NOORA
Mamá me llama para nuestra habitual charla semanal. Como es costumbre nos pasamos hablando alrededor de una hora. Me cuenta que se ha apuntado a un curso de jardinería con papá y que contra todo pronóstico lo que han aprendido en las primeras clases lo han realizado en el jardín de casa de manera exitosa. Después de varios años intentando hacer en casa (sin éxito) un pequeño jardín han cedido ante aquel curso de jardinería gratuito que se imparte de manera anual desde hace varios años en el pueblo.
—Es un chico muy mono—dice mamá—Me gusta para ti.
El profesor del curso es un chico joven y mamá me está preguntando sobre pasarle mi número para poder tener una cita con él. Mamá le ha mostrado una foto mía y él le pidió mi número de teléfono.
—Mamá no puedes intentar que conozca a todos los chicos de mi edad que tú crees que son perfectos para mí.
—Solo estoy dando mi opinión. Es el prototipo de chico que a ti te gusta así de mediana altura, guapo y moreno.
Me río porque no puede estar más equivocada.
—Mamá, a mí siempre me han gustado los chicos rubios y altos.
—¿Pero si apenas mides un metro cincuenta y dos para qué quieres un chico tan alto?
—Por pedir que no quede-rio.
—Ya claro... A ti lo que te pasa es que tienes a un chico por ahí y por eso no quieres conocer a Noël. ¿Cómo es? ¿Es guapo? ¿Cómo se llama?
—Eres mi madre no mi amiga no pienso decirte si tengo a alguien aquí pero si te quedas más tranquila no he conocido a nadie.
—No me creo que mi hija con lo guapa que es no tenga algún pretendiente allí.
Ava entra a mi habitación sin llamar y me pide disculpas cuando ve que estoy hablando por teléfono.
—Es mamá—digo.
—Señora Dahl—grita Ava—¿Cómo está? ¿Me oye?
Ava roba el móvil de mi mano y empieza una conversación con mi madre de la que me dejan totalmente aparte. Desde que hace dos años Ava fue a pasar unos días conmigo al pueblo mamá la tomó como la segunda hija que nunca tuvo (soy la única chica en la familia mis hermanos son todos hombres). A veces siento celos porque habla más con ella que conmigo.
—No, señora Dahl, su hija no tiene novio—la oigo decir—No, claro que no. Lo que pasa es que los exámenes están a la vuelta de la esquina y está un poco agobiada ya sabe cómo es—mamá dice algo—Claro que se lo diré señora Dahl. Un placer volver a hablar con usted que tenga un buen día.
Ava corta la llamada y me devuelve el móvil.
—Tú madre dice que deberías comer más que estas muy delgada.
—¡Pero si no me ha visto desde hace meses! Esta mujer... —me quejo—¿Qué haces tú aquí?
—Me aburría y vine a hacerte una visita. ¿Tienes algo que hacer? Podríamos ir a merendar a aquella cafetería...
—¿Para que puedas volver a ver a Rhett? —elevo una ceja y sus mejillas se vuelven rosadas.
—No—niega—Quizás Ezra esté allí.
—No sé qué está pasando entre Ezra y tú pero eso va a salir mal. A ti siempre te gusto Rhett no sé qué viste ahora en Ezra.
—Lo de Rhett y yo es imposible, no voy a perseguir algo que sé que no va a ocurrir.
—¿Entonces estás seguro sobre lo que sea que tengáis Ezra y tú?
Ava asiente sonriente pero estoy segura de que en su interior hay un caos mental mayor que el que ahora mismo hay dentro de mí.
ESTÁS LEYENDO
Déjame leerte en braille [Libro #1 Saga Destinos]
Novela JuvenilEn la prestigiosa Universidad de Londres, Noora, una brillante estudiante de psicología, oculta un doloroso secreto: una fobia que la paraliza y que solo su mejor amiga, Ava, conoce. A pesar de años de terapia, Noora siente que no avanza y su vida s...