Cap. 2

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Estaba en mi estudio junto con Kain e Ichijou revisando unos papeles del consejo. Estaba aburrido, siempre era la misma rutina,  deseaba cambiarla, tener algo diferente. Camine hacia el ventanal, afuera había un buen clima, divise a Yuuki paseando junto a Rima y Ruka, estaban riendo, solté un suspiro, -“solamente es distante conmigo”-pensé agotado. De repente cerca de Yuuki paso una cabellera plateada con paso apresurado hacia el establo, se veía aburrido al igual que yo –“a lo mejor tenemos una que otra cosa en común, Kiryuu”-

-Kaname, te estoy hablando –la voz Ichijou me saco de mis pensamientos.

-perdón, ¿que decías?

-déjalo, estas muy distraído hoy, mejor mañana vemos estos documentos-dijo Kain parándose de su asiento.

-Kaname, ¿Qué pasa?-pregunto Ichijou acercándose.

-nada-mire de reojo hacia el ventanal-solamente encontré al interesante

-no entiendo-dijo alzando una ceja.

-después te cuento-dije aproximándome hacia la puerta.

Al llegar a las escaleras acelere mi paso, pero una forma u otra mi interés por el cazador era algo que nunca había sentido, era algo inexplicable. Al llegar al establo no pude divisar a Zero, pero el lugar estaba impregnado de su aroma, -“estaba seguro que se dirigía hacia aquí”-pensé decepcionado, empecé a revisar cubico por cubico de los caballos a ver si encontraba rastro del peli plata, pero nada, hasta que llegue al cubico de mi caballo, Karu. Al verme se movió algo inquieto, me acerque más para percatarme que Zero estaba durmiendo encima de la paja al lado del caballo, el cual dio un pequeño relinchó.

-tranquilo, no lo despiertes-le susurre acariciando la cabeza.

Me apoye en una columna mirando fijamente al cazador, con la facciones relajadas se veía como decirlo… ¿tierno? No sé cuánto tiempo paso cuando los parpados de Zero empezaron a moverse inquietos hasta que al fin me dejaron ver ese extraño color amatista de sus ojos, los cuales se me quedaron viendo fijamente reflejando sorpresa y vergüenza.

-¿Qué haces aquí?-pregunto sin dejar de mirarme.

-vine a ver a mi caballo y te encontré durmiendo, ¿no deberías estar trabajando?-dije acercándome a Karu.

-lo que haga no te interesa-se levantó sacudiéndose la paja de la ropa.

-si me interesa, estas en mi casa y todo lo que hagas aquí me incumbe.

-déjame tranquilo, sanguijuela-paso al lado mío chocándome con su hombro.

Lo agarre de la cintura por detrás apegándolo a mi cuerpo, intento zafarse, pero yo era más fuerte, lleve mi mano derecha hacia su cuello, dejándolo casi inmóvil.

-deberías comportarte mejor con alguien que te puede ganar fácilmente-le susurre al oído.

-nunca me vas a ganar-dijo intentando zafarse de nuevo, empecé apretar de su cuello, su olor llenaba mis fosas nasales, era embriagador y excitante, me atraía tanto que no pude evitar que mi colmillos se dejaran ver, me acerque a su cuello con toda la intención de morderlo, pero Zero al sentir el roce de mis colmillos se tensó igual que la noche anterior, ahí me di cuenta de algo muy importante. Cuando le iba decir algo la voz de mi esposa llamándome desde afuera me distrajo de mi agarre haciendo que Zero se liberara.

-bastardo-dijo antes de salir de establo a no sé dónde.

Me apoye de nuevo en la columna, no podía sacarme el aroma de Zero de la cabeza, era algo casi adictivo, si ahora estaba así por culpa de su aroma ni me imagino cuando beba de esa sangre, la cual debe ser deliciosa.

-Kaname, así que aquí estabas-dijo Yuuki entrando al establo.

-¿Qué deseas, amor?-dije aproximándome a ella.

-te venía a decir que voy salir con las chicas al pueblo-dijo dedicándome una dulce sonrisa, en el pasado esa sonrisa me dejaba aturdido, pero después nuestras vidas se hicieron tan monótonas que ya nada que hiciera me sorprendía.

-bien, anda con cuidado-le acaricie su largo cabello castaño, expire su aroma y no era tan embriagador como el de Zero, ¿Por qué me sentía atraído por la sangre de un hombre y que aparte me odia al igual que odia lo que es, y por la sangre de mi esposa solamente sentía obligación?

-bien, entonces adiós-me beso la mejilla y se dirigió hacia la puerta, solté un suspiro de frustración.

-nunca va a madurar-susurre. Era verdad mi esposa seguía creyendo que seguía siendo la dulce niña que convencía a todos con su inocencia, con la cual me enamore, pero ese amor se convirtió en costumbre y la obligación de estar juntos por el hecho estábamos casados, pero no con las leyes vampirescas, sino con las leyes de los humanos  como ella lo deseo con la excusa de que las bodas vampirescas eran nada románticas, en lo cual estoy en total desacuerdo. Esas bodas eran apasionadas e intensas, en donde dos vampiros mostraban su amor en el acto sexual donde bebían del otro, ya que después no pueden vivir el uno sin el otro y no podían de beber de otra persona, eso yo esperaba de la relación con Yuuki que uno no pudiera vivir sin el otro, pero nada de eso sucedió…

Amantes de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora