Capítulo 17

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Damien llamó a la extensión de Arizona y le sugirió que fuesen a comer los dos juntos al restaurante de siempre. Ella le había contestado inmediatamente que sí. Tenía en mente otra propuesta para ella y como siempre estaba dispuesta, sabía que acabaría por lograr su idea.

Tras la comida, en la cual ella estuvo todo el tiempo hablando de sus cosas, sus casos, lo buena que era y las mil virtudes de que se halagaba todo el tiempo, Damien le pidió que subiese a su despacho para tomar el café. Era una mujer realmente desagradable y a pesar de que tenía un cuerpo de muerte y una belleza muy singular y evidente, cada vez que abría la boca conseguía apartar cualquier rasgo de interese por parte de Damien. Pero él tenía en mente otra tarea para ella, en la cual hablar no estaba incluido.

Cuando entraron en su despacho, él cerró el pestillo de la puerta y ella se dio cuenta.

—Humm.... ¿Me encierras aquí para tomar el café? —Su cuerpo empezó a moverse hacía él con movimientos gatunos y sensuales. Tenía la presa en acción. Ahora solo le restaba atraparla en su juego.

—La verdad es que estaba pensando en que pudieras tomar algo más que solo el café...

La cogió de la cintura y la empujó hacía el sofá que tenía. Le empezó a dar besos en su cuello hasta quedar atosigado con tanto perfume intenso que llevaba. Se sentó en el sofá, bajó los pantalones dejando su pene al aire. La tenía de pie delante de él con los ojos muy abiertos y ávidos de placer.

—Echo de menos tu boca maravillosa en mi polla. Adoraría que me la chuparas como solo tú sabes hacer —estaba siendo un cerdo con ella. Lo único que quería es que le hiciera una mamada y que quizás si lograse correrse con ella, podría olvidar Kalenna por un instante y volver a ser el despiadado Damien, que solo buscaba sexo por lo que era: un placer transitorio.

Ella se quedó encantada con sus palabras y cayendo en sus enredos, se arrodilló a su frente y sin grandes dilaciones cogió la polla con sus manos y la metió en la boca. Empezó a hacer una maniobra de subir y bajar con el ritmo compasado, logrando colocar su duro y grueso pene todo en su boca hasta tocar su garganta. Con las manos, ayudaba a ordéñalo. Lo miraba de vez en cuando con sus ojos lascivos de deseo.

Damien la cogió por la cabeza con total control y se sentía como un rey teniendo aquella mujer sumisa a su antojo. Sin cualquier remordimiento empezó a empujarla con más fuerza, logrando que su pene llenara su boca de tal forma que ella soltaba arcadas continuamente, salivando todo su miembro. Aquello lo estaba dejando loco y en menos de nada y sin preaviso se corrió completamente en su boca, haciéndola lamer cada pedazo hasta limpiarlo todo. Con los dedos limpió su boca de un poco que le había quedado y le dijo:

—Siempre consigues llevarme al cielo, reina —se levantó dejándola en el suelo aun arrodillada—. Pero ahora, si eres tan amable, tengo una reunión importante a la que acudir. No te olvides de cerrar la puerta —le mandó un beso en el aire y entró en el baño continuo a su despacho, dejándola sola a sus espaldas. Sabía que estaba siendo un gilipollas con ella, pero también sabía que Arizona lo conocía bien y que le gustaba aquel juego.

Cuando volvió junto a su secretaria, ella ya no estaba en la habitación. Suspiró aliviado. Menuda mamada acababa de darle. Estaba extasiado, pero de repente su mente se acordó de la mujer con la que había pasado la noche y se sintió mal. Pensó que aquello iba a permitirle olvidarse de sus manos, de su boca, de su cuerpo por algún momento, pero, todo lo contrario. Ahora se sentía una mierda.

En su mente, acababa de engañarla, de estar con otra mujer en el mismo día en el que la tuvo en sus brazos. Se sentía asqueado con su comportamiento y blasfemaba el hecho de que nunca tuvo remordimientos de nada ni con nadie, para ahora estar rendido. No le debía nada, no era su novia, ni su mujer, ni mucho menos. En la realidad, había estado con una mujer casada. Aun. No sabía se era posible haber cometido tantas estupideces en menos de doce horas.

El abogado de familia © *TERMINADA Y COMPLETA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora