Capítulo 15

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Damien solo pensaba en tener sus besos, sus dedos tocándolo, su pene bombeando dentro de ella, quería todo y en ese momento, temía que ni eso sería el suficiente. Nada era el suficiente con aquella mujer.

El roce entre sus cuerpos mientras la besaba apasionadamente estaba ultrapasando el límite y no podía esperar más.

—Te quiero... —Damien soltó con la respiración muy acelerada, mientras miraba aquellos ojos dorados de perdición—, hacer mía. Toda.

—Soy tuya —le contestó.

Damien penetró dos dedos en su interior.

—¡Joder! Estás supermojada. ¿Me deseas? —movía los dedos sabiamente para torturarla lentamente. Kalenna, abría y cerraba los ojos e intentó arquearse para besarlo, pero él le hacía la cobra aposta para dejarla desesperada.

—Sí... por favor... —gemía cada vez más intensamente a la medida que él intensificaba los movimientos dentro de sí.

—Sí, ¿qué? ¿Qué quieres, cariño mío? Dime lo que necesitas.

—A ti... te necesito a ti. Hazme tuya, por favor —lloraba en desespero, mientras Damien sentía que su orgasmo estaba muy cerca. Quitó los dedos de dentro de ella y ella soltó un taco involuntario bufando aire. Él se rio y llevó los dedos a la boca y los chupó, saboreando delante de ella sus jugos. Los ojos de Kalenna brillaban con avidez y él estaba disfrutando de todas esas sensaciones. Ella sabía cómo la miel más dulce.

Él cogió su pene y lo posicionó a la entrada de su sexo. Sentía resbalar sobre sus pliegues húmedos y ansiosos. Le sujetó el rostro con una mano y con la otra le cogió un pecho y lo amasó pasando el pulgar por los pezones endurecidos. Su boca encontró la suya para darle un beso que la dejó sin aire.

—Mírame, mírame —pidió Damien mirando sus ojos lánguidos mientras la penetraba con calma. Ella soltó un gemido de dolor y él paró.

—¿Te hago daño? —ella negó con la cabeza y lo besó. Entonces él empujó todo el pene hace al final de su interior. Lentamente se movió repitiendo la operación para alargarla el suficiente y dejarla acostumbrarse a su tamaño.

Se sentía tan caliente, tan apretada, tan exquisita. Era perfecta. Si no parase iba a acabar por correrse muy rápido. Parecía un adolescente en su primera vez, pensó.

Le hizo el amor muy lentamente y cuando ella llegó al límite del placer, no pudo contenerse más y se corrió por completo dentro de ella, mientras ella gritaba su nombre en un orgasmo intenso.

Respirando con dificultad y sudados se quedaron un par de minutos abrazados en la misma posición. Damien la miró en los ojos.

—Me he perdido en ti, por completo. Me tienes a tus pies. Acabo de correrme entero dentro de ti... joder... estoy loco.

—No te preocupes —Kalenna entendió su preocupación—, no tengo enfermedades y como te dije, no creo que pueda quedarme embarazada.

—Es la primera vez que esto me pasa. Nunca he estado con ninguna mujer sin usar protección. Pero es que me sentía tan bien, tan a gusto dentro de ti, que no he podido pensar. Relaja, yo también estoy limpio. Te aseguro.

Kalenna se alegró con su respuesta. Le gustaba saber que podía proporcionarle placer y que había sido bueno para él como había sido para ella. Elle era experto y tenía miedo de que no le hubiera gustado. Ella no tenía buenas referencias en eso.

—Me alegro de que te haya gustado, al menos.

—¿Gustado? Te tienes en muy baja consideración, mi amor —le dijo mientras la giraba para dejarla a horcajadas arriba de él—, lo que hiciste fue darme el más puro placer que un hombre puede sentir. Eres maravillosa. Solo hay un pequeño problema.

El abogado de familia © *TERMINADA Y COMPLETA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora