Epílogo

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NOTA DE LA AUTORA

A pedido de todos aquellos que leerán esta novela, que abrazaron a Kalinna y a Damien y que viajaron por estos capítulos como fieles lectores, os dejo el epílogo que tanto me habéis pedido. Ningún final es suficiente cuando se quiere a los personajes, como yo, pero creo que es el final justo para esta historia que tuvo sus momentos buenos y malos. Gracias a todos por leerme. ¡Sois lo más! Un abrazo enorme.


EPÍLOGO

Estaban todos reunidos en casa de Ryan y su mujer: Fred, Marvin y Damien. Los cuatro amigos juntos. Después de todas las tragedias y alegrías, estipularon entre todos juntarse más a menudo. Así que cada quince días se reunían, turnándose en casa de cada uno, para convivir.

—Venga, hace un día maravilloso —Marvin entregó las dos botellas de cerveza que traía en la mano a Fred y Damien.

—Sí, hemos tenido suerte. Salió un día estupendo para una parrillada, buena idea la de Ryan —afirmó Fred.

—¿Quién habló de la parrillada? —Ryan se asomó al grupo, con las manos en jarras y su delantal de chef—. Que sepáis que hoy vais a chuparos hasta los dedos de los pies con la maravilla que estoy preparando en la brasa.

—De eso no dudamos —dijo Damien—, siempre nos hinchas a comer, nos quieres gordos, cabrón.

Se reían todos. Damien miró para la mesa exterior donde se sentaban Kalinna, Danielle, la mujer de Ryan, y Ruth la nueva novia de Marvin. Estaban allí las tres charlando muy contentas. Damien se sintió muy feliz de ver Kalinna sonreír a gusto y pacífica. Su corazón dio un vuelco cuando miró su tripa casi a punto de dar a luz. Le quedaba menos de una semana. En la realidad, podría nacer en cualquier momento y estaba deseando ver su hija.

—¿Cómo va la empresa? ¿Te orientas solo? —preguntó Ryan a Marvin.

—Sí, ahora bien. Confieso que echo de menos Kalinna. Es muy buena en lo que hace, me sorprende que no quiera dirigir los negocios, tiene vocación. Sin embargo, ahora lo tengo más o menos controlado, creo.

—Sí, mi amigo, me alegro, porque no creo que Kal vaya a volver tan rápido, si es que vuelve. Y menos ahora con el bebé —dijo Damien.

Kalinna había dejado la presidencia de la empresa en las manos de Marvin. Se habían convertido en grandes aliados. Después de todo lo que pasó, al fin y al cabo, entendieron que los dos fueron usados y manipulados por James y que la idea que tenía uno del otro estaba lejos de ser la verdadera. Con la llegada del bebé, Kalinna se fue apartando más de los negocios y volcando su tiempo para prepararse para ser mamá. Además, según ella, quería dedicarse a la escritura y a la fotografía que era su real pasión.

—¿Y tú novia? Es muy guapa. ¿Eso va en serio o qué? Vamos a tener boda como aquí el amigo Damien. Al mejor os puede casar en el mismo día.

—Nosotros ya estamos casados, Fred. Y tú eres el padrino, que memoria corta tienes...

—No hablo de esa boda. Yo digo la verdadera, eso han sido dos papeles firmados sin sal. No tiene gracia. Yo espero con ansiedad vuestras bodas y, más aún, las despedidas de solteros.

Damien y Kalinna decidieron casarse cuando la niña hiciese seis meses, con fiesta y ceremonia. Así podían bautizarla y casarse el mismo día, sin embargo, ellos ya se habían casado por lo civil a los pocos meses de salir la sentencia de divorcio.

—Va en serio, pero no para casar. Aún no. Dejarme disfrutar un poco, caray —dijo Marvin.

—¿Soy el único que considera el santo matrimonio una verdadera bendición? —preguntó Ryan.

El abogado de familia © *TERMINADA Y COMPLETA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora