━━ ⦗ siren! ⦘
❝ la tierra tiene sed
de sangre y nosotros
tenemos un mar
dentro de nosotros. ❞
███████████ 𝙚𝙣 𝙙𝙤𝙣𝙙𝙚
la vida que una vez conocieron
fue cambiada y niños inoce...
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—¿NEWT?—LA VOZ DE THOMAS cortó el silencio que envolvía la mesa mientras se sentaban en el desayuno a comer. Chuck y Leo los acompañaban también. Las cejas del rubio arenoso se elevaron como una señal para que continuara.—¿Por qué Lorelei es la única chica aquí?
—¿En serio me estás preguntando...?—se rió entre dientes y se encogió de hombros.—Quizás deberías agregarlo a la lista de preguntas imposibles de responder para esos malditos que nos atraparon aquí.
Los ojos oscuros de Thomas se detuvieron en la chica, observándola mientras ella servía más comida para los habitantes del claro que aún esperaban su desayuno. Su cabello rubio como la nieve estaba recogido en un pequeño moño y sus ojos glaciares brillaban bajo la luz de la mañana. Sentía una picazón en la parte posterior de la cabeza que no podía rascar; él la reconocía de alguna parte. Anoche, tuvo visiones breves, que literalmente duraron lo oye se sintió diez segundos. Batas blancas de laboratorio, mascarillas, rostros borrosos y la misma voz repitiendo CRUEL ES BUENO.
Vio a una chica morena, pero también la vio a ella. Vio a Lorelei, en un estado más limpia y pura. Sus ojos, esa vez, estaban llenos de miedo. Puro miedo incondicional. Y le dijo:—Tenemos que poner fin a esto, Thomas.
Al recordar el momento de nuevo, las palabras circularon por su cabeza, un eco escalofriante rebotaban contra cada centímetro de su cráneo.—¡Hey!—un par de dedos se chasquearon frente a su rostro, haciendo estallar la burbuja que lo envolvía a él y sus recuerdos. La voz de Newt se hizo escuchar.—Deja de mirarla de esa forma, ¿quieres?
El novato parpadeó en silencio, bajando su mirada hacia su desayuno. Mientras tanto, Leo y Chuck simplemente se dieron una mirada de complicidad, compartiendo el mismo pensamiento. Newt estaba celoso.
—Entonces, Newt...—Leo se aclaró la garganta, apenas tratando de ocultar su descarada sonrisa.—¿Cuándo le vas a decir a Lorelei que te gusta?
Los ojos del segundo al mando se abrieron; lo sorprendieron con la guardia baja.—¿Lo-lo siento?
Chuck soltó una risita contra su mano y el constructor continuó:—Todos sabemos lo que sientes por ella. No eres muy bueno para ocultarlo, ¿sabes?
—No sé de qué estás hablando.
—Qué gracioso, eso es exactamente lo que ella dijo.
Las mejillas de Newt se sonrojaron y sus ojos cayeron para mirar su plato vacío con vergüenza.—Por favor, sé maduro y al menos admítelo. Podemos mantenernos callados, ¿verdad chicos?—los ojos suplicantes de Leo se movieron entre Thomas y Chuck, las únicas otras personas en la mesa.
—Uh, claro.
—Si, amigo. Solo dinos.
—Estás haciendo un gran problema... por nada...—Newt rápidamente fue interrumpido por el joven de cabello rizado.
—Entonces, ¿te gusta?
—¡Si, está bien! Me gusta ella. ¿Felices?—exclamó, lanzando sus manos hacia el aire dramáticamente, ganando algunas miradas distantes de confusión desde las mesas cercanas. Se encogió hacia atrás, frotándose la frente con los dedos. Dios, le gustaba.
—Bueno, eso es un progreso.—sonrió Leo, empujando el último resto de comida hacia su boca.—No hay nada de qué avergonzarse, amigo.
—Lo es si ella no siente lo mismo.—el rubio arenoso se quejó, provocándose una ansiedad innecesaria con solo pensar en esa posibilidad.
—Dios mío, ambos están tan ciegos como murciélagos.—Leo bufó ruidosamente antes de continuar.—Newt, es tan obvio que a ella también le gustas.
—Leo tiene razón, Newt.—Chuck habló.—Ustedes siempre se miran con ojos empalagosos, es muy gracioso.
—Para ser justos, arruiné un momento entre ustedes dos anoche. Lo siento, hombre.—Thomas se disculpó, rascándose la nuca tímidamente.
—No estamos diciendo que hagas un gran anuncio romántico o algo así, solo que... cuando llegue el momento no luches.—Leo concluyó, sus ojos se suavizaron y la sonrisa se convirtió en una de más simpatía.
—¿Desde cuando ustedes, shanks, se convirtieron en consejeros de relaciones?—Newt rió entre dientes, sacudiendo la cabeza. El calor se evaporó lentamente de sus mejillas. No se dio cuenta de lo bien que se sentía al sacarlo de su pecho hasta ahora. Por más avergonzado que pareciera, contener sus sentimientos dolía mucho más.
—Y cuando se casen, espero crédito extra por jugar de casamentero.—añadió el constructor, ganándose risas en respuesta.
