Epilogo

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Aunque tenía los ojos cerrados sabía que Zero estaba descansando en mi pecho, después de una noche muy larga. Los momentos así eran de plena paz y amor.

-¡papá!-escuche junto el golpe de la puerta contra la pared-¡papá!

"Adiós paz y amor" pensé suspirando.

-Haruka, no abras la puerta así-lo regañe-se llama primero, te lo he dicho muchas veces.

-papá, es importante-dijo haciendo puchero.

-está bien-dije resignado-espérame en el pasillo.

Salió enseguida. Suspire con una enorme resignación, mis hijos no tenían freno.

-¿Qué sucede?-pregunto Zero algo dormido.

-nada-le susurre besándole la frente-voy y vuelvo, sigue durmiendo.

Me levante poniéndome los pantalones del pijama y la bata.

-ahora dime, ¿Qué sucede, Haru?-pregunte poniéndome a la altura de mi pequeño hijo.

-no encuentro a Ichi-responde algo nervioso-creo que está en los establos, pero me da miedo ir solo.

-está bien, vamos los dos a buscar a Ichi-dije levantándome y tomándole de la mano.

Caminábamos por los oscuros pasillos de la mansión que en unas 5 horas más iba a estar en todo su apogeo.

Ya han pasado 5 años desde que nacieron mis angelitos, que realmente son unos verdaderos demonios juntos, y la hija de mi primo con Takuma, Micha, con estos tres pequeños la mansión se veía envuelta de risas, gritos, desorden y mucho amor. Todos amamos a los tres y como no hacerlo si eran increíbles, y no lo decía por que fueran mis hijos. Haruka e Ichiru eran idénticos y era muy difícil distinguirlos, pero para Zero y para mí era muy fácil hacerlo. Ichiru poseía una esencia a lavanda en su sangre a diferencia de Haruka que tenía el mismo aroma de Zero, pero de manera más sutil que este. Aparte que Haruka siempre va a la izquierda de Ichiru tanto cuando caminaban como para dormir.

-Ichiru-llame al entrar en los establos que estaban completamente a oscuras.

-papá, me da miedo entrar-susurro Haru jalándome de la bata.

-Haru, eres un vampiro-dije agachándome para mirarlo a los ojos-la oscuridad es nuestra amiga y compañera, ella nos ayuda a que las demás personas no vean lo que somos.

-pero no veo nada-susurro.

-cierra los ojos-me obedeció-ahora piensa que es de día, un día muy soleado y que todo está claro-asintió-ahora abre los ojos, ¿Qué ves?-al abrirlos, sus ojos amatistas eran de un intenso color carmesí.

-veo todo muy claro-dijo asombrado.

-para nosotros en la oscuridad todo es claridad-dije dedicándole una sonrisa-ahora vamos por tu hermano.

Revisamos cubico por cubico buscándolo hasta verlo acostado al lado de Lily.

"es igualito a su padre", suspire con resignación.

-Ichiru, despierta-dije moviéndolo.

-mmm... ¿Papá?-dijo algo dormido-¿Dónde estoy?

-en los establos-conteste levantándolo-¿Qué haces aquí, Ichi?

-no podía quedarme dormido y tampoco quería despertar a Haru, por lo cual me vine para acá para estar con Lily y al parecer me quede dormido-contesto bostezando.

-ahora vamos a la mansión y directo a la cama-dije tomando a los dos de la mano.

Caminamos hacia la mansión en total oscuridad aún faltaba para que amaneciera.

-ahora a la cama-dije abriendo la puerta de su habitación.

-papá-dijo Ichiru algo nervioso-¿podemos dormir contigo y con papi?

Los dos me miraban fijamente con esos ojos amatistas idénticos a los de su padre, los cuales no podía decir que no. Le guiñe un ojo y tomamos rumbo hacia mi habitación. A la entrar, nos encontramos con Zero sentado mirando a la puerta algo intranquilo.

-no te dije que siguieras durmiendo-dije con reproche.

-sinceramente crees que voy a dormir si te vas de la nada y no siento la presencia de Ichiru-gruño mirándome enojado.

-papi-los dos demonios saltaron sobre él, salvándome de una muerta segura.

-papá, nos dijo que podíamos dormir con ustedes-dijo Haruka con una gigante sonrisa, Zero frunció el ceño.

-no me mire así-dije poniendo las manos de modo de rendición-de ti aprendieron esa mirada para convencerme de algo.

Con la resignación impregnada en el rostro, nos abrió las sabanas invitándonos a los tres de entrar. Haruka se acurruco de su lado e Ichiru de mi lado. Al instante de poner la cabeza en la almohada se quedaron profundamente dormidos. Tanto Zero como yo, nos quedamos viendo como dormían.

-nunca voy a cansarme de agradecerte por darme esta hermosa familia-susurre mirando los amatistas ojos de Zero-por darme toda esta felicidad y por no dispararme esa noche que te acorrale a lado de la chimenea.

-tuve que haberlo hecho-dijo riendo-me pude haber ahorrado mucho acoso y dolores de trasero.

-igual me amas-dije dándole un sutil beso, sin molestar el sueño de los niños.

-no lo dudes-contesto con una sonrisa de completa felicidad.

Desde el momento que burdeo y amatista chocaron, nuestras vidas empezaron de nuevo. Todo el miedo, toda tristeza de nuestro pasado, a lo mejor nunca lo vayamos a olvidar por completo ya que gracias a ello somos lo que somos, pero al lado del otro todos aquellos fantasmas son más llevaderos. Porque ahora tengo una familia por la cual tengo que seguir adelante y luchar cada día para protegerlo con todo y contra todo. A lo mejor no todo los días iban a ser los mejores, a lo mejor más de una vez peleemos, pero a pesar de ello íbamos hacer felices porque lo amamos con todo nuestro ser. Porque aunque pasaran milenios o más, siempre iba a amar a Zero, mi cazador, mi amante de sangre.

Amantes de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora