-Kaname, no te preocupes-dijo Takuma cuando estábamos viendo por el ventanal de mi despacho como subían las cosas de Zero al coche-todo irá bien,
-lo sé-suspire-pero no puedo evitar sentir esta ansiedad.
-te entiendo-dijo mi amigo dedicándome una cálida sonrisa
-con Zero ya decidimos el nombre que le vamos a poner a nuestro hijo-informe al vez que me sentaba en mi asiento de cuero.
-¿Cómo se llamara?-pregunto muy curioso.
-si es niño, Ichiru-dije con una sonrisa de oreja a oreja- y si es niña, Yuri.
-son nombres muy simbólicos para ustedes-comento Takuma.
-¿sabes, porque nunca mordí a Zero a pesar que tuve muchas oportunidades, Takuma?
-no, ¿Por qué, amigo?
-porque no quería dañarlo-conteste-Zero antes tenía miedo de ser mordido por eso las veces que estaba a punto de morderle se tensaba o temblaba de miedo.
-no me imagine que Kiryuu tuviera ese tipo de fobia-comento sorprendido.
-es por lo que paso con su familia y con él mismo-dije-algunas veces tiene pesadillas con ese accidente… como a la mitad de la noche se pone a hablar dormido y llama a su familia.
-Kiryuu y tú, tiene demasiado en común-dijo Takuma mirándome fijamente-antes también tenías muchas pesadillas con la muerte de tus padres.
-si me acuerdo de aquello.
-pero por suerte Kiryuu ya supero su fobia.
-no estoy seguro de aquello-dije de un tono muy pensativo.
-pero ustedes…
-es porque él sabe que no lo voy a dañar, pero si otra persona intentara morderlo esa sería otra historia-dije mirando hacia el ventanal-por eso estoy preocupado… su esencia de ahora en adelante va ser muy atrayente para los niveles más bajos e incluso para los pura sangres.
-entiendo tu punto… pero Akatsuki y Aidou van a estar protegiéndolo.
-lo sé… pero si algo le pasara a Zero o a nuestro hijo, sinceramente no sé qué haría-susurre con voz ronca haciendo que mi amigo se estremeciera de miedo.
Era verdad, si algo le pasara a Zero o a nuestro hijo, no sería responsable de mis actos…
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Amantes de Sangre
FanfictionUna vida sin ninguna emoción... Así es como vivía Kaname hasta una noche de insomnio, unos ojos amatistas lo cautivaron