━IX. Perra psicópata

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CAPÍTULO NUEVE
PERRA PSICÓPATA.
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—¡ALÉJATE! ¡NO ME PUEDES FORZAR A HACERLO!

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—¡ALÉJATE! ¡NO ME PUEDES FORZAR A HACERLO!

Lorelei gritó mientras salía furiosa del matadero, con los puños apretados. Luchó por borrar las imágenes de la sangre y esos pobres animales de su cabeza. Podía escuchar personas siguiéndola.

—¡Ni si quiera lo intentaste!—Winston se quejó, dos de sus compañeros Carniceros lo seguían.

—¿Si? No voy a hacerlo.—la rubia dijo, deteniéndose en seco y cruzando los brazos. Tal vez comía carne, pero no había forma en la que ella matara a uno de esos animales. Simplemente era barbárico.

—Whoa, whoa. ¿Qué está pasando?—Alby preguntó corriendo hacia el grupo junto a Newt, quienes habían visto la rabieta de la chica.

—Ella se niega a hacer su trabajo.—Winston respondió con un profundo suspiro, pellizcando el puente de su nariz con frustración. Ella era una mujer luchadora.

—No entiendo.—uno de los chicos parados detrás de Winston dijo, y cuyo nombre Lori recordaba era Tony. Su voz estaba llena de confusión y sarcasmo.—Todos dicen que ella es una perra psicópata, pero, ¿no puede soportar un poco de sangre y tripas?

—¿Las personas me llaman así?—el corazón de Lori cayó, y su voz se llenó de tristeza y molestia. Sabía que estarían hablando de ella, pero, ¿de verdad decían cosas tan feas como esas? Le pareció demasiado.

—Está bien, es suficiente.—el segundo al mando habló con severidad, sintiendo pena por la chica que no había sido más que amable con él y todos los demás, menos con los que le faltaban el respeto, por supuesto.

—Esto es ridículo, simplemente deja de actuar como una mimada y vuelve adentro.—el tercer amigo de Winston, llamado Robbie, se adelantó para tomar el brazo de Lorelei. La rubia sintió una adrenalina venenosa recorriendo sus venas y su mente se apagó cuando giró su cabeza y quitó su brazo del agarre del chico.

—¡Suéltame!—su voz sonó profunda y distorsionada, anormal en comparación con su tono habitual. Tanto así que todo el mundo a su alrededor se tambaleó hacia atrás en estado de shok y sus músculos se tensaron. Pero eso no fue lo peor. Sus ojos se movieron rápidamente hacia la cabeza del chico, en donde pudo ver que la sangre brotaba de sus oídos y manchaba su piel pálida.

Parpadeando con fuerza, la mente de Lorelei se volvió a encender como si alguien hubiera pulsado un botón, y miró a todo el mundo como si nada hubiera pasado.—¿Qué sucedió?

—Estoy sangrando.—jadeó Robbie, observando sus manos pintadas de color carmesí.—¡Esa perra me hizo sangrar!

—Yo... yo...—Lorelei tartamudeó, sin saber qué decir. Su corazón latía dolorosamente contra su pecho y su cuerpo temblaba, las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos. Abrió y cerró la boca, hasta que sintió una mano sobre sus hombros.

—Lori, respira.—Newt le dijo, sus ojos color chocolate su fundieron en los de ella, quebrando la barrera y haciendo que la chica llorara.

—¿Qué hice?—ella preguntó, las lágrimas cayeron por sus mejillas, humedeciéndolas mientras sus piernas luchaban por mantenerla de pie.—¡¿Q-qué hice?!

—Shh, shh.—el rubio le dijo, acercándola a su pecho. Su cabeza encajó perfectamente bajo su mandíbula, como si hubieran sido hechos el uno para el otro. Todo lo que sintió en ese momento fue familiar para ella.

—Bien, ustedes dos, vuelvan al trabajo.—Alby dijo hacia Winston y Tony.—Robbie, ve con los Docs y haz que te revisen.

—¿Qué? ¿No vas a...?—el chico ensangrentado trató de quejarse porque Lorelei no fue castigada, pero fue interrumpido por el jefe del área.

—Ve ahora.

—¿Lori?—Newt murmuró, al no escuchar más sollozos ni sentir su aliento contra su cuello. Al inclinar su cabeza hacia abajo, frunció el ceño al ver que sus ojos estaban cerrados. Su cuerpo se desfallecía.—Mierda, ¿Lori, puedes oírme?

Silencio.

—La llevaré con Jeff y Clint.—el rubio espetó hacia su jefe y amigo. Levantó a la chica en sus brazos y la llevó directamente hacia la cabaña de los Docs; sus pies crujían bajo la hierba y su corazón latía con pánico y preocupación por Lorelei.

No podía explicarlo, pero era un sentimiento tan fuerte, algo que simplemente no podía sentir un amigo. Y tampoco pudo evitar asumir lo peor en su cabeza. Verla llorar cuando su rostro estaba a centímetros del suyo le causó un dolor inexplicable.

Jesús, ¿qué le estaba haciendo ella?

—Estará bien, Lori.—sus palabras salieron a través de un jadeo.—Todo va a estar bien.


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siren ━ newt. (1) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora