5. La mentira

8.8K 684 176
                                    

GRAYSON

Sabía que Noora Dahl estaba jodida pero no hasta qué punto. Todo en ella gritaba inseguridad y yo siempre pensé que el idiota de Romeo la había hecho sentir así pero ahora lo comprendo todo. Mientras la señora Andrew me contaba sobre la fobia de Noora veía como cada vez se hundía más en la silla y sus mejillas se volvían rosadas. Aunque no lo dijese sé que esperaba que hiciese cualquier comentario fuera de lugar sobre su fobia pero mis labios se mantuvieron cerrados. Lo que más me impactó fue su reacción cuando tomé su muñeca, no quise hacerlo de aquella manera y mucho menos asustarla. Ahora estamos saliendo de la consulta de la señora Andrew ella va delante de mí y llama al ascensor rápidamente para que no la alcance y así poder subir sola pero cuando las puertas del ascensor se están cerrando pongo mi mano entre ellas y se abren de nuevo. Noora hace un mohín con sus labios que me parece hasta mono y guiño el ojo.

—¿Necesitas que te acerque a algún lado? —pregunto saliendo del ascensor.

—¿No te quedó claro que fuera de aquí no nos conocemos?

—Va a ser algo difícil porque si no recuerdo mal tenemos tarea para la semana que viene.

—Mira—Noora da media vuelta sobre si misma provocando que me pare en seco para no chocar contra ella—Esto me parece una mala idea.

Noora es bastante bajita no puede medir más de uno cincuenta y cinco que comparado con mi metro ochenta la hace parecer todavía más bajita. Su pelo es rubio pero no natural y sus ojos marrones. Tiene unos labios carnosos de un tono rosa pálido que me recuerdan a algodones de azúcar y me pregunto si sus labios sabrán igual que ellos. Siempre va vestida de tonos oscuros y con ropa un par de tallas más grandes como si quisiese ocultar una barriga de embarazada.

—¿Me estás escuchando?—pregunta.

—Sí—miento.

—Paso—da media vuelta y sigue su camino dejándome atrás.

—Oye—grito—Noora—vuelvo a gritar pero me ignora—Chica inalcanzable—esta vez se da la vuelta y camina hacia mí con paso decidido y para cuando apenas quedan entre nosotros un par de centímetros.

—Como tú—aprieta su dedo índice contra mi pecho—vuelvas a llamarme así patearé tus bolas hasta conseguir que quedes estéril.

—¿Privarás al mundo de tener una mini copia de esto?—me señalo.

—El mundo me lo agradecerá.

—Las chicas de la universidad te matarían.

—Valdrá la pena morir por esto—dice y toma su camino de nuevo.

—Si me dejas llevarte a casa dejaré de llamarte así.

—No quiero que me lleves a casa. Sé llegar sola.

Cuando salimos del bloque el cielo está nubloso y algunas gotas caen de él y tengo la excusa perfecta para volver a insistir.

—Va a empezar a llover así que tú decides. Mi oferta acaba en diez segundos—miro el reloj—Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos...

—Está bien—me interrumpe—Iré contigo pero solo porque está empezando a llover. Esto no significa que me caigas bien ni mucho menos.

—Lo tomaré como un cumplido.

—Preferiría que no lo hicieses.

Aunque me comporto de manera caballerosa todo el tiempo (le abro y cierro la puerta al subir, dejo que ponga la música que quiere y le pregunto si necesita que ponga la calefacción) nada le parece lo suficiente. Me contesta con simples monosílabos excepto cuando le pregunto cómo se llega a su residencia. Obviamente se donde queda la residencia Kappa suelo ser un visitante habitual allí pero pregunto para relajar el ambiente cosa que sucede por un par de minutos. Cuando llegamos a la residencia Noora baja del coche murmurando un casi insonoro gracias cuando cierra la puerta. No imagino lo que tiene que pasar por su cabeza para sentirse como lo hace así que me pongo en marcha a casa para buscar información sobre la fobia de Noora en el gran doctor Google y en algunos de mis apuntes. Supongo que entre los apuntes de casi cuatro años de carrera habrá algo útil.

Déjame leerte en braille [Libro #1 Saga Destinos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora