Capítulo 20

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—Estás muy animado. Tengo la sensación de que ayer pasó gata por tu tejado... —Ryan se reía al teléfono.

—No confirmo ni desmiento —bromeaba Damien, hablando para los altavoces, mientras conducía—. ¿Qué tal se nos vemos este fin de semana? Echo de menos la comida de Danielle y quiero ver la pequeña.

—Pues sí, parece que te haya mordido algún bicho, sí. No puedo creer que por fin nos vengas a visitar. Danielle también te echa de menos.

Damien se había levantado inspirado y feliz. Hacía mucho tiempo, con el trabajo y su vida ajetreada que no disfrutaba tanto de la vida como ahora. Pensó que eso, tal vez se debiera a su nueva chica. ¡Esperad! ¿Nueva chica? Kalenna no era su chica. Pasaron una noche increíble y dijeron muchas palabras intensas, pero ella no había dicho nada de seguir juntos y él no sabía si era eso que quería. Tenía muchas dudas, pero lo que si sabía es que no quería complicarse la vida.

—Necesito tus consejos, Ryan. Creo que eres la única persona que pueda ayudarme en estos momentos —soltó.

—Hum... ¿por qué tengo la sensación de que estamos hablando realmente de una gatita? —bromeó nuevamente, pero luego le dijo tranquilo—, tranquilo, amigo. Estoy aquí para lo que haga falta, lo sabes. Le pediré a Dani que haga tu plato favorito. Vente para acá y hablamos. Y si quieres... puedes traer quién sea.

Damien no estaba preparado para asumir cosas con Kalenna, primero tenía que resolver su situación, la suya y después luego vería en qué término la quería en su vida o si siquiera la quería. Sí, la quería. Su cabeza estaba hecha polvo.

Llegó al despacho y se sorprendió cuando Anne le dijo que tenía el Sr. Willson esperando en su despacho. Estaba muy nerviosa y hablaba atropelladamente, explicando que le había dicho que no podía entrar, pero que él no le había hecho caso y que no quiso llamar la seguridad, así que prefirió esperar a que Damien llegase.

Damien cerró los puños con fuerza. Cerró los ojos y suspiró.

—No te preocupes, Anne, tranquilízate. Ya me encargo yo de este señooor —reforzó la palabra con rabia—, por favor, quédate atenta al intercomunicador. No sé hasta qué punto va a necesitar llamar la seguridad.

Anne tembló y meneó la cabeza afirmativamente, sin poder hablar.

Damien entró en el despacho y cerró la puerta de un tirón. Avanzando hasta su silla, dijo, notando la presencia de James sentado en la silla con las piernas cruzadas y tomándose una copa. Que desparpajo tenía.

—Vamos a cortar las presentaciones, James. ¿Qué quieres?

James posó el vaso en la mesa y empezó a aplaudir irónicamente. Sus movimientos eran lentos y estudiados. En su rostro había una sonrisa malvada que fue cambiando a más seria a la medida que soltó las palabras.

—Muy bien, caro Dr. Becher... parece que saltamos los modales y nos tuteamos ya. Cómo quieras. Al final, tenemos ya alguna conexión los dos. Ambos hemos dormido con la zorra que se denomina mi mujer. Así que, si compartimos la misma furcia, eso nos hace colegas, ¿no? —empezó a dar carcajadas siniestras.

Damien que se había puesto delante de su secretaria, echó todo el cuerpo por encima de esta y con las manos cerradas en puños se acercó más al lado donde estaba James.

—Ya te lo he dicho una vez y te lo repito. No te admito insultos en mi despacho. Deja tus acusaciones para el tribunal donde tendré todo el gusto en aplastarte —la voz de Damien salía tranquila, pero grave y con unos tonos más elevados que el normal.

El abogado de familia © *TERMINADA Y COMPLETA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora