38 dolor

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Ha pasado más de un mes desde que Grayson se fue a Italia y perdí el contacto con él. A pesar de que lo llamé varias veces al día durante las dos primeras semanas como una auténtica acosadora, el buzón de voz aparecía en cada una de mis llamadas. Ninguno de mis mensajes fueron contestados así que atrapé la indirecta y dejé de bombardearlo a llamadas y mensajes. Grayson tomó un nuevo rumbo y yo no estaba en el.

—Hasta mañana Noora—el jefe de seguridad del hospital se despide de mi y hago un suave movimiento de mano.

Una semana después de que Grayson se fuese comencé mis prácticas en el hospital y aunque fue lo que siempre desee se está convirtiendo en algo duro para mi. No sentía la motivación para levantarme de la cama y mucho menos para venir al hospital después de lo ocurrido en el aeropuerto. Dejé que todo mi mundo girase en torno a Grayson y cuando él se fue me sentí vacía. En cada rincón de la facultad y de la residencia nos veía a nosotros y no era capaz de avanzar. Si no hubiese sido por Sky hubiese perdido mis prácticas antes de comenzarlas. Ella fue mi mayor apoyo durante todo este tiempo. Ella me acompañó a terapia, me obligaba a ir a clase y a no pensar que mi vida estaba vacía sin Grayson. Sky hacía planes todos los días. Un día íbamos al centro comercial, otros al parque, alguno que otros a pasear... y yo en cada uno de ellos me mantenía en silencio y caminaba como un alma en pena. Sky era quien hablaba y hablaba sin parar. A veces quería decirle que parara, que estar en silencio estaba bien para mi y no tenía por que hablar sin parar pero las palabras no salían de mi boca. Durante este último mes escasamente vimos a Ava. Ella desapareció durante un par de días y cuando volvió solo la veíamos en el comedor de la universidad. Sabía que algo estaba mal con ella pero no tenía la fuerza para soportar nada más en mi vida así que nos fuimos alejando sin darnos cuenta hasta que sentí como nuestra amistad se estaba apagando.

Salgo del hospital y pongo mis auriculares con música aleatoria. El campo de fútbol queda cerca y así evito saludar a nadie. Algunas veces me encontré con Ezra y Rhett y nuestros encuentros siempre fueron algo distantes. Hay un aura entre nosotros algo oscura y me siento incómoda cuanto estamos los tres en un mismo lugar. Cuando los veo por separado es distinto.

—Pequeña Noora—oigo la voz de Rhett a lo lejos cuando paso por la puerta del campo de fútbol. Guardo los auriculares en mi bolsillo antes de girarme hacia él pero Rhett no está solo si no que Ezra está a su lado.

—Hola chicos. ¿Qué tal les va?

—Perdimos la temporada así que solo nos queda entrenar hasta que finalice el curso—dice Ezra.

Si antes de Grayson para mi el fútbol era algo que obviaba desde que se fue paso a ser algo inexistente.  Creo que soy la única que no sabía que el equipo de la universidad no había pasado a finales.

—Ohh, lo siento—me disculpo—No había oído nada—miro el reloj del móvil actuando apresurada para irme rápido de aquí.

—¿Tienes prisa? ¿Has quedado con alguien?—pregunta Rhett.

—Sí. Quedé con Sky en un rato y voy algo tarde—miento.

—¿Quieres que te acerquemos?

—No—niego—Gracias. No está lejos de aquí. Nos vemos pronto chicos—busco los auriculares en mi bolsillo y comienzo a desenredarlos.

—Noora—Ezra dice mi nombre—Grayson ha cambiado de número.

Mis manos comienzan a temblar y siento como los auriculares podrían caer al suelo.

—Está bien saberlo—balbuceo.

—No tengo su nuevo número pero el entrenador sí—dice Ezra—Quizás pueda convencerlo para que me lo de.

—No es necesario—finjo una sonrisa—Si Grayson quisiera hablar conmigo ya lo habría hecho.

Déjame leerte en braille [Libro #1 Saga Destinos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora