Cap. 11

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Me moví inquieto en la cama como si faltara algo, abrí los ojos con algo de pereza. Me senté automáticamente en la cama a ver que estaba solo.

-¿habrá sido un sueño?-susurre agarrándome de mis castaños cabellos-no… no lo fue-dije seguro al ver sangre en mi cuerpo y en la cama-¡Zero!-lo llame, pero no hubo respuesta.

Me vestí a máxima velocidad, salí de la cabaña para montarme en el lomo de Karu, que al igual que yo estaba solo. Karu corría todo lo que le daban sus patas, a la vez que sentía una aguda punzada en mi corazón…

-Kaname, ¿Dónde estabas?-pregunto Yuki corriendo hacia mí.

-ayer en la tarde junto con Ze… con Kiryuu, fuimos atacados por unos nivel E, escape al bosque y me refugié en una cabaña abandonada, donde sin querer me quede dormido-dije acariciando su largo cabello castaño.

-me alegro que estés bien-me beso en la mejilla, y no sé porque, pero la aleje enseguida-¿Qué pasa, Kaname?-pregunto confundida.

-na… nada solamente estoy cansado-mentí acomodando el cabello hacia atrás.

-entonces te acompaño a la habitación-dijo agarrándome del brazo.

-bi… bien, Yuki ¿sabes dónde está, Zero?

-ese cazador insolente, le pregunte dónde estabas, pero no me contesto sino me miro de una manera que me dio mucho miedo-dijo haciendo un mohín-deberías echarlo de aquí.

-sabes que no puedo-“y tampoco quiero hacerlo”-agregue mentalmente-lo mandaron de la asociación-

-pero…-

-pero nada, Yuki-dije cuando entrabamos a la mansión-Yuki no es necesario que me acompañes, quiero estar solo un momento-me quedo mirando confundida,  pero asintió un poco dolida.

Subí las escaleras a paso cansado, necesitaba un buen baño para aclarar mi mente, y sobre todo pensar que iba hacer con Zero…

Me hundí en la tina, haciendo que todos mis músculos se relajaran por el agua tibia. Desde de lo de anoche me sentía extraño como si ya no fuera el mismo como si en este momento me faltara algo, y si no tengo ese algo me fuera a morir al no tenerlo a mi lado. Salí de la tina, envolviéndome en una toalla blanca de la cintura hacia abajo, me dirigí a mi habitación donde me vestí muy relajadamente, como si el tiempo se hubiera detenido y nada avanzara. Me puse al frente del espejo de cuerpo entero mientras me ponía una camisa negra, mis ojos se abrieron como platos al ver algo que era imposible, en mi pecho al lado izquierdo a la altura de mi corazón había una marca roja con forma de rosa.

-no puede ser-murmure tocando la marca.

Amantes de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora