Camille
El día esta nublado, las nubes en un tono grisáceo, la brisa es helada, todos visten de negro. Algunos lloran, otros murmullan. Hay personas a mi alrededor que no conozco, tal vez algunos sean hipócritas, y solo estén haciendo acto de presencia, mientras que otros si lamentan la muerte de mi padre.
Me encuentro en un vacío en este instante, las lágrimas ya no salen, pero aún así lloro internamente.
Mi padre, un hombre tan bueno, honorable, dulce, con un alma pura, se ha ido.
Hoy estoy enfrente de su ataúd, viendo su rostro, por última vez. Ya no estará más nunca conmigo.
Hoy me tengo que despedir del hombre quien me vio crecer, me crió, y me ayudó a convertirme en la persona que soy hoy en día.
—Stefan... ¿Por que ahora cariño?—mamá estaba desconsolada. —Es muy pronto...
—Mamá...—Keren la abrazó, llorando junto a ella.
Vi como mis abuelos besaron el cristal del ataúd, como acto de despedida. Me parece tan cruel verlos enterrando a su propio hijo.
Mama al contrario, pidió que levantaran la tapa de cristal, para inclinarse un poco hacia el cuerpo muerto de mi padre, dejando un beso en la mejilla de el.
—Nos vemos mi amor, adiós...—dijo entre sollozos.
Mi madre dio dos pasos hacia atrás, para séderle el turno a mi hermana mayor, Keren limpió sus lágrimas, mientras lo miraba.
—Te extrañare mucho, cuida de mi siempre, te quiero —sus palabras fueron casi en aludió.
Ella voltio hacia mi.
Me negué de inmediato
No quería.
No quiero.
No quiero despedirme.
—No—dije, aprete mis labios, una lagrima rodo por mi mejilla.
—Vamos Cam, no hagas esto...—Keren camino hacia mi tomando mi mano—Se que esto es jodidamente doloroso... Pero papá merece una buena despedida.
Lo único que hice fue asentir con la cabeza, Keren me dio una sonrisa nostalgia y algo reconfortante, di pasos cortos en dirección al ataúd, un nudo se estanco en mi garganta, las piernas me comenzaron a temblar y mi vista a nublar.
Mordí mi labio inferior con fuerza hasta sentir el sabor a sangre, mi pecho se oprimió cuando tuve la viva imagen del cuerpo de mi padre en frente de mi.
No.. No...
Un sollozo escapo de mi boca, la cual tape de inmediato, cerré los ojos dejando las lagrimas acumuladas salir. No pude ni con mi propio cuerpo, solo sentí como las ganas de morir se apoderaron de mi.
Sabia que iba a ser difícil despedirme, pero no pensé que se sentiría de este modo.
Tan desgarrador, como si estuvieran a punto de quitarme un pedazo de mi.
—Papá... —dije apoyándome del ataúd, abriendo mis ojos llevando una de mis manos al rostro de mi padre, llorando.—Papá... ¿Por qué me hiciste esto? ¡Me has dejado sola! Dijiste que nunca lo harías... Creí en ti papá... Y me has abandonado... ¡Tambien me has dejado como todos! Eso es muy cruel papá, no te lo voy a perdonar.
De pronto me encontraba a mi de pequeña tomada de la mano con papá, el cargándome para llevarme en sus hombros, diciéndome que soy su princesa.
Jugando juntos en la alberca.
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Polos Opuestos
JugendliteraturNo éramos iguales en ningún tipo de aspecto. Nuestros caminos eran distintos. Pero llegaban al mismo destino. Porque fuimos hecho el uno para el otro. Como dos piezas que encajaban a la perfección. MILKELIS, 2021 PRIMER Y SEGUNDO LIBRO