Capítulo 3

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Abrí la puerta del departamento sintiendo el mundo caerme encima.

Nunca entenderé a los padres que dice que el colegio o universidad no cansan, creo que es hasta peor que trabajar.

La mente se me cansa, a tal punto de que creo que tendré un derrame cerebral.

Necesito una dosis de Harry Styles para sentirme mejor.

Entre quejos me adentre al departamento, cerrando la puerta detrás de mi.

Fruncí el ceño cuando vi a Gaby en el suelo, en una posición de yoga.

—¿Qué haces?—le pregunte caminando a la cocina.

Ella se mantuvo en silencio por unos segundos.

—Practico la ley de atracción.

Rei abriendo la refrigeradora tomando un jugo de fresa.

—¿Y que le pides a la tierra?

Gaby se volteo a mi con una sonrisa.

—Un chico de ojos verdes, con cabello castaño, labios perfectos para besar y una polla grande para montar.

Casi escupo el jugo cuando la escuche, la mire con los ojos abiertos y ella solo rio.

Dios, no puedo creer que alguien que luzca así de tierna tenga una mente tan perversa.

—Es broma, solo pido un novio que escuche a Harry Styles, the neighbourhood, Chase Atlantic, arctic monkeys y cigarettes after sex.

Asentí resoplando.

—¿Eso no es mucho pedir?

—Si...—se puso de pie—Pero no hay que conformarse querida.

—Tienes razón.—concorde.

Tome una manzana del tazón de frutas, botando la caja del jugo, antes de encaminarme al pasillo.

Tengo mucha tarea, y es mejor empezar temprano, ya que siempre me entretengo con cualquier cosa.

—Oye Camí.—me llamo ella.

—¿Si?

—Tengo una duda, ¿Por que no te agrada Sean?

Respire hondo.

—No me gusta que se roben mis cosas...

—¿¡Te robo!?—pregunto casi gritando.

—Si, ¿Recuerdas la pizza que comiste el domingo? Bueno, esa era mi pizza, la que me robo el día que lo conocí.

—Oh, oye pero no es para tanto...

—Pues, gaste veinte dólares en ella, así que creo que si era para tanto—solté una risa.

Ella me miro pensativa.

—Bueno, con ese punto, si tienes razón...—admitió con un asentimiento de cabeza—Solo no lo odies mucho... ¿Si?

La mire con el ceño fruncido.

—¿Y eso por qué?

Una sonrisa se formo en sus labios.

—Recuerda que entre odio y odio el amor se asoma...

No evite soltar una carcajada.

—No seas tonta Gaby.

Ella siguió con la sonrisa en su rostro, me dio una mirada traviesa antes de entrar a su habitación.

Bufe.

Amor si claro, yo no estoy aquí por eso.

Solo quiero graduarme e conseguir un trabajo en una buena editorial para comprar mi casa e auto.

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