba hacia abajo mientras esperaba saber a qué trabajo iba ser asignada oficialmente. Sus ojos de inmediato se posaron sobre Newt, que le envió una ligera sonrisa. Alby se aclaró la garganta, se cruzó de brazos y dio un paso hacia adelante con autoridad.—Muy bien, Lorelei. Hemos discutido y revisado tu participación en cada trabajo y después de pensarlo mucho, hemos llegado a la conclusión de dónde creemos que estarás mejor ubicada durante tiempo aquí en el claro...—caminó hacia ella y se volvió hacia la fila de chicos con un breve asentimiento.—¿Podría el Guardián elegido dar un paso adelante?

Su cuerpo se tensó instantáneamente. Por favor que no sea Gally, por favor que no sea Gally, por favor no Gally——

Para su alivio, Sartén fue quién dio un paso fuera de la línea y se presentó como su nuevo jefe. Los labios de Lorelei se torcieron en una sonrisa y se lanzó hacia el chico, rodeando su hombros con alegría.—Así es.—escuchó la burlona voz de Gally.—La mujer en la cocina, como se supone que debe ser.

—Gally, es suficiente.—Alby lo regañó.

Lorelei se apartó del cocino y rodó los ojos, pero su expresión apenas vaciló mientras ignoraba sus palabras.—Mejor que trabajar a tu lado todos los días, imbécil.—ella soltó; su cuerpo se tensó cuando Gally se acercó hacia ella, pero el Guardián de los Corredores, que era el que estaba más cerca de ella, lo apartó.

—Retrocede, Gally.

Gruñendo con molestia, el Constructor apartó su mano de su pecho y apuntó a la rubia.—Esto no ha terminado.

—No, claro que no.—ella respondió, observándolo salir de la cabaña. Exhalando con satisfacción, Lorelei hizo crujir sus nudillos y volvió su atención hacia Sartén, Minho y Newt. Todos los otros guardianes habían vuelto a sus trabajos.

—Deberías tener cuidado, Lori.—Sartén le advirtió.—Gally. Él puede——

—Por favor.—ella resopló, imperturbable por el chico de nariz regordeta que había salido de ahí.—Gally da tanto miedo como esos nabos que estás cultivando. Puedo manejarlo.

—Además, es bastante divertido ver a alguien enfrentarse a él por una vez.—Minho sonrió con sus ojos brillando de alegría.

—Si pierde los estribos contigo...

—... mi persona favorita en este lugar, el segundo al mando, le hará pagar por ello.—Lorelei interrumpió al rubio. Las comisuras de los labios de Newt se elevaron en una sonrisa discreta en respuesta, pero sus ojos todavía tenían un brillo de preocupación por ella.

—Pensé que yo era tu favorito, Barbie.—el Corredor dijo y apuntó a su corazón de forma dramática.—Duele. Justo aquí.

La rubia rodó los ojos.—Bueno, jefe, ¿Qué hay en la agenda para cenar esta noche?—preguntó, mirando a Sartén.

Riendo, el chico negó con la cabeza y apuntó a la puerta.—Vamos.—dijo y después de despedirse de sus dos amigos, siguió al chico hasta la cocina. Había extrañado ayudar con el desayuno y el almuerzo, así que ahora colaboraría con la cena hasta que comenzara oficialmente su trabajo por la mañana.

Juntos, produjeron una gran porción bastante deliciosa de salchichas y puré para cada uno de los habitantes del claro. Una vez que terminaron sus trabajos, los chicos formaron una fila, ansiosos de que les entregaran sus comidas. Sartén servía los platos y Lorelei los entregaba.

Al final, cuando todos estaban comiendo, Sartén la despidió para que metiera algo de comida en su barriga. Al reunirse con sus amigos, hizo eso precisamente, contribuyendo a la conversación. Pero no podía deshacerse del recuerdo de esa horrible voz en su cabeza. Qué real se se sentía, estaba segura de que no podía haberlo imaginado. Demonios, hasta le daba dolor de cabeza. Prácticamente podía sentir la sensación palpitante detrás de su piel y sus huesos con tan solo pensar en eso.

Después de la cena y de ayudar a Sartén a lavar todo, se fue directamente a la cama, pensando que una noche de largo sueño le haría bien. Y al principio lo hizo. Tan pronto como su cabeza tocó la almohada, la oscuridad la ahogó, sacándola de la realidad. Eso fue lo último que recordó antes de que sus ojos se abrieran abruptamente y se dio cuenta de algo. Ya no estaba en su cama.

No. De hecho, estaba para cerca de las grandes puertas de concreto. Su pecho subía y bajaba agitado, los pelos de su cuerpo estaba erizados. Casi se atragantó con la sequedad de su garganta, tratando de tragar su saliva mientras mirabas la intimidantes paredes frente a ella.

Con los labios entreabiertos, Lorelei extendió una mano y sus dedos rozaron la fría piedra con curiosidad, enviando escalofríos por su columna vertebral.—Escapar...—contuvo la respiración al escuchar que la voz había regresado.—Tienes que escapar, Lorelei.



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siren ━ newt. (1) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora