━XXXV. Última oportunidad

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CAPÍTULO TREINTA Y CINCO
ÚLTIMA OPORTUNIDAD.
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MÁS TARDE ESE DÍA,
un pequeño grupo de chicos se acercó al pozo. Thomas relajó su cuerpo mientras fingía estar inconsciente, como lo habían dejado. Tanto Lorelei como Teresa intercambiaron una mirada de complicidad mientras mantenían sus bocas cerradas y eran sacadas del pozo. Dos chicos pasaron los brazos del novato sobre sus hombros y lo cargaron. Un chico de cabello rubio aprisionó a Teresa entre sus brazos y Robbie, hizo lo mismo con Lorelei. A juzgar por la sonrisa de su rostro, Robbie estaba disfrutando de la situación.

La empujó hacia adelante, comenzando a guiarla a través del claro hacia las grandes puertas de concreto. Ella luchó contra su agarre mientras se sentía genuinamente irritada. No quería parecer violenta ni nada por el estilo, pero quería golpear a cada uno de ellos.

... Metafóricamente, por supuesto.

El cuerpo de Thomas fue arrojado al piso.—Qué desperdicio.—murmuró Gally mientras colocaba una daga en los bolsillos de sus pantalones. Un músculo se contrajo en la mandíbula de Lorelei, y miró por encima a la pequeña audiencia reunida.

—Gally...—Winston habló, vacilante.—No es correcto, amigo.

—Sí, ¿y si Thomas tiene razón? Quizá pueda llevarnos a casa.—Jeff añadió, tratando de razonar.

—Estamos en casa. ¿De acuerdo?—el constructor caminó hacia ellos.—No quiero seguir tachando nombres de ese muro.

—¿En serio crees que desterrarnos va a solucionar algo?—preguntó Teresa.

—No.—Gally respondió.—Pero no es un Destierro. Es una ofrenda.

—¿Hablas en serio?—Lorelei se burló, sintiendo que su espalda era golpeada contra un pica de madera; Robbie alzó sus muñecas por encima de su cabeza y las amarró con una cuerda.

—¿Crees que permitiré que Thomas vuelva al Laberinto tras lo que hizo? ¡Mira a tu alrededor ¡Mira nuestra Área! Es la única forma——

En la distancia, Newt se rascó la barbilla y discretamente se encontró con la mirada de Minho, quién asintió lentamente.

—... Cuando los Penitentes tengan lo que vinieron a buscar todo volverá a ser como antes.

—¿Lo están oyendo? ¿Por qué se quedan ahí parados? ¡Está loco!—Teresa exclamó.— Si se quedan aquí, los Penitentes volverán. ¡Volverán una y otra vez hasta que todos estén muertos!

—¡Cállate! ¡Átenlo!—el constructor espetó y señaló a Thomas. Nadie se movió.—¿Me oyeron? ¡Dije que lo aten!

Silenciosamente, los mismos dos chicos que lo habían sacado del pozo se agacharon y volvieron a agarrar de los brazos. Sus rodillas rozaron el suelo segundos antes de que se pusiera en acción, dándole un codazo en el estómago al clariano que tenía a la izquierda, robando su pica y golpeando al otro chico con ella.

Newt sacó su machete y golpeó a un chico en la espalda, mientras Teresa lanzaba su pie hacia la entrepierna del chico que la sostenía. Lorelei estiró una pierna para golpear a Robbie, pero él la desvió y le dio un golpe en la mejilla que ya estaba previamente herida. Gruñó en voz baja cuando sintió que la herida se abría y la sangre se derramaba por su cara.

El segundo al mando de arrastró detrás de él, le dio una patada en las piernas y lo envió al suelo. Newt levantó su machete y rompió la cuerda que la sostenía, liberándola. Lorelei resopló de alivio, caminando hacia Sartén, Teresa, Thomas, Chuck y Minho. Newt se paró a su lado.

—No dejas de sorprenderme, ¿no?—Gally replicó con una mirada insaciable.

—No tienes que venir con nosotros, pero nos vamos.—Thomas dijo.—Si alguien más quiere venir, es su última oportunidad.

—No hagan caso, intenta asustarlos.

—No, ya están asustados. Yo estoy asustado. Pero prefiero arriesgar mi vida allá que pasar el resto de ella aquí. Este no es nuestro lugar. No es nuestro hogar.—Thomas continuó.—Nos pusieron aquí. Nos encerraron aquí. Al menos allá afuera tenemos una opción. Podemos salir de aquí.

Para sorpresa de Gally, lentamente, un puñado de chicos vacilantes se acercó hacia ellos. Los ojos de Lorelei escanearon la multitud antes de que se posaron sobre una figura en particular.—Leo.—dijo con suavidad.—No seas estúpido, ven con nosotros.

El chico de cabello oscuro se puso rígido ante el acto, indeciso. Cambiaba su mirada entre ella y el Constructor; alguien que había sido su amigo durante años.

—Leo...—Lori tragó saliva, sus ojos se llenaron de lágrimas.—Por favor, por favor.

Habiendo tomado su decisión, Leo le lanzó una mirada a su viejo amigo; una mirada de solemne disculpa mientras caminaba penosamente hacia ella.—Lo siento, Gal.

—Gally, se acabó.—dijo Thomas.—Ven con nosotros.

Parpadeando, el pelirrojo no se movió, solo unas palabras salieron de sus labios.—Suerte con los Penitentes.

Colocando una mano sobre el hombro de Leo, Lorelei movió sus extremidades mientras se giraba lentamente hacia el laberinto. Limpiando una gota de sangre con el dorso de su mano, la chica no dio otra mirada más hacia los habitantes que quedaron en el laberinto; siguió a los demás hacia lo desconocido.




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siren ━ newt. (1) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora