Capítulo 12

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Jaja, hola, lo siento pero es que estuve ocupadita escribiendo mi ultimo amor de verdad... Les quiero, jeje, a leer.

Oh y hay faltas, no muchas, pero si hay... Okay a leer.

Ajuste mi mochila, era muy pesada y me dolían los pies.

Llevábamos alrededor de treinta minutos caminando, el sudor corría por mi frente.

Estaba muy agotada.

Ya nos encontrábamos en el bosque, pero aun no hallábamos el lugar correcto para establecernos, por lo que estamos caminando, y en circulo pareciera.

Tenia la impresión de que caminábamos en circulo, podía jugar que había visto la misma roca más de diez veces, con el mismo hormiguero en el centro.

Los chicos habían dejado la casa rodante a unos kilómetros, debido a que no querían gastar la gasolina, y la buscarían luego de encontrar un lugar fijo.

Mario iba al frente con Lía, seguido Gaby, Sean, Fer y yo.

—¿Te ayudo?—pregunto Sean.

Me tense.

—No, estoy bien.

—Rose—insistió tomando mi mano.

—Puedo con esto, gracias Sean—me zafe de su agarre.

Le di una sonrisa forzada, apresurando mi paso.

Había estado evitándolo desde que salió el sol, me siento incomoda con su presencia y cercanía, por lo que sucedió en la madrugada entre nosotros.

No se en que pensaba cuando lo tome para seguir con el beso.

Estoy tan avergonzada.

Cuando estábamos besándonos, escuchamos pasos, por lo que me levante rápidamente, yendo a mi habitación, dejándolo solo allí.

Sean a intentado acercarse a mi, supongo que para hablar sobre ello, pero no estoy lista para hacerlo.

—¿Están peleando de nuevo?—La voz de Gaby me saco de mis pensamientos.

Me sorprendí, debido a que no habíamos hablado.

Sonreí.

—No, solo no quiero ayuda.

—Manténganse así, este viaje es para pasarla bien entre nosotros, no para peleas tontas.—dijo divertida.

—Exacto...

Ella parecía querer decirme algo, pero no sabia como.

Estuve por decir algo, cuando ella se me adelanto.

—Bueno, quiero pedirte disculpa por lo de esa noche, no estuvo bien que te hablara de esa manera, eres mi amiga y actué mal—dijo con una sonrisa tímida.

No evite curvar mis labios, en una pequeña sonrisilla.

—Descuida, pero aun así quiero ayudarte, porque me preocupa Gaby.

Respiro hondo.

—Claro, aunque no quiero hablarlo aquí... Me gustaría que fuera en casa—dijo no muy convencida.

La verdad la entiendo, no es fácil afrontar eso, y abrirse es la parte mas difícil, en la que te expones hacia alguien, vulnerable, con el temor de contar tus secretos más profundo, haciéndote sentir desnudo, descubierto.

—No hay problema Gaby.

Asintió, sonrió.

—Entonces ¿Ya estamos bien?

Polos OpuestosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora