Cap. 18

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-adelante-dije abriendo un libro.

-¿puedo hablar contigo, Kaname?-pregunto Yuki asomando la cabeza por la puerta.

-claro, tengo algo de tiempo-dije acomodándome en mi asiento.

Se adentró en mi estudio, jugaba con sus dedos y no me miraba, se notaba a metros que estaba nerviosa, se sentó al frente mío todavía sin levantar la mirada hacia mí.

-¿Qué sucede, Yuki?-pregunte desganadamente.

-etto… etto…-levanto la mirada encontrándose con la mirada de Zero, haciendo que la expresión de Yuki se endureciera-¿podemos hablar a solas?-pregunto entre dientes.

-no, estaba hablando cosas muy importante con Kiryuu-kun, así que habla-dije con voz dura.

-entonces no hablo-dijo haciendo un mohín cruzándose de brazos.

-bien no hables y ándate, tengo muchas cosas que hacer-dije girando mi asiento.

-pero, Kaname-susurro poniendo carita de cachorrito a medio morir.

-Kuran, mejor espero afuera-dijo Zero mirando a mi esposa-si me disculpan-hizo una leve reverencia para desaparecer por la puerta.

-no entiendo, porque siempre lo apoyas o lo defiendes-dijo

-eso no tiene que ver contigo-dije frunciendo el ceño-dime a lo que has venido a hablarme, no tengo mucho tiempo.

-etto… Ichijou-san hablo conmigo sobre lo de tu descendencia-dijo con un leve sonrojo.

-¿y?-dije irritado.

-sé que eso es importante para nuestra sociedad, así que…

-espera un minuto-la interrumpí-eso ya lo hable con Asato-san y encuentro que fue muy descortés de su parte hablarte de eso… Yuki, tome una decisión y voy a esperar un año para pedirte el divorcio, pero si me desesperas voy a cambiar de opinión.

-no puedes hacer eso-dijo levantándose de golpe-si lo haces, no podrás tener descendencia y el consejo se te lanzara encima-dijo en un pobre intento de amenaza.

-Yuki, sabes mejor que nadie que nunca me ha importado lo que diga o lo que no diga el consejo y lo de la descendencia no eres la única opción-dije riéndome.

-no te creo-alzó la voz-Kaname, no puedes hablar en serio lo del divorcio-dijo haciendo puchero.

-nunca he hablado más serio en mi vida-me levante dirigiéndome a la mesa donde había algunos licores.

-¿Por qué?... ¿Por qué?-pregunto desesperada.

-porque me aburrí de esta “relación”-dije sirviéndome una copa de vino-creías que toda la vida me iba a conformar con tu actitud de niñita inocente-di un sorbo mirando fijamente a Yuki.

-si piensas así de mí, entonces ¿para qué te casaste conmigo?-dijo al borde de las lágrimas.

-porque vi en ti un salvavidas de la puta vida que estaba llevando después de la muerte de mis padres.

-¡un salvavidas!-grito indignada-eso siempre he sido en tu vida, Kaname.

-anda bajando la voz, que no eres nadie para gritarme.

-bien-secó sus lágrimas con la manga de su blusa-¿algunas vez me quisiste, Kaname?-

-pensé que te amaba, pero nunca te amé, Yuki.

-así que todos estos años de matrimonio han sido una pérdida de tiempo-susurro para sí misma-Kaname, sigue soñando que te voy a dar el divorcio-dijo golpeando mi escritorio.

-Yuki, si me desafías, tú vas hacer la única perjudicada-dije agarrándole del mentón con mis ojos inyectados de sangre-y eso lo sabes-la solté, haciendo que cayera sentada en la silla-ahora ándate, tengo cosas muy importantes que hacer-dije girando mi asiento hacia el ventanal con un libro en mano.

Yuki no dijo nada más y se retiró de mi estudio azotando la puerta. Solté un sonoro suspiro, sé que fui malo con Yuki, pero no la quiero y deseo estar con Zero, él era mi todo ahora y si tenía que lastimar a Yuki para estar con él, lo iba hacer.

-si piensas muchos, se te va fundir el cerebro-escuche en la puerta de mi estudio.

-solo pienso en nuestro futuro-extendí mi mano para se acercara, camino a paso apresurado-¿escuchaste mi conversación con Yuki?-dije agarrándole de la cintura, apoyando mi cabeza en su abdomen.

-sí… aunque era imposible no escuchar-dijo acariciando mis cabellos-fuiste algo duro con ella.

-lo sé, pero no puedo seguir con esta falsa, sobre todo ahora que el consejo quiere que tenga un heredero y sé que si estoy casado con Yuki, Asato-san la presionara para que quede embarazada… y también quiero estar contigo en cada momento-le susurre al oído.

-eres un egoísta-dijo mirándome a los ojos.

-gracias, por el cumplido.

-no era un cumplido, idiota-me empujo levemente para después darme un exquisito beso.

-sabes que eres lo único que necesito-susurre sentándolo en mi escritorio.

-lo sé… tú también eres lo único que necesito-rodeo mi cuello con sus finos y fuertes brazos.

-eres total y completamente mío-murmure antes de juntar nuestros labios… 

Amantes de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora