En una habitación lo suficientemente oscura como para que un murciélago habite ahí sin problemas, un chico revisaba todo lo que había guardado en su galería hace apenas unos meses. Tanta basura que necesitaba desechar lo más pronto posible si es que quería descargando canciones y videos que lo impulsarán en el camino.
Cerró un momento sus ojos y con sus manos frotó su cara para no dejar de realizar lo que estaba haciendo. Desgraciadamente tanto era su cansancio que se tiró de espalda a la cama y el móvil al piso. Bostezó, al final de este, soltó un pequeño grito. Volvió a frotar sus ojos para dormir cómodamente, pero el sonido de llamada en su móvil lo despertó completamente haciendo que este se molestará y cogiera el teléfono de mala forma.
—¿Quién habla? —. Preguntó completamente furioso, suficiente tenía con que su celular no soportará más archivos de los que ya tenía.
Nadie respondió del otro lado de la línea, gritó unas cuantas groserías y cortó la llamada. Volvió a cerrar sus ojos, pero para su desgracia, no pudo dormir, así que se levantó, tomó una chaqueta y subió al tejado. Una parte estaba llena de tejas y la otra era plana como para subir y tomar el sol, pero era de noche, así que solo estaría ahí para relajarse.
El cielo era hermoso, casi no había nubes y las estrellas resaltaban demasiado a comparación de otras noches. Se sentó sobre el único lugar donde podría hacerlo y miró el terrado frente suyo, donde antes había visto a un peculiar chico aparentemente triste.
Todavía no era tan tarde, esperaba con ansias poder verlo, tal vez en esa ocasión no se escondería tras la silla sobre la cual ahora está sentando.
Amaba salir al tejado, sobre todo de noche, lo único malo de aquello era el frío con congelaba huesos y ligamentos. Estar ahí fuera era una gran forma de relajarse y dejar de sentir la soledad que diariamente lamentaba, le gustaría volver a ver a su mejor amigo, pero este nunca existió. Le gustaría tener uno, ¿Por qué resultaba tan difícil conseguir compañía? Él ruega al cielo alguien externo que lo haga sentir querido. Suele intentar tener una conversación con distintas personas, pero todo queda en el término “intentar”, es muy tímido a pesar de que en casa no puede dejar de hablar, menos de moverse por todo lo ancho sin razón alguna.
Se acomodó perfectamente bien para mirar las estrellas, sonrió cuando imaginó tener una vida social como la de los demás chicos de su clase.
—Beomgyu, ¿Qué haces aquí? —. Gritó su madre desde la entrada al tejado, era una puerta transparente al fondo del pasillo de las escaleras.
El mencionado se levantó rápidamente de su asiento y volvió a entrar a casa frotando sus manos entre si para entrar un poco en calor.
—Sonríe —. Dijo Hueningkai estirando las comisuras labiales de Taehyun para que simulará una sonrisa.
La cara de molestia en Kang hizo que el intento de sonrisa quedará hecho ruinas.
—Mejor vamos al instituto —. Farfulló Taehyun con las manos de Kai sosteniendo aquella parte de su rostro.
El castaño no tuvo otra opción más que soltar a Taehyun. Caminaron al instituto con un amargo humor, no hablaron, nada de nada hasta llegar a la tienda que está frente al plantel.
Taehyun –en pocas palabras– huyó de casa antes que sus mayores lo hicieran sentir como una basura. Aún tenía grabados en su cabeza los gritos de su padre para que se doblegará ante los que habitaban en su actual vivienda, todo con la cruel amenaza de terminar como su madre si es que no cumplía. Al rubio le molestó notoriamente aquel comentario, estuvo a punto de irse, pero un último recordatorio fue el que hizo que terminará en el baño del apartamento con una gran tristeza dañando su felicidad.
Entraron al local, era casi como una cafetería, pero con más variedad. HueningKai se adelantó al mostrador y ordenó su alimento para comer a escondidas en el salón. Taehyun esperó afuera con los auriculares puestos.
Después de unos momentos, llegó Kai con una bolsa de papel en las manos, la guardó en su mochila y caminaron para acercarse a la entrada del instituto.—Compré algunas galletas de más para que comas conmigo, espero que te gusten las chocochips —. El rubio, sin entender que dijo su amigo, asintió. Kai sonrió por tal hecho sin notar que Taehyun no había entendido mucho.
El timbre sonó, pero este par espero algunos segundos para poder entrar y evitar la aglomeración que se producía en un rango de cinco minutos.
—¿Entramos? —. Preguntó Kai con una mirada tierna e inocente a Taehyun que estaba retirando sus auriculares.
—La verdad no quisiera —levantó sus labios en forma de mohín —. ¿Es necesario?
Jadeó sus últimas palabras y HueningKai asintió antes de que alguien apresurado impactará contra Taehyun. Este, molesto, volteó para ver de quién se trataba. Era un chico que cargaba libros en sus brazos, a pesar de llevar una mochila en sus hombros. Hicieron contacto visual por algunos segundos, Taehyun parecía querer a matar a ese chico con la mirada.
—Lo siento —. Tropezó sin querer aquella persona a la que HueningKai le hacía señas para huir lejos y no volver, pero este se quedó analizando más el rostro furioso del chico rubio.
—Bah, es mejor que salgas corriendo si no quieres quedarte sin brazos —amenazó.
—¿Está bien? —el desconocido encogió sus hombros —. Espero tengas un lindo día y no dejes a la gente sin brazos.
Se despidió con una sonrisa discreta, aunque muy dentro ese rostro resultaba terriblemente familiar.
Taehyun no dejó de mirarlo con el entrecejo fruncido, juró haber visto ese semblante en algún lugar, pero no podía recordarlo.
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From Your Roof | BeomHyun
FanfictionTaehyun parecía llevar una vida normal, instituto, un amigo incondicional, sonrisas, hasta que sus padres decidieron separarse. Su vida cambió desde que se mudo a un lugar que solía recordar, pero sobre todo por aquel chico que lo miraba tímidamente...