Kalenna entró en el edificio de las oficinas Becher. Cuando llegó a la recepción se dirigió a la chica por detrás del mostrador.
—Buenas tardes, tengo una reunión con el Dr. Becher —sonría muy educada.
—De acuerdo... ahora mismo... —no pudo terminar, porque una voz la interrumpió.
—Déjalo, Katie, ya me encargo yo de acompañar la señora Willson al despacho de Damien —dijo Arizona con una voz arrastrada, pareciendo una serpiente.
Kallena se giró y vio la mujer que tenía delante de sus ojos. Cabello negro largo, un maquillaje perfecto en un rostro que más parecía una modelo de pasarela y unas piernas infinitas que se veían perfectas bajo el traje de dos piezas, con falda y bléiser roja. Tenía una camisa blanca de seda que enmarcaba todo el pecho abultado que tenía. Destilaba sensualidad. Kalenna pensó quién sería aquella mujer que se dirigía a ella conocedora de su nombre.
—Perdón, pero no creo que hayamos sido presentadas antes —dijo Kalenna extendiendo la mano para saludarla formalmente.
—Es cierto que no hemos podido coincidir aun, pero Damien me habló de usted, señora Willson. Mi nombre es Arizona Turner, soy socia y abogada de este bufete. Encantada de conocerla, por fin.
Kalenna se sorprendió con su comentario, no sabía que Damien hablaba de sus clientes a otras personas. Pero entendió que, al ser una socia, estaría quizás al tanto del caso.
Arizona llevó Kalenna por los pasillos hasta los ascensores, charlando amistosamente con ella. Le comentó rápidamente que trabajaba allí hace unos años e insinuaba que Damien la tenía en muy buena reputación y amistad. Cuando llegaron a la entrada del despacho, Arizona dejó a Kalenna en forma de despedida.
—Bueno, hemos llegado. Te dejo, pero no sin antes decirte que, si necesitas algo que sea, no dudes en hablarme —se acercó a sus oídos de forma confidente y Kalenna se sobresaltó con la intimidad que causó aquella invasión de espacio—, sé lo difícil que tiene que ser lo que estás pasando. Aquí entre los compañeros tenemos información de los casos que nos llegan y Damien me dijo, en confidencia, que estaba preocupado por tu estado anímico.
Arizona hablaba suavemente, aunque sus palabras eran rocío de veneno. Se había apurado a saber todo sobre aquel caso que tenía Damien tan ocupado. Y desde la última vez que había estado en su despacho y de la forma como él la había tratado, sospechó que algo estaba pasando. Ingeniosa como era, había podido descubrir que Damien tenía aquella mujer en su casa y no podía esperar para hacer con que aquella fulana con cara de ángel se apartase de su vida. Iba a jugar sucio.
Le dio un beso en la mejilla y dejó a Kalenna estupefacta delante de la puerta que daba acceso a la parte de las oficinas donde Damien tenía el despacho. ¿Qué había sido aquello? Se enfureció al pensar que Damien hablaba con aquella mujer sobre su estado. No tenía el derecho de hacerlo, por muy socios que fuesen. Respiró hondo intentando olvidar el episodio y entró por la puerta.
Damien estaba hablando con Anne, cuando ella se adentró en la habitación.
—Ah... señora Willson. ¿Qué hace aquí? —preguntó sorpresa— No me anunciaron que había llegado.
Tanto formalismo, pensó Kalenna, ahora mismo estaba hablando con compañeros de su despacho que sabían más de sí, que ella de ellos. Damien se acercó y colocando una mano por encima de su hombro, muy educadamente, la empujó suavemente hacía el despacho.
—Vamos, por aquí. Acompáñeme. —Kalenna siguió sus instrucciones. Damien giró el cuello por encima del hombro y dijo a su secretaria.
—No quiero ser interrumpido por nadie —y cerró la puerta con Kalenna ya dentro.
ESTÁS LEYENDO
El abogado de familia © *TERMINADA Y COMPLETA*
RomanceDamien Becher se había ganado la fama y el prestigio de ser uno de los mejores abogados de familia en Londres. Pero esas largas horas echadas en la oficina y cuidando de casos en tribunal lo estaban agotando, por eso decide hacer un parón y cambiar...