Cubrí mi rostro y anatomía, con ambos de mis brazos y rodillas, tratando de protegerme de los duros golpes y patadas que me lanzaba Royer, me encogí en la esquina de la pared, haciéndome un capullo, las lagrimas descendían de mis ojos sin parar, mi cuerpo se estremecía por el llanto, el miedo y dolor.
—E-es s-solo... U-un amigo...—dije con temor a provocarlo—Te lo juro...
—Ca-lla-te—pronuncio en silabas, dándome duras patadas directas a mi cabeza, caí de lado, debido a los determinados golpes que me lanzaba, volviéndome aun más frágil.—Eres una maldita zorra que no sirve para nada.
Cerré mis ojos, tragándome mis palabras, quejidos, con tal de no hacerlo enojar más, pensando en mis cosas favoritas, simplemente dejándome llevar, hasta que se detuviera... Pero no lo hizo, al menos no hasta que yo quedara inconsciente, con coagulaciones de sangre por todo mi cuerpo.
Tome la maleta de mi armario, colocándola sobre la cama, volviendo al closet, tomando todo lo posible y depositándola en ella, estoy desesperada, las lagrimas no paran de deslizarse por mis mejillas. Tengo miedo, y mucho.
No se lo que hago, solo, solo quiero huir, lejos de este caos.
Encontrarme en esta situación nuevamente no me hace nada bien, he perdido el equilibrio y probablemente vuelva a perderme a mi misma.
—Camí tranquilízate, por favor —pidió Lía en suplica, ella me tomo del brazo, deteniéndome, pasando su mano sobre mi rostro limpiando las lagrimas, mi anatomía esta temblando, y no puedo parar—Respira, exhala, respira, exhala—ordeno y lo hice, ella me acerco a su pecho, envolviéndome en sus brazos, acariciando mi cabello—Todo estará bien, pero debes tomarte las cosas con calma.
Negue, cerrando los ojos.
—N-no, n-no puedo Lía... S-soy más débil de lo que aparento—dije entre llanto.
—Tú eres mas fuerte de lo que crees Camille, no dejes que la negatividad te gane, yo estaré aquí, para ti como siempre, no te dejaré sola en esto.
—N-no se que hacer, n-no se, Dios, todo es una completa mierda—me separe de ella tratando de calmarme, pero lo que hacia era exaltarme más.
Gaby apareció en la entrada de la puerta, ella no dudo en acercarse a mi y abrazarme fuertemente.
Permanecí con ella de esa forma, por unos minutos, llorando. No puedo creer que estaba siguiendo con mi vida, tratando de superar todos mis amargos momentos del pasado, para que en un abrir y cerrar de ojos todo me caiga encima.
Como si yo lo mereciera, la vida me esta dando golpes, como si yo fuese la persona más desgraciada y malvada.
—Deja salir todo Camí, llora... Estamos aquí para ti, como tu siempre lo has estado para nosotros
—Juro que lo matare si llegue a verlo—escuche el mormullo de Fer.
Gaby se separo, observándome con una pequeña sonrisa, llevo unas de sus manos a mi rostro, separando los mechones de cabellos húmedos por las lagrimas que se adherían a mis mejillas.
—¿Llamaste a Keren y a tus padres?—pregunto Mario desde la puerta, negué con la cabeza—Hazlo, ¿Si?—Asentí—¿Quieres comer algo?—sonreí como respuesta—¿Pizza?—inquirió el devolviéndome el gesto, asentí—Bien, Fer ¿Vamos?
—Claro, por Camí hasta me camino el desierto.—fue su respuesta, no evite soltar una risa.
—Ya volvemos—dijo Mario, saliendo con Fer de la habitación.
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Polos Opuestos
Ficção AdolescenteNo éramos iguales en ningún tipo de aspecto. Nuestros caminos eran distintos. Pero llegaban al mismo destino. Porque fuimos hecho el uno para el otro. Como dos piezas que encajaban a la perfección. MILKELIS, 2021 PRIMER Y SEGUNDO LIBRO